martes 11 de junio de
2002 |
Salud Corazón n Antonio Cruz López |
Todo lo viviente,
planta o animal, es un edificio unicelular o multicelular
que debe alimentarse, ya que trabaja incansablemente, y
esta necesidad debe satifacerse con agua abundante, que
entre limpia y salga acarreando residuos, todo de manera
fluida y constante. Las plantas toman el agua
absorviéndola por las raíces y excretándola por las
hojas a partir de evaporación. Los animales, y en
especial el hombre, necesita unos 20 litros de agua que
se reponen cada dos semanas, la tomamos del ambiente por
la boca (tres litros por día) y se excreta por la piel,
pulmones o riñones. El edificio celular humano está por
tanto inmerso en agua, dentro de las células, a su
alrededor y en las venas y arterias que la hacen circular
conduciendo los elementos nutricios o los desechos. Un
adulto normal de 30 años, un metro 70 centímetros de
altura, 70 kilos de peso, contiene en su cuerpo 40 litros
de agua, semejante a la del mar en sales, mismos que se
mantienen en equilibrio constante: 25 litros dentro de
las células, 12 litros entre los espacios de una y otra
célula y tan solo tres litros circulando, pero como en
el agua que circula o sangre, hay también células que
contienen en total otros dos litros, se dice siempre que
la circulación hemática contiene cinco litros de
fluido. El agua circulante o sangre regula la temperatura
del cuerpo y la mantiene estable, con ella circulan
glóbulos rojos que transportan al edificio celular
oxígeno, el combustible para que las células trabajen
en el metabolismo; también circulan glóbulos blancos,
un verdadero ejército, un efectivo policiaco que
enfrenta a partículas extrañas que entran al organismo;
circulan en las plaquetas, elementos necesarios para la
coagulación de la sangre; contiene proteínas especiales
capaces de neutralizar toxinas o anticuerpos; el
equilibrio en sales, da posibilidad al paso o no de
componentes disueltos, tan necesarios, que basta con que
disminuya el potasio y el calcio, para que los músculos,
el sistema nervioso y el corazón no funcionen
correctamente; si se permitiese que el plasma circulante
pase a los tejidos o como en el caso de ayunos extremos,
en los que las proteínas circulantes están ausentes, el
agua penetra a los espacios intercelulares y el cuerpo se
hincha y sufre de hidropesía. El corazón es una bomba aspiranteimpelente encargada de mantener activa e ininterrumpida la circulación, en el tiempo de un tercio de su latido, se contrae y exprime la sangre que contiene, es la sístole, en los otros dos tercios se relaja llenándose de sangre, es la diástole, lo hace 70 a 80 veces por minuto sin posibilidad de parar su bombeo, porque si ocurriera unos segundos, la ausencia de oxígeno al cerebro haría perder el sentido, si lo hiciera minutos, causaría daños irreversibles. En el caso de una comida abundante, después de la cual se fuma y se toma un café cargado, el corazón así excitado, puede latir de manera extra (extrasístole), inhibir brevemente sus latidos ordinarios y poner en peligro la estabilidad circulatoria y orgánica. Si más trabaja un cuerpo, más sangre necesita y mayor bombea el corazón; si una emoción sucede, se relajan las venas y puede establecerse un desmayo. En 1628 la circulación y el trabajo del corazón los descubrió Harvey y dio al mundo la razón e importancia del corazón en la vida del hombre. |