Cincuenta policías ya fueron dotados de ellas
Divide opiniones uso de esposas para someter a delincuentes
Reitera Marcelo Ebrard su rechazo a las preliberaciones
SUSANA GONZALEZ G.
Diversas críticas y muestras de apoyo generó el anuncio hecho el fin de semana pasado por el secretario de Seguridad Pública, Marcelo Ebrard, sobre la utilización de esposas por parte de los policías preventivos de la capital para someter a los delincuentes.
Por otro lado, al reiterar su oposición a las preliberaciones de reos, mencionó que solicitará a la ALDF que se elimine este beneficio y se instaure además la cadena perpetua.
De manera contundente y basado en documentos de la Organización de las Naciones Unidas y Amnistía Internacional, e incluso en dos recomendaciones de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, Emilio Alvarez Icaza, presidente de la CDHDF, manifiesta su oposición a la utilización de dichos instrumentos "por el temor fundado de que esta práctica propicie el aumento de violaciones de derechos humanos".
Señala que "el uso generalizado de esposas, grilletes, cadenas o camisas de fuerza no está permitido. El empleo de las esposas atenta contra los derechos humanos por dos razones: en sí mismo causa daño (dolor /sufrimiento) a la persona a la que se aplica y expone al detenido a sufrir otros tratos crueles, humillantes y degradantes, una vez que se encuentra inmovilizado".
Lo anterior está contenida en el oficio 197/P-CDHDF/2002 que el ombudsman capitalino le envió el pasado 10 de mayo a Marcelo Ebrard en respuesta a la "opinión" que dicho funcionario le pidió "acerca de la utilización de grilletes y esposas por parte de los miembros de la SSP".
Agrega Alvarez Icaza que los inculpados que han sido esposados han sufrido a menudo accidentes fatales y que la ONU manifiesta que estos instrumentos no deben aplicarse como sanciones o medios de coerción mientras que Amnistía Internacional advierte que su uso ha favorecido la tortura y otros tratos crueles e inhumanos.
Pese a estas observaciones que le fueron enviadas haca 20 días, Ebrard aseguró que 50 elementos de una de las recién creadas brigadas anticrimen, entrenados por elementos de la Policía Nacional de Francia en la utilización de esposas, iniciaron ayer actividades con estos implementos pero dijo que dicho uso se generalizará en el resto de los uniformados.
El secretario manifestó que está "totalmente" a favor de que la policía utilice las esposas y justificó dicha medida porque dijo que los delincuentes son cada vez más violentos y al ser sometidos de dicha manera, se facilita su detención y se impide su resistencia frente a la policía. Su uso, dijo Ebrard, no está prohibido por la ley como sí lo está es el uso excesivo de la fuerza.
Sin embargo, José Luis Pérez Canchola, director del Instituto de Formación Profesional de la Policía Judicial, perteneciente a la PGJDF, expresó lo contrario: "si no está en la ley, está prohibido".
Aclaró que a diferencia de otros cursos recibidos por policías extranjeros, esta vez el instituto no hará extensivo ni incluirá en sus programas de estudios la capacitación que seis judiciales recibieron por parte de los policías franceses junto con 36 elementos de la SSP donde se les enseñó a manejar las esposas.
"Es un tema bastante delicado... yo estoy en contra, pero si las autoridades convencen a la ALDF de que se debe legislar, el conflicto va a ser que se reglamente de tal manera que no haya excesos porque conozco casos de gente que se queda lisiada de un dedo o la mano por falta de circulación durante una o dos horas o porque las esposas son mal utilizadas. Hay un riesgo real que debe ser legislado y el policía debe estar muy bien capacitado para utilizarlas porque si no se pone en riesgo la salud e integridad de los detenidos".
En contraste, el procurador Bernardo Bátiz y el subprocurador de Averiguaciones Previas Centrales, Renato Sales, respaldaron las declaraciones del titular de la SSP, pero acotaron que debe haber una capacitación especial por parte de los elementos policiacos.
Sales agregó que en el nuevo manual de la Policía Judicial se plantea el uso de candados de mano para que los detenidos no se hagan daño a sí mismos o a los demás.