Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Martes 28 de mayo de 2002
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Política
Representa un cúmulo de agravios a principios como educación y alimentación, dice

La globalización carece de legalidad y será juzgada, afirma el escritor Carlos Fuentes

Ha traído desempleo mayor, servicios sociales en descenso y pérdida de soberanía, señala

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 27 de mayo. La globalización "será juzgada", dice Carlos Fuentes, quien encuentra en la contundente realidad que rige el orbe un cúmulo interminable de agravios a principios en teoría básicos, como la educación y la alimentación, sobre todo la de los millones de niños que día a día sucumben ante la falta de alimentos o de oportunidades. Por eso denuncia que la actual globalización, tal como está regida por principios neoliberales, "carece de la legalidad" que permita que la distribución de la riqueza y del bienestar sea un bien común y no coto privado de unos cuantos.

Fuentes sucumbe en su más reciente libro, En esto creo (Seix Barral), a sus principios éticos, estéticos y políticos. Es un texto en el que, a modo de diccionario personal, pormenoriza sus obsesiones más personales, desde las más puramente literarias hasta las que se refieren a la realidad más actual, esa que refleja permanentemente "signos alarmantes" de "decadencia". Que son al mismo tiempo las mismas que preocupan al intelectual mexicano desde que, en sus inicios como escritor, fijó en su mirada como una asechanza que le pertenecía, porque México, su país, también sufre, quizá como ningún otro, de las desigualdades más abrumadoras que provoca precisamente eso, la llamada globalización.

"La globalización será juzgada. Y el juicio será adverso si por globalización se entiende desempleo mayor, servicios sociales en descenso, pérdida de la soberanía, desintegración del derecho internacional, y un cinismo político gracias al cual, desaparecidas las banderas democráticas agitadas contra el comunismo durante la guerra fría por el llamado mundo libre, éste se congratula de que, en vez de totalitarismos comunistas o dictaduras castrenses, se instalen capitalismos autoritarios, eficaces, como en China, que siempre son preferibles -en la actual lógica global- a neoliberalismos fracasados que en realidad son capitalismos de compadres, como en Rusia", advirtió Fuentes, quien encuentra en esta globalización imperante dos realidades que día a día se distancian: la de los que pueden subirse al tren del bienestar de la tecnología y la especulación financiera, y los que sencillamente no pueden, como los cientos de pueblos indígenas que viven aislados y en función de su cultura y tradiciones desde hace varios siglos.

"Que esta revolución provoca desquiciamientos, dolor, injusticia, es tan cierto hoy como en el siglo XIX. Que la nueva economía no va a desaparecer al golpe de manifestaciones de descontento, también es cierto, como en el siglo XIX... Pero en las calles de Seattle, de Praga, de Génova, lo que hay es impaciencia, una impaciencia que poco a poco se convierte en la inteligencia de que la globalización no debe ser, sin más, satanizada, sino transformada en arma de beneficio público, de bienestar creciente", dijo el novelista, que ve como principal escollo de convivencia social de cara al presente siglo la avasallante llegada de migrantes de países carcomidos por la miseria y los conflictos internos.

"Desde esta nuestra América Latina, desde estas tierras feraces, bellas, dolientes, pisoteadas y acribilladas por sí mismas y por quienes codician, yo no lo sé, si su pobreza o su belleza, pedimos hoy, simplemente, globalizar no sólo el hecho, sino el derecho, elevar a derecho el comercio y la salud, la educación y el medio ambiente, el trabajo y la seguridad. Que el Norte, en su propio beneficio, sepa, en la era global, distribuir beneficios y reducir cargas. Que el Sur, en vez de reiterar una y otra vez su cuaderno de quejas, su cahier de doléances, sepa limpiar primero su propia casa, no exigirle al mundo lo que antes no nos demos nosotros mismos: la soberanía de la libertad interna, la democracia y los derechos humanos, la respetabilidad de la justicia que destierra la corrupción, la impunidad y la cultura de la ilegalidad en nuestro propio suelo", afirma en su libro el autor de Aura y La muerte de Artemio Cruz.

México, por la cultura de la legalidad

En cuanto a México, el novelista se mostró convencido de que la acción más apremiante es fomentar y desarrollar una "cultura de la legalidad" que haga de la democracia no sólo un acto festivo cada seis años, sino una forma de vida en la que se incentiven la queja, la responsabilidad y la exigencia al poder de un ejercicio pulcro de sus acciones.

Carlos Fuentes no es excesivamente optimista en cuanto al futuro inmediato de México:

"País inconcluso, México, paciente y sereno, esconde sin embargo la rabia de una esperanza demasiadas veces frustrada. Este es un país que ha esperado durante siglos, soñando, el tiempo de su historia. Su mueca y su sonrisa se han vuelto inseparables. México es tierna fortaleza, cruel compasión, amistad mortal, vida instantánea. Todos sus tiempos son uno, el pasado ahorita, y el futuro ahorita, el presente ahorita. Ni nostalgia, ni desidia, ni ilusión, ni fatalidad. Pueblo de todas las historias, México sólo reclama con fuerza, con ternura, con crueldad, con compasión, con fraternidad, con vida y con muerte, que todo suceda, de una santa vez, hoy, ya ese ya que es a la vez suspiro, exclamación, lápida y convocación: ya me vine. Ya estuvo suave. Ya se murió. Ya nos juntamos. Mi historia, ni ayer ni mañana, quiero que hoy sea mi eterno tiempo, hoy quiero el amor, el paraíso y el infierno, la vida y la muerte, hoy, ni un solo disfraz más, acéptenme como soy, inseparable nuestra herida de nuestra cicatriz, tu llanto de tu risa, mi flor de mi cuchillo. Nadie ha esperado tanto, nadie ha combatido tanto contra la fatalidad, la pasividad, la ignorancia que otros han invocado para condenarle como este pueblo de sobrevivientes, pues hace tiempo debió haber muerto de las causas naturales de la injusticia, la mentira y el desprecio que sus opresores han acumulado sobre el cuerpo llagado de México", advierte Fuentes en su En esto creo.

En cuanto a la futura concertación del presidente de México, Vicente Fox, con el otrora partido hegemónico, el PRI, Fuentes advirtió que "la política es transa pero en el buen sentido, no en el peyorativo que le damos en México, porque la transa es negociación y en política la negociación es indispensable. De esta manera, el presidente Fox va a tener que negociar con la oposición del PRD y del PRI para ver si algún día pasan sus leyes, aunque hasta ahora no han pasado. En México venimos de una tradición autoritaria, la democracia ha sido excepcional, solamente se ha dado en dos ocasiones en la historia moderna de México: con Francisco I. Madero y luego con el presidente Vicente Fox. De manera que estamos aprendiendo a caminar con muchos tropezones, pero sea cual sea el gobierno de México el gran problema que tenemos es que no hemos creado una cultura de la legalidad, que vivimos, todavía, en una cultura de la ilegalidad".

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