Teresa del Conde
Rodolfo Hurtado en Casa Lamm
Ceremonia del cosmos se titula la exposición de 17 pinturas sobre tela y ocho sobre papel en pequeño formato, vigente hasta fines de junio, que presenta Rodolfo Hurtado en Casa Lamm. Lo primero que alabo es el tiempo y la ruta crítica que invirtió en su preparación y consecución desde hace año y medio cuando, gracias a Germaine Gómez Haro, se le brindó la oportunidad de exhibir allí.
En cierto momento Jorge Alberto Manrique y yo, cada quien por su lado, realizamos la selección de los dibujos tipo haiku que habrían de mostrarse a las organizadoras de la exposición. Cada quien realizó su selección, luego se cotejaron las coincidencias y así se logró una preselección que después tuvo más afinaciones. Lo mismo sucedió con las pinturas que fueron objeto de observación en varias ocasiones, por parte de Elin Luque, Guillermo Samperio y otras personas del equipo de Casa Lamm.
El catálogo requirió también bastante tiempo para revisiones, diseño, etcétera, y finalmente quedó un producto más que decoroso, con el material escrito, se diría que ejemplarmente distribuido en varios rubros, dos textos introductorios, bibliografía, índice de colecciones. Un producto encomiable diseñado por el cubano Onix Rubio, con asesoría de Antonio Valle y del propio Hurtado, que como artista gráfico vaya si sabe de ediciones. Para su publicación, el artista contó con varios patrocinadores, lo cual habla de su poder de convocatoria.
He visto exposiciones de Rodolfo Hurtado desde la primera que presentó con Antonio Souza. La última que observé tuvo lugar hará unos tres años en la galería de la Universidad Autónoma Metropolitana y ya entonces se advertía un viraje respecto de sus anteriores modos de hacer, que ahora se ofrece con todas sus consecuencias.
Ha ido depurando tanto sus temas como sus sistemas y ahora más bien debe situársele como pintor abstracto (nunca ha sido representativo ni mimético, pero sí tenía tendencias ''oaxaqueñistas", pues utilizaba texturas y arenas y era afecto a representar nahuales y animales míticos) sin que él se prohiba a sí mismo incluir, de manera ocasional, algunos motivos (más bien signos) representativos.
Ofrece herencias tanto del expresionismo abstracto como del colour field painting e incluye a veces rasgos escriturales o gestuales que algo tienen que ver con la filosofía zen. Pero esto que digo debe tomarse con mucha reserva porque a Hurtado no le interesa ser etiquetado de un modo u otro, ni coincidir con corriente alguna. Hay varios modus operandi en sus cuadros e incluso subversiones a lo que él mismo ha propuesto en anteriores momentos. En los brevísimos poemas pintados (como dije antes, se exhiben ocho) hay grafismos, signos, escrituras ilegibles, comportamientos de la línea. En el conjunto que observamos Manrique y yo detectamos varios cuya ejecución pudo haber tomado sólo minutos, pero ese brevísimo transcurrir resume destreza, pulso, sentido de la línea, de la mancha, del vacío, que implican décadas de continuo entrenamiento.
En realidad, toda la trayectoria de Hurtado como artista gráfico está presente en esta muestra aunque él pudiera no ser consciente del hecho, pero sus mismos procederes pictóricos, los evidentes y los ''ocultos" acusan proveniencia gráfica. Del texto que escribió Guillermo Samperio entresaco la siguiente observación:
"Es física involuntaria: reproducción de lógicas naturales dejadas a su propia determinación... Todo sucede en la superficie sin buscar un ilusorio atrás o delante, creado por medio de artificios visuales."