Brotó la pasión asiática
Corea del Sur derrotó 2-0 a la sombra de Polonia
El equipo de Jerzy Engel, muy lejos del que hizo historia entre los 70 y los 80
Primera victoria de los orientales en seis participaciones en copas del mundo
Busan, 4 de junio. demostró que lo que verdaderamente le importa del Mundial, del que es anfitriona, es su propio equipo, y para el juego contra Polonia, con el que arrancó hoy su participación con triunfo de 2-0, desplegó un arsenal de novedades y una pasión no vista hasta el momento.
Finalmente las gradas se llenaron en el estadio Asian Main de Busán, con una proliferación absoluta de las camisetas rojas y aficionados que se desgañitaban para presenciar la primera actuación de lo que aquí se ha dado en publicitar como "el combate del equipo de Corea" hacia el éxito.
En las inmediaciones del estadio los aficionados se pintaban la cara con los colores del equipo nacional y poco a poco lo llenaban con cánticos desde más de una hora antes del partido.
El grito de "Oh, Corea, victoria", era el más repetido por los seguidores de los Diablos Rojos coreanos, acompañados de contable percusión.
Corea del Sur puede considerarse la justa vencedora. En ella sí se observó la buena condición física que se esperaba para los equipos de la zona, acompañada de buenos fundamentos individuales y un excelente trabajo táctico por parte de Guus Hiddink.
Además se vio favorecida por el endeble juego de los polacos. Tras varios campeonatos ausente, la selección de Jerzy Engel está muy lejos del equipo que hiciera historia a caballo entre los 70 y los 80.
Los primeros pasajes fueron de relativo dominio polaco, merced en parte a los nervios lógicos del cuadro coreano. Sin embargo, ni Jacek Krzynowek ni Emmanuel Olisadebe sacaron partido de sus primeras oportunidades.
A medida que se desarrollaba el choque llegaba en cambio la sensación de que sería Corea quien llevaría la manija del partido. Comenzó a emerger la figura de Sang Chul Yoo y un disparo suyo, en el minuto 19, fue la primera gran ocasión coreana.
En particular los coreanos llegaban con aperturas por banda claras, y como resultado de una de ellas llegó el tanto que llevó la locura a las gradas.
Fue una jugada ensayada: un toque preciso de Eul Yong Lee que el ariete Ki Hyeon Seol remató con toque preciso fuera del alcance de Jerzy Dudek, al minuto 25.
Un disparo del joven Ji Sung Park, al que respondió bien el arquero, fue el prólogo de un error del portero polaco en el segundo tanto, minuto 53.
Aunque el mérito debe ponerse de nuevo del lado de Yoo, que robó el balón a la defensa rival y conectó un buen disparo; después, Dudek lo tocó sin fuerza y permitió que se alojara en la red.
El final (con la primera victoria coreana en su sexta participación) coronó la fiesta con todos los jugadores abrazándose y dando una vuelta olímpica al estadio; ni uno solo de los aficionados dejaba las gradas durante interminables minutos de gloria, incluido al primer ministro.