¿Quién ha visto a mi pequeño
niño? se presenta en el Helénico
Montaje sobre el nexo padres-hijos
CARLOS PAUL
Para que los niños conozcan y se diviertan con
lo que sus papás piensan de ellos y al mismo tiempo se estimule
a los padres a tener otro tipo de relación con sus hijos, Luis Martín
Solís pone en escena ¿Quién ha visto a mi pequeño
niño?, de la dramaturga holandesa Suzanne van Lohuizen. Una
''comedia de humor negro" que aborda la conflictiva relación padres-hijos,
de una ''manera poco convencional".
En los años 80, expresa Solís, el teatro
para niños tuvo en el norte de Europa lo que se llamó la
ruptura temática, etapa en la que las puestas en escena -sin un
objetivo pedagógico-, se abrieron a temas tabúes como sexualidad,
alcoholismo o relaciones con los padres, además de incorporar una
estructura escénica poco usual.
Esa ruptura ''la vivimos en México en los años
90". Sin embargo, señala Solís que ''todavía la manera
de resolver esos textos en escena se realiza de forma tradicional, lineal".
En obras europeas, explica, ''encontramos textos fragmentados,
lenguajes simultáneos; una teatralidad más cercana al lenguaje
de adultos, mientras que en el teatro mexicano para niños no hay
esas estructuras. Y aun cuando ya se tocan otros temas, se ponen en escena
desde un esquema convencional".
¿Quién ha visto a mi pequeño niño?
comprende ''24 microescenas que no cuentan una historia lineal, nada
que ver con los cuentos de hadas, sino que tienen un desarrollo temático
de diferentes asuntos sobre las relaciones padres-hijos".
Recurrir al humor negro
Con las actuaciones de Carlos Cobos y Arturo Reyes, la
obra, dice Solís, ''es un homenaje a Esperando a Godot; es
una especie de Beckett para niños con tintes de Ionesco, donde los
papeles masculino y femenino se representan por dos hombres. Su estructura
es contemporánea y minimalista ".
Lo atractivo, añade, ''es esa manera diferente
de la propuesta escénica, que como dice Fernando de Ita, si los
niños no tienen un pensamiento lineal, por qué se les ofrecen
obras lineales. Por lo que creo que la estructura de este montaje está
más cerca del pensamiento simultáneo y fragmentado de los
niños".
En este ''divertimento se habla, entre otros temas, de
lo que los padres piensan de los hijos y de lo que nunca expresan. De cómo
la llegada de un hijo desestabiliza la vida de una pareja y cómo
ese pequeño representa la invasión de un espacio vital. De
cómo se termina siendo esclavo de los caprichos, exigencias y necesidades
de ese tercer personaje, sin menospreciar que tener un hijo es un hecho
maravilloso.
''Los niños de nuevo a 13 años se divierten
con lo que los padres piensan de ellos y éstos pueden expresar lo
que muchas veces no se atreven a decir de manera pública respecto
de los hijos; de una persona que olvidan va a ser independiente, pues muchos
padres se clavan en lo que les gustaría que fueran sus hijos
y se les olvida que por más esfuerzos que hagan siempre habrá
en sus descendientes un carácter y una circunstancia social que
influyen en sus decisiones para hacer lo que se les antoje."
Esta obra de ''humor negro, traducida por Maja Schnellmann,
es un teatro para niños de siete años en adelante, para padres
y sobre todo para los que algún día quisieran serlo".
(Quién ha visto a mi pequeño niño?
se escenifica a las 13 horas, sábados y domingos, en el Teatro
Hélenico, en avenida Revolución 1500, San Angel.)