Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 5 de junio de 2002
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Espectáculos

JAZZ

Antonio Malacara

Festival de Jazz de la ESM/ I

LUNES 3. El 20 Festival de Jazz de la Escuela Superior de Música da inicio con puntualidad matemática. Un imponente e inconfundible mural de Jazzamoart cubre la mayor parte del escenario (después nos enteramos que se trata de El festín de los jazzeros). Unas 80 personas ocupan aquí y allá las butacas del auditorio Angélica Morales y Francisco Téllez, coordinador del acto y director de la licenciatura en jazz, da la bienvenida.

COMO SE TRATA del vigésimo aniversario del festival, el maestro Téllez invita a todos los asistentes a un brindis. Dos meseros reparten copas de vino blanco entre el público y entre los integrantes de la Jazz Banda ESM, incluyendo a su director, el mismo Téllez, y El festín de los jazzeros cobra vida. Salud. La música da inicio y la veintena de jóvenes estudiantes que conforma la banda nos sorprende de inmediato con una muy temprana madurez artística. Por supuesto que hay resbalones de vez en cuando, pero la orquesta alcanza momentos de gran altura, matizando y distribuyendo los sonidos por todo el auditorio como verdaderos profesionales.

Primeros standards


LA MUSICA ES ligera y directa. Varias vocalistas hiperjovencitas interpretan sus primeros standards en público. En My funny Valentine, Sandra Cuevas y Leika Mochan muestran el feeling entremezclado con el nerviosismo, pero salen bastante bien libradas. Nadia Goudjil hace lo propio con un tema que no pudimos identificar y Blanca Alexander alcanzaba buenos niveles de interpretación en God bless the child cuando un solo de trompeta se desafina y le derrumba las imágenes. Al final llega Cynthya Snell, la mejor cantante de la escuela, y cierra con broche de platino iridiado a través de Lullaby of birdland.

POCO DESPUES DE las 12 aparece el primer grupo invitado, El Quinto Elemento, dirigido por Felipe Gordillo, un destacado pianista, ex alumno de esta escuela, quien elige todo un collage musical para ilustrar los diferentes rumbos por donde giró Charles Mingus, el músico homenajeado en este Festival (La Jornada 2/06/02). Así, nos entregan temas de Mike Malone (One way out) y Kenny Wheeler (Kind folk)

GIOVANNI FIGUEROA TIENE que suplir en la batería a Mario García, que nomás no aparece. Por lo mismo, y aunque el quinteto se muestra sólido, también evidencia su incomodidad, las imágenes se caen recurrentemente. Cuando van a iniciar Bounch with Bud, de Bud Powell, el baterista ausente llega corriendo, y parecería broma, pero el sonido y el ánimo del grupo se recuentran con su Quinto Elemento. El swing de Powell salta en armonía por todos lados. Le sigue una estupenda interpretación de Confirmation, de Charlie Parker, y finalizan con Xochimilco, del propio Gordillo. El músico más aplaudido durante sus improvisaciones de trompeta es Gabriel Solares.

El tercer turno, para un ensamble


EL PUBLICO ROTA constantemente, oscilando entre los 50 y los 100 asistentes en estas primeras horas de festival. El tercer turno es para un ensamble de voces. Una a una van apareciendo, primero en plan solista. Gisela Montoya está aterrada, no quiere ver a nadie, se para de perfil al público y empieza a cantar Manha do carnaval con voz temblorosa; Verónica Ituarte, su maestra, la acompaña en el piano. La segunda en aparecer es Leika Mochán, con Bernard Christian insinuando las armonías del piano y Alberto Vázquez haciendo un muy buen papel en el bajo eléctrico. Leika llega más tranquila que su predecesora, pero igual se para de perfil al público para cantar Ah, felicidade y Ain't misbehavin'.

Mal común


PARECERIA QUE ESTO de no enfrentarse al público es un mal común en la clase, porque cuando Sandra Cuevas aparece en escena, mostrándose más completa y expresiva que sus compañeras, desenredando el cable del micro y chasqueando los dedos con decisión y ritmo, vuelve a fijar la vista en Alberto y Bernard, evadiendo la complacencia y los ya nutridos aplausos del público, que para entonces triplicaba en número los asientos acupados.

CON LULLABY OF BIRDLAND y Beautiful love, Sandra Cuevas desata el feeling y la técnica (todavía tibia, pero suficiente) con que asegura un futuro bastante prometedor en esta fiesta del jazz. Al final las tres integran un ensamble junto a un cuarto compañero, Luis Osorio, para cantar Moanin', de Jon Hendricks; y se oyen bien, pero al momento del scat vuelven a caer y a evidenciar el dulce verdor de estos inicios en el ritual de la música.

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