lunes 3 de junio de 2002 |
Maestros La excusa de los libros, autogol de Paredes n Gustavo Santin Nieto |
El anuncio del
programa nacional "Hacia un País de Lectores"
por parte de Vicente Fox Quesada, presidente
constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, provocó
seguramente una reacción de malestar en Luis Paredes
Moctezuma, primer regidor del ayuntamiento de la ciudad
de Puebla. La negativa a invertir 5 millones de pesos en
la coedición de libros de texto gratuito para alumnos
que cursan la secundaria, añeja como noticia ante un
tercer viaje al extranjero del edil de la heroica ciudad
de Zaragoza, merece una reflexión ahora que, guardadas
las proporciones, se contrapone a una medida de política
educativa y cultural adoptada por el líder, también
guardada la sana distancia entre el Ejecutivo y el
Partido Acción Nacional del grupo político con el que
se aglutina. Por la forma en la que abordó el asunto de los libros, de contradicción ante un despacho del Ejecutivo estatal y buscando culpar a su antecesor, parecería que el edil valoró la inversión de manera inadecuada porque carece tal vez de información en la materia, asunto del que podría responsabilizar a su equipo de asesores. Las reformas salinistas al artículo 3 de la Constitución y las realizadas a la Ley Federal de Educación -llamada en adelante Ley General de Educación- al mismo tiempo que legalizaron la participación del clero en la educación tras 135 años de actividad al margen de la ley, recobraron explícitamente el carácter laico de la que se proporcione en el país, incrementaron el número de grados, que a partir de esa fecha tendrían que cursar por norma los niños mexicanos, y destacaron la obligación que tiene el Estado para prestar el servicio de la llamada, a partir de ese momento, educación básica. Esas reformas adoptadas para la Ley de Educación del Estado comprometen en actividades concurrentes a las autoridades locales y a las municipales, quienes además por virtud de la Ley Orgánica Municipal y la Constitución local cobran impuestos, cuya justificación entre otras, implica la inversión de recursos para el mantenimiento de los edificios escolares y el fomento de la cultura y de la educación. Pero por si el marco normativo en materia educativa no fuera suficiente, Paredes debería considerar el aspecto político derivado de la obligatoriedad por cursar -los niños- y ofrecer el servicio -el Estado- con el carácter de gratuito establecido en la fracción IV del 3 constitucional, capitalizado años atrás por el Partido de la Revolución Democrática. Anunciada la reforma constitucional y la ampliación de la cobertura de los libros de texto gratuito para secundaria por el Consejo Nacional de Libros de Texto Gratuito, el gobierno de la ciudad de México, encabezado a la sazón por Cuahutemoc Cárdenas, distribuyó libros de texto gratuitos entre alumnos de las escuelas secundarias del Distrito Federal de manera anticipada al programa federal. La acción de Cárdenas generó una gran polémica, porque sí bien se cuestionó la acción destacando el beneficio político para el aún no precandidato a la presidencia de la República, aceleró la inversión del gobierno federal en un rubro hasta ese año no atendido. Con la excusa de Paredes para no invertir en los libros de texto gratuito para secundaria mete un gol en su propia portería. |