Impacto mediático en Moscú por la nota del "famoso terrorista"
El notición de que se detuvo en Chicago a "un famoso terrorista" que planeaba elaborar y hacer estallar una bomba radiológica en Estados Unidos, dado a conocer este lunes aquí por el fiscal general de ese país, John Ashcroft, causó tal impacto mediático que de plano hizo olvidar los motivos de su presencia en la capital rusa.
Es de suponer que el alto funcionario estadunidense no tenía que venir hasta acá, océano de por medio, para informar de un hecho ocurrido el pasado 8 de mayo, hace un mes y tres días.
Desde luego que no. Ashcroft llegó a Rusia para entrevistarse con su par, Vladimir Ustinov. La reunión, de algún modo protocolaria, podría ser presentada como renovado testimonio de la alianza estratégica de ambas procuradurías en el combate al terrorismo internacional.
Tema este último, sin duda, ideal para el consumo interno de Estados Unidos, cuyo gobierno sigue agobiado por debates en el Congreso, estrategias electorales, crisis en el aparato de seguridad y otros dolores de cabeza.
Ashcroft recurrió hoy al infalible método de recordar que la prioridad de George W. Bush y su equipo es abortar nuevos peligros apocalípticos, cuando el anfitrión ruso casi estropea su visita.
Ustinov, fuera del guión pactado, cometió el sacrigelio de manifestar el deseo de que Estados Unidos extradite a los prisioneros talibanes de origen ruso recluidos en la base de Guantánamo, en Cuba.
Se desconoce el número exacto de talibanes rusos, como los llama la prensa local, pero se tiene plenamente identificados a tres: Rasul Kudaiev, ex campeón juvenil de lucha libre de la república caucasiana de Kabardino-Balkaria, y dos originarios de Bashkiria, Ravil Gumarov y Shamil Jazhiyev.
Rusia, desde el pasado 11 de septiembre, quiere establecer un vínculo inequívoco entre los miembros de Al-Qaeda, la red terrorista de Osama Bin Laden, y los separatistas chechenos.
Ya sea por que Estados Unidos no comparte esta tesis rusa o por cualquier otra razón, la respuesta de Ashcroft a la solicitud de extradición se limitó a un frío "estamos considerando esa posibilidad".
Esto puso de relieve que, en la lucha contra el terrorismo internacional, parafraseando a Orwell, todos son aliados, pero uno es más aliado que los demás y decide, por sí solo, qué hacer con los prisioneros de Guantánamo.
En ese contexto, que ensombreció el encuentro de los procuradores, no podía ser más oportuno que Ashcroft revelara lo ocurrido a comienzos de mayo. JUAN PABLO DUCH, CORRESPONSAL