Realizan Un Día sin Música
Protestan en España contra la piratería
PRENSA LATINA
Madrid, 11 de junio. Con una serie de actos simbólicos, empresarios, cantantes, compositores y técnicos de la industria discográfica española celebraron hoy Un Día sin Música para demandar fuertes medidas contra la creciente industria pirata en ese sector.
En los últimos años la proliferación de la venta de compactos quemados ha pasado de ser una imagen un tanto pintoresca de las calles de las ciudades españolas a un fenómeno que amenaza con arruinar a las empresas grabadoras de música.
Según los datos más recientes presentados por entidades especializadas como la Sociedad General de Autores y Editores, en España la piratería afecta entre 30 y 40 por ciento de la industria.
Su crecimiento es espectacular, pues en 2001 se calcula que cubrió 30 por ciento de los 76 millones de copias que se lanzaron al mercado, lo que representó 50 por ciento más que en el año anterior.
A consecuencia de esa ofensiva la Asociación de Empresas de Distribución (ANEDI) reportó el cierre de más de 40 tiendas especializadas en la venta de discos en todo el país.
Sin embargo, el problema resulta mucho más complejo de lo que reflejan las cifras; según las autoridades, se trata de redes con un dispositivo perfectamente organizado, hasta el punto de que las versiones pirata salen al mercado al mismo tiempo, o incluso antes, que las legítimas.
Causa desempleo
Tal como se patentizó en los actos efectuados en diferentes puntos de Madrid, el problema de la piratería conduce directamente a la pérdida de puestos de trabajo en esta industria, fomenta la economía sumergida y especialmente la explotación de quienes venden los cidís en las calles, casi siempre inmigrantes indocumentados.
Estos últimos son la cara visible de un negocio por el cual sólo reciben unos pocos céntimos de euro por cada copia vendida, pero tras ellos se ocultan grupos mafiosos que obtienen ganancias millonarias.
En un comunicado, leído en el madrileño Círculo de Bellas Artes, se demandó mayor control de las autoridades municipales sobre la venta ilegal de discos, medidas más fuertes de las administraciones y el respaldo de la ciudadanía.
Sin embargo, contra esto último conspira la abismal diferencia de precios entre los discos legítimos y los piratas, pues aunque la calidad es casi idéntica, los primeros pueden costar fácilmente unos 20 euros, mientras las copias ilegales muchas veces no pasan de dos euros.
Numerosos artistas que se sumaron a la protesta emitieron un comunicado en el que reclaman el derecho a que se les respete su medio de vida y que la ley los proteja.
Sin embargo, también hay voces que insisten en que la piratería afectada sobre todo a los grandes monopolios del sector discográfico, renuentes a reducir los precios de los productos musicales.