Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 12 de junio de 2002
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Espectáculos

Su hija Malena y su nieta mayor, radicadas en Miami, estuvieron en el sepelio

Una multitud despidió ayer a la cantante cubana Elena Burke en el panteón Colón de La Habana

Era una delicia ver sus movimientos y escuchar su canto, dice Luis Angel Silva Melón

Todo lo bueno que me ha pasado en la vida se lo debo a ella, afirma Omara Portuondo

Era una tipa alegre, de las voces privilegiadas, señala el productor Modesto López

REUTERS Y JORGE CABALLERO

La Habana, 11 de junio. La destacada intérprete de la música cubana Elena Burke fue enterrada el martes en el cementerio más grande de La Habana, acompañada por una multitud que la aplaudió y le cantó al llegar a su última morada.

La legendaria Señora sentimiento, como sus admiradores bautizaron a Romana Elena Burgues, su nombre verdadero, falleció en La Habana el domingo pasado a los 74 años de un paro renal, probablemente por complicaciones del sida.

Por más de una década, los cubanos comentaron que la excepcional artista era VIH positivo, es decir, que portaba el virus que causa el sida. Sin embargo, esto nunca pudo ser confirmado por los médicos.

Burke fue objeto de culto fuera y dentro de la isla caribeña, por su amplio repertorio, musicalidad y los cálidos matices de su bien timbrada voz.

El sepelio fue retrasado para que asistieran su nieta mayor, Lena, y su hija Malena, también cantante con dotes bien heredadas, radicada con éxito en Miami.

Las altas autoridades del ministerio cubano de cultura se afanaron para que se les concediera el visado correspondiente a la brevedad, por lo cual arribaron a La Habana la mañana del lunes.

Esto contrasta con lo sucedido a la afamada Reina de la guaracha, Celia Cruz, quien, según sus declaraciones, no pudo asistir al sepelio de su madre en los años 70 "por la negativa del gobierno de la isla a permitir el retorno de los exiliados cubanos en Estados Unidos".

Burke fue inhumada en el apartado de la Sociedad Hijos de San Miguel, en el cementerio capitalino de Colón, teniendo en cuenta que recientemente había ingresado a este grupo sincrétito yorubá, bajo la protección del dios Changó.

Cantos rituales dieron paso al tema de Pablo Milanés Para vivir, estrenado por Burke y coreado en el sepelio por una multitud que incluyó a famosos como las cantantes Mocará Portando, Ola Navarro y Barniz Márquez, el guitarrista y compositor Nico Rojas y la compositora Marta Valdés, entre otros.

El sonero Luis Angel Silva Melón precisó: "La conocí hace muchos años y convivimos por meses en el Astoria, en la calle de Nuevo León, de la Condesa, en el DF; ella vino con el cuarteto de Facundo Rivero, en el año de 1953 para ser preciso. Desde que comenzó, uno descubría que no únicamente cantaba, sino que acercaba al sentimiento del compositor, el filin, como lo llamaban los cubanos. La recuerdo particularmente por la canción Ay José,burke_funeral le imprimía un sentimiento infinitamente erótico, era una delicia ver sus movimientos y escuchar su canto. Fue una de las tantas exponentes de la música cubana, que producía una sensación tremenda cuando se le escuchaba".

Agregó: "Qué lástima que el reconocimiento internacional le llegara tan tarde, porque debió ser para ella desde que comenzó en 1950, cuando estaba con Facundo Rivero. Otra cosa: ella admiraba profundamente a Toña La Negra y a Omara Portuondo".

Melón dijo que junto con Elena hacían "sesiones de bohemia, nos tomábamos unos tragos. En las mañanas nos íbamos a desayunar al Sanborns y a comer menudo en la calle de Mosqueta, donde ponían los diferentes tamaños de platos de pancita con el precio y la servían con unas tortillas del tamaño del comal; Elena disfrutaba mucho eso".

El productor musical de la disquera independiente Pentagrama, Modesto López, que en su catálogo cuenta con cuatro discos de Elena Burke (Aquí de pie, Señora sentimiento, En compañía de... y Elena Burke canta a Vicente Garrido (recién editado), mencionó: "Era una tipa a la que aprendí a querer aquí en México. Su muerte es una pena; recién estuvimos en la Feria Cuba Disco, y Oscar Chávez, Vicente Garrido y yo la quisimos ver pero ya no se pudo"

López la recuerda como "una tipa alegre, muy comelona. De las grandes voces privilegiadas que nos han regalado. Su gran mérito fue ser una de las mujeres que se integró al llamado filin, quizá fue la más importante junto con Omara Portuondo. Era accesible, te obligaba a ser amiga de ella; en las peores circunstancias estaba contenta. Pienso que así se acercó a la muerte, con alegría, haciendo lo que mejor sabía y con lo mejor que pudo dar".

Omara Portuondo, compañera de carrera de Elena en Las D'Aida, dijo: "Fue la mejor cantante de mi generación. Todo lo bueno que me ha pasado en la vida se lo debo a ella".

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