A los hombres de mi
vida: Paco, Paque y Migue Los
toltecas fueron un pueblo mesoamericano próspero durante
los siglos XI y XII, asentado en Tollan (hoy Tula), en
donde surge la leyenda del dios Quetzalcóatl, el cual da
sabiduría a los pobladores sobre las ciencias y las
artes.
"Quetzalcóatl, que los amaba, les dio además el
don de una planta que había robado a los dioses, sus
hermanos, quienes guardaban celosamente, porque de ella
obtenían una bebida que, pensaban, sólo les estaba
destinada a ellos. Quetzalcóatl sustrajo el pequeño
arbusto de flores rojas, prendidas a las ramas de hojas
alargadas, inclinadas hacia la tierra, a la que ofrecía
sus oscuros frutos. Plantó en los campos de Tula el
arbolito y pidió a Tláloc que lo alimentara con la
lluvia, y a Xochiquetzal que lo adornara con flores. El
arbolito dio sus frutos y Quetzalcóatl recogió las
vainas, hizo tostar el fruto, enseño a molerlo a las
mujeres que seguían los trabajos de los hombres, y a
batirlo con agua en las jícaras, obteniendo así el
chocolate, que en el principio sólo tomaban los
sacerdotes y nobles. Fue licor sagrado y lo tomaban agrio
o amargo, de donde al parecer se deriva su nombre en
maya: kahau, de kab (amargo). Más tarde se le mezcló
con miel, y a la llegada de los españoles éstos le
agregaron azúcar y leche, tomándolo caliente y
haciéndolo la bebida de lujo de la época
colonial." (Ana M. de Benítez: 1998)
En el mundo mesoamericano, los granos de cacao eran la
moneda más preciada en el intercambio de mercancías.
Con el arribo de Cristóbal Colon a Las Antillas se
descubre la bebida; posteriormente, los monjes que
viajaban con Hernán Cortés lo introducen a España
hacia 1519, así el cacao es introducido al monasterio de
Piedra de Zaragoza, en donde se dice que se fabrica por
primera vez el chocolate en Europa y se le da el status
de "bebida oficial de los reyes y de la corte
española".
En Italia es introducido en 1580 por un capitán
español, aunque también se le atribuye a Catalina de
Austria. Más tarde, con la unión matrimonial entre la
hija de Felipe IV y Luis XIV de Francia (el Rey Sol),
fueron introduciendo la costumbre de tomar chocolate en
la corte francesa.
Ana M. de Benítez dice que en Inglaterra la primera
chocolatería se funda en Oxford a mediados del siglo
XVII, negándoles a los españoles la introducción del
fruto. Y que en el siglo XVIII, Van Houten, holandés,
inventó una máquina que molía hasta pulverizar los
residuos del cacao, creando con ella la cocoa.
Para el siglo XIX el chocolate es industrializado,
presentándolo en tabletas la fábrica Fry & Sons.
"En 1875 el suizo Daniel Peter descubre un nuevo
método de condensación de leche, que otro suizo, Henry
Nestlé, en 1905, aplica al chocolate. Nació entonces el
famoso chocolate con leche".
Por sus cualidades, el chocolate ha podido ser
enriquecido con nuevos elementos: la leche, el azúcar,
la vainilla, la almendra, licores, entre otras muchas
combinaciones. De lo que no cabe la menor duda es de que
desde su descubrimiento ha sido considerado como un
manjar para el paladar, que hace reír, que hace llorar,
disfrutar, enamorarnos, comunicarnos, y hasta olvidar,
nos hace ser amables, humildes y gentiles. Un pequeño
chocolatito dice más que mil palabras...
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