Alejandro Nadal
ƑCambio de clima en la Casa Blanca?
En lo que parece un cambio de 180 grados la administración Bush acepta por primera vez que el calentamiento global está provocado por la concentración de gases de invernadero asociados a la actividad humana y que sus efectos serán desastrosos. La nueva visión se presenta en un informe difundido sigilosamente el viernes pasado por la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés.) El estudio confirma los resultados de otra investigación encargada a la Academia Nacional de Ciencias y entregada en febrero.
El gobierno estadunidense rechazó el Protocolo de Kyoto afirmando que la evidencia científica sobre el calentamiento global era insuficiente. El cambio climático podría deberse a la variabilidad natural del clima en ciclos largos. Por eso no se justifica adoptar medidas que representan un costo de miles de millones de dólares, una desventaja en el comercio internacional y el sacrificio de millones de empleos que según fuentes oficiales provocaría el menor crecimiento de la economía estadunidense.
Pero ahora la EPA admite que el cambio climático está efectivamente provocado por la actividad humana. Y sus efectos serán devastadores en la agricultura, praderas, bosques, ecosistemas de montaña, lagos, acuíferos, zonas costeras y arrecifes coralinos (el estudio completo se puede consultar en www.epa.gov/globalwarming/publications/car).
Los efectos no se van a detener en la frontera sur de Estados Unidos. Para México el cambio climático también acarrea consecuencias negativas al alterarse el patrón de lluvias, intensificarse las sequías y reducirse la superficie boscosa y la cultivable; las zonas costeras y humedales también se verán perturbadas. La contracción de las tasas de recarga de acuíferos agravará la escasez de agua. El diferendo con Estados Unidos sobre agua debe ser analizado a la luz de estos efectos y la irresponsabilidad del gobierno estadunidense en materia de cambio climático.
Para ser coherentes con la nueva conclusión de la EPA, habría que buscar reducir las emisiones de gases de invernadero. Después de todo Estados Unidos sigue siendo el principal emisor de esos gases, con 36 por ciento del total global cada año. Habría también que ratificar el Protocolo de Kyoto, que obligaría a Estados Unidos a reducir sus emisiones 7 por ciento por debajo de los niveles de 1990 para el año 2012 (meta de por sí insuficiente a decir de los climatólogos.) Y habría que imponer metas cuantitativas obligatorias a las industrias más contaminantes para el clima, en especial la energética y la automotriz.
Pero como la política estadunidense sobre emisiones estuvo dictada por conglomerados tipo Enron, el objetivo se reduce a alcanzar mayor eficiencia energética por medio de controles voluntarios y el regalo de 4 mil 500 millones de dólares de subsidios e incentivos fiscales a la industria. Desgraciadamente ese enfoque fracasó en el pasado. La contabilidad sobre eficiencia energética de las empresas más contaminantes para demostrar el éxito de los controles voluntarios es engañosa y no convence a nadie.
En realidad, el plan energético de Bush implica aumentar las emisiones de gases de invernadero de la economía estadunidense. En la década 1990-2000 disminuyó 17.4 por ciento la intensidad de las emisiones de gases de invernadero (unidades de gases invernadero por unidad del PIB). Pero como el PIB creció 39 por ciento, las emisiones totales se incrementaron 14 por ciento.
Ahora la política de Bush tiene como meta seguir reduciendo la intensidad de emisiones por unidad de producto 17.5 por ciento para el año 2012. Eso significa pasar de 183 a 151 toneladas métricas de gases invernadero por cada millón de dólares del PIB entre los años 2001 y 2012. Pero si el PIB crece 38 por ciento como se pronostica, las emisiones totales de gases de invernadero crecerán 14 por ciento en la próxima década.
El aislamiento de Estados Unidos en Johannesburgo será absoluto. El día en que la EPA difundió su estudio, la Unión Europea ratificó el Protocolo de Kyoto. Japón ya anunció que hará lo mismo. El protocolo necesita la ratificación de 55 países responsables de aproximadamente 55 por ciento de las emisiones globales de gases de invernadero. La ratificación de la Unión Europea y de Japón acercan la fecha en que el acuerdo entrará en vigor.
Mientras los signatarios del Protocolo de Kyoto aplicarán medidas para reducir efectivamente sus emisiones totales de CO2 y otros gases que atrapan la radiación infrarroja, el gobierno estadunidense seguirá aplicando su esquema de controles voluntarios. En lugar de reducirse, las emisiones de gases de invernadero de Estados Unidos se incrementarán y en 2012 serán 30 por ciento mayores a las de 1990, confirmando su posición de peor contaminador mundial.
Como se puede ver, el único lugar donde no cambia el clima es en la Casa Blanca.