Herralde, el éxito desde la autonomía
Hace más de 30 años, en tiempos de la dictadura franquista, Jorge Herralde arriesgó su integridad y su patrimonio para fundar una editorial. Ahora, a la luz de los años, los riesgos dieron frutos: Anagrama, con un catálogo de más de 2 mil títulos, es ejemplo de calidad e independencia, sin que por ésta se entienda marginalidad. Tiene entre sus plumas lo que el mismo Herralde califica de maestros jóvenes de la literatura británica (Julian Barnes y Martin Amis, entre ellos), uno de los mejores escritores de la Italia actual (Antonio Tabuchi), excelentes autores latinoamericanos (Sergio Pitol, Carlos Monsiváis y Roberto Piglia) y representantes de las letras orientales (Kenzaburo Oé y Arundhati Roy). Gracias a él se conoció el nuevo periodismo, pues publicó los primeros títulos de Tom Wolfe, y las desaveniencias de Charles Bukowski, con quien debió compartir varias farras antes de que el escritor estadunidense le cediera un original. Por supuesto que un catálogo de este valor ha estado en los intereses de los grandes corporativos, pero Herralde no ha sucumbido a las ofertas. ''Si vendiera Anagrama recibiría millones de dólares. ƑQué haría con tanto dinero? Pues poner otra editorial. Por eso no la vendo, porque ya tengo una''. Herralde se considera editor tradicional, de esos de vieja cepa que tienen las antenas bien puestas para, como decía Fernando Benítez, tener el talento de saber dónde está el talento. Su apuesta descansa en tres rubros: la búsqueda de nuevos autores, la difusión de los clásicos del siglo XX y los grandes temas políticos, filosóficos y culturales de ahora. ƑQué ofrece Herralde a autores y lectores? En primer lugar, seriedad, ha dicho, pero sobre todo calidad: cada título es resultado de un análisis serio, de búsqueda dedicada en ferias de libros. Herralde, premiado como mejor editor europeo en 1999, halla sentido en su labor en tanto ofrezca una opción ante ''el oropel mediático y la predominancia de best-seller''.