Sólo acudieron el anfitrión Berlusconi y el español Aznar
Desdeñada por los poderosos, fracasa la cumbre mundial de alimentación
AFP, DPA Y REUTERS
Roma, 13 de junio. En medio de la decepción y fuertes críticas a los países industrializados por sus políticas proteccionistas y de subsidios a sus agricultores, aunado a su indiferencia ante la hambruna mundial, terminó hoy la cumbre mundial de la alimentación sin que se hayan alcanzado resultados concretos.
El fracaso de la cumbre, que duró cuatro días y fue organizada por el Fondo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), se hizo más notable pese a que se contó con la asistencia de cerca de mil organizaciones no gubernamentales invitadas por primera vez para colaborar.
Por el contrario tales organismos, entre los que sobresalieron ambientalistas de Greenpeace y movimientos de mujeres y campesinos de América Latina, coincidieron en que la cumbre ha sido "amargamente decepcionante" y con resultados comparables a "una derrota para los hambrientos".
Líderes y ministros de Agricultura de países latinoamericanos, desde Argentina, Brasil, Uruguay, Cuba, Haití, Chile, México y hasta Canadá, entre los cuales varios de ellos celebraron una reunión al margen de la cumbre, criticaron las políticas comerciales proteccionistas y los crecientes subsidios al campo en las naciones ricas.
Fue tal el desconcimiento de esta cumbre que entre los jefes de Estado de los países desarrollados sólo asistieron el anfitrión, el primer ministro italiano, Silvio Belusconi, y el español José María Aznar, presidente en turno de la Unión Europea (UE).
Berlusconi reconoció que los que tienen mucho deberían hacer más por los que nada tienen. Estimó que el problema de la gente hambrienta del mundo es equiparable al del terrorismo, o que en realidad van de la mano, por lo que consideró que es uno de los problemas más serios que confronta la comunidad internacional.
Admitió que la ayuda que los países ricos conceden a los pobres es "insuficiente" y que debería ser del orden de 0.7 a 1 por ciento del producto interno bruto. En ese sentido, sostuvo que "ningún país debe ser excluido de la economía global".
El director de la FAO, el senegalés Jacques Diouf, afirmó: "No puedo aceptar que la cumbre no ha dado resultados, cuando se ha informado sobre los problemas y sus posibles soluciones. Comencemos ahora la carrera contra el tiempo y demostremos juntos que podemos ganarle al hambre y a la pobreza frente al escepticismo y el egoísmo", expresó al clausurar la reunión.
Ante las previsiones de una próxima hambruna en seis países africanos y el llamado de la FAO de que se requiere de 24 mil millones de dólares adicionales al año en asistencia agrícola, Estados Unidos y la UE mantuvieron silencio.
La postura de Estados Unidos ante la ONU de que apoye la investigación sobre cosechas modificadas genéticamente, como fórmula para una "revolución verde" que alimente a todo el mundo, fue denunciado como una medida "irresponsable" por las organizaciones no gubernamentales.
Trascendió que hubo una "guerra subterránea" entre delegados, que firmaron desde el inicio de la cumbre una declaración en la que se comprometen a emplear "cautelosamente" los organismos genéticamente modificados, ante el temor y críticas de organismos no gubernamentales por los efectos sobre la biodiversidad y el ambiente de los cultivos trasgénicos.