Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 4 de junio de 2002
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COSAS DE FUTBOL

Josetxo Zaldúa

Con un dibujo táctico muy efectivo (un 4-4-2 elástico), gracias al generoso trabajo de Caballero, Torrado, Luna y Morales, la selección mexicana borró en el primer partido del Corea-Japón la mala impresión dejada en los juegos previos al Mundial.

El primer tiempo transcurrió entre el centro del campo y la parcela croata, cuya línea medular fue destrozada por los centrocampistas mexicanos, rayando a gran altura Torrado, Caballero y Morales, en tanto Luna se situaba en un plano más discreto.

El trabajo de ese cuarteto permitió a los defensas trabajar cómodamente, si bien se echó de menos la salida de Márquez hacia el frente. La visión de juego que caracteriza al central del Mónaco no tiene parangón en nuestro futbol. Es un futbolista llamado a grandes empresas.

El comandó la trinchera que, delante del Conejo Pérez, completaron Mercado, Vidrio y Carmona, labor la de éste magnífica. A destacar el trabajo de los laterales, que cada vez que se abrió la oportunidad se convirtieron en centrocampistas para suplir las subidas de, sobre todo, Caballero, Morales y Luna.

La labor de Torrado superó cualquier expectativa. Conocemos su capacidad para recuperar balones, pero sorprendió verlo también en la faceta de creador. Ojalá mantenga ese doble perfil. Fue el pilar del equipo, el líder.

Adelante, Blanco comenzó bien pero fue perdiendo gas a partir de la primera media hora de juego. Sin embargo, su sola presencia fue un elemento desestabilizador para los veteranos defensas croatas, que a duras penas pudieron leer los pases que entre líneas dibujó el tepiteño.

El segundo delantero, Jared Borgetti, tuvo la gran oportunidad de marcar el primer gol, y pese al fallo su trabajo fue muy efectivo, permitiendo con su juego de espaldas al marco contrario que Blanco y los centrocampistas penetraran en el área rival.

El derroche físico del Tri en la primera parte fue espectacular: la presión ejercida en la media cancha ahogó a los croatas, cuyo juego descansa en los lanzamientos desde la mitad de la cancha a sus delanteros. El cuarteto mexicano en esa zona tan vital rompió el espinazo de Croacia. Ahí comenzó a fincarse el triunfo de la selección.

El segundo tiempo comenzó con fuerte presión croata. Pero todo fue una ilusión. A partir del minuto 10 la selección mexicana retomó el mando del juego a través, sobre todo, de las órdenes que desde el banquillo giró a su tropa el Vasco Aguirre, un hombre al que puede criticarse todo menos que no sea consecuente con sus ideas futboleras.

Salvo un par de sustos en tiempo de descuento, la oncena nacional mostró en buena parte del segundo tiempo gran capacidad para el manejo de la pelota. Los rombos que ejecutaron los jugadores, paseando la bola por todo el campo de juego, mostraron que hay capacidad mental y técnica para plantar cara ante cualquier rival.

La siguiente aduana es Ecuador, que se vio chiquito ante la potente y colmilluda selección italiana, maestra de la especulación. Ganando a los ecuatorianos México estará en octavos de final.

Será el momento para soñar.

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