La sombra de lo desconocido, su primera
muestra individual
Acude Luis Serrano al collage para hacer tangibles
sus sueños
La obra puede gustar o no; lo importante es provocar,
dice
ANASELLA ACOSTA NIETO
Abatido por la nostalgia, Luis Manuel Serrano se sumergió
hace trece años en la creación de escenas a partir de la
descontextualización de imágenes y objetos para conjuntarlos
y darles un nuevo sentido. En un principio el collage contuvo su
ansiedad creativa, pero la necesidad de rebasar límites lo llevó
a la conformación de piezas cúbicas que otorgaron dimensión
a sus recuerdos, delirios, pesadillas, deseos, neurosis y perversiones.
Luego de tres exhibiciones en París, una en Chicago,
Nueva York y Washington, Serrano exhibe por primera vez de manera individual
en México 43 piezas bajo el título La sombra de lo desconocido,
muestra que se exhibe en la Casa de la Primera Imprenta de América
(Primo de Verdad 10, Centro Histórico).
Cineasta
de profesión, Serrano volcó el impulso creativo -frenado
en el ámbito del celuloide, por falta de recursos económicos-
hacia el universo de los objetos olvidados, inadvertidos. Así, suplió
a los actores por personajes de papel o plástico. Construyó
escenarios con recortes extraídos de periódicos y revistas,
y contó historias a partir de la composición de elementos
marinos -caracoles, conchas de mar, corales-, esqueletos de peces y serpientes,
restos de langosta, maquinaria de relojes, alambre, ojos de plástico,
muñecas, juguetes diversos y madera.
En entrevista, Serrano comenta que la creación
de sus piezas se deriva de los sueños, la lectura de poesía
y cuentos, la mitología y los recuerdos de infancia.
Pero también surgen propuestas por casualidad.
"Los materiales con los que trabajo son muy generosos. Hablan por sí
sobre sus necesidades; su textura o forma determina si quieren formar parte
de una pieza o no. Hace poco compré manitas de plástico;
al momento de trabajarlas las miré todas juntas y ello derivó
en una propuesta", explica.
Creador de lo imposible, contador de sueños delirantes,
el artista tiende a la conjugación de objetos antiguos, aquellos
que simbolizan "recuerdos, que contienen historias". Eso lo ha convertido
además en un coleccionista de chácharas. Mientras
guarda los restos de un gato petrificado, Serrano confiesa que el convivir
a diario con objetos de los cuales desconoce su procedencia llega a provocarle
cierto resquemor.
Al hablar sobre el inicio de su trabajo, cuenta que la
ausencia de una mujer, el no saber dibujar y las carencias financieras
para producir videos fueron las causas de que comenzara a recortar y construir
escenas a partir de la acumulación de elementos provenientes de
diversos contextos, que una vez conjugados cobraban nuevas significaciones.
El collage, sin embargo, fue insuficiente. Serrano
abandonó el primer plano y sus sueños se convirtieron en
la amenaza permanente de tornarse tangibles. La dimensión implicó
un nuevo lenguaje.
A imagen y semejanza de los dioses Luis Manuel se convirtió
en un creador a veces infernal; otras, amoroso o lleno de alegría.
Cajas de madera de diversos tamaños albergan sus mundos oníricos
tridimensionales en los que historias literarias, mitológicas y
personales cobraron vida a partir de una visión surrealista para
provocar afinidad, gusto o rechazo.
"La obra puede gustar o no, pero lo importante es provocar.
Este trabajo no es tortuoso ni desgarrador. Por el contrario, procuro que
sea una propuesta de frescura, que invite al espectador a participar e
involucrarse, para que aporte en su imaginación su propio sueño",
expresa.
Respecto a la combinación o híbrido de corrientes
en las propuestas actuales de los artistas, incluyendo la suya, Serrano
considera que se debe tal vez a la tendencia globalizadora; "lo importante
es encontrar un estilo propio que te permita desarrollar tu trabajo, nutrirte
de todas las influencias habidas y por haber. Muchas veces el artista es
como un tejedor de alfombras que toma de un color y de otro, de una textura
y otra, y los va entrelazando".