Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 11 de junio de 2002
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Cultura
Mario Lavista

Ronald Zollman

A fines de este mes, Ronald Zollman dejará de ser el director musical de la Orquesta Filarmónica de la UNAM. Durante los nueve años que ejerció la titularidad, Zollman realizó una labor excepcional al frente de esta agrupación, labor que ha incidido en forma por demás positiva en el quehacer musical de nuestro país.

Una de las primeras medidas al asumir la dirección de la OFUNAM consistió en revisar a fondo el contenido de la programación y en llevar a cabo una profunda renovación en el repertorio de la orquesta. Sobre esta base comenzó poco a poco a construir con rigor y tenacidad lo que es esencial en un conjunto de esta naturaleza: la consecución de un sonido propio y una manera o estilo particular de acercarse a la música. Sus programas, siempre variados y equilibrados, abarcaron por igual las obras de los clásicos y los románticos, los impresionistas y los neoclásicos, la música nacionalista y la de vanguardia, la conservadora y la progresista. Convivieron de manera natural Mozart y Bartok; Beethoven y Schoenberg; Schumann y Debussy; Wagner y Revueltas; Chopin y Chávez; Brahms y Stravinski; Berlioz y Mahler. Dio a conocer en México la música de compositores del siglo XX prácticamente desconocidos en nuestras salas de concierto, tal el caso de la obra de Alfred Schnittke y Boguslaw Martinu, y de partituras poco frecuentadas de Carl Nielsen, Witold Lutoslawski, Sofía Gubaidulina, György Ligeti y tantos otros. Presentó, asimismo, de manera regular y con la probidad y relevancia interpretativa que lo caracterizan, una buena cantidad de obras de autores mexicanos.

Por otra parte, Zollman llevó a cabo un espléndido programa que contempla el encargo y el estreno de partituras de compositores mexicanos, con lo cual logró crear un importante y significativo repertorio de música orquestal. Diseñó, también, un ambicioso proyecto discográfico que contiene por igual la grabación de obras de Fauré y Enríquez, Shostakovich y Moncayo, Chaikovski y Ana Lara. Una de sus grabaciones -Música Sinfónica Mexicana- reúne a seis autores vivos, algo inusitado en la vida musical de hoy en nuestro país, cuyas orquestas no graban ni por casualidad, si es que alguna vez llegan a grabar, la nueva música mexicana.

De hecho, la OFUNAM de Zollman y la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México que dirige Jorge Mester -y, hasta hace apenas un mes, Juan Trigos y la Orquesta de Cámara del INBA- son de los pocos conjuntos que programan de manera sistemática la música de hoy, incluyendo naturalmente la reciente producción mexicana. Por todo ello, resulta claro que para Ronald Zollman una orquesta no es, ni nunca ha sido, un mero museo de compositores muertos, sino la más vital y viva expresión de la sociedad contemporánea y el arte de nuestro tiempo.

En sus temporadas hubo, además, la presencia constante de excelentes directores y solistas huéspedes, cuya calidad fue siempre benéfica para la orquesta. Destaco, entre tantos otros nombres, a los pianistas Emanuel Ax, Horacio Gutiérrez, Vladimir Feldstman, Jorge Federico Osorio y Alberto Cruzprieto; al violinista y director Joseph Silverstein; al Cuarteto Latinoamericano, a la flautista Marisa Canales, a las cantantes Lourdes Ambriz y Encarnación Vázquez; al violista Atar Arad y a los directores Gabriel Chmura, Akira Endo y Zuo Huang Chen, quien será a partir de la próxima temporada el director titular de la OFUNAM, y a los mexicanos Francisco Savín, Jorge Mester, José Guadalupe Flores, Enrique Diemecke y Carlos Miguel Prieto.

El resultado de esta acertada y bien instrumentada política cultural ha sido, en verdad, espléndido para la música, es decir para los músicos y sobre todo para los que la escuchan. En términos meramente cuantitativos es magnífico, por decir lo menos, que la Sala Nezahualcóyotl, sede de la OFUNAM, tenga un promedio de mil 500 asistentes en cada concierto y, en no pocas ocasiones, esté ''hasta el tope". Están, también, los televidentes de Canal 22 que ven y oyen cada domingo los conciertos de la orquesta (muy bien conducidos, dicho sea de paso, por Isabel Olivier). Es así que la OFUNAM cuenta hoy con un público entusiasta compuesto de miles de fieles y asiduos oyentes.

En unas cuantas semanas Zollman asumirá la dirección musical de la Orquesta Sinfónica de Haifa, pero continuará dirigiendo a la OFUNAM, esperemos que no sólo como director invitado sino en calidad de director huésped principal, distinción que mucho honraría a la música.

La presencia de Ronald Zollman en la vida artística y cultural de México ha sido, sin duda alguna, enriquecedora y benéfica, y por ello le damos las gracias. Sirvan estas líneas como un mínimo reconocimiento al excelente trabajo que durante nueve años desempeñó al frente de la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México.

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