Egomanía
Jorge Alberto Manrique
Los retratos son siempre una toma de conciencia. El retratado
posó sobre el artista y lo atrajo con los rasgos que hay en él
y que le resultaron importantes. Esto es, la amistad o el amor (o el desamor
o la indiferencia) revelan ?fuera de la capacidad o incapacidad de cada
uno? lo que hay en la imagen y el estilo del artista. Por eso me gustan
los retratos. Siempre el artista se pone a prueba. Más cuando yo
?como es el caso? soy el modelo, que se ensaya en mí mismo. En él
se da el diálogo entre el artista y el retratado.
La cualidad del diálogo se pierde en el autorretrato,
aunque hay una especie de diálogo en sí mismo; o contra él.
El ''dialoga con su mismo corazón", como dice el poema náhuatl
del tulteca. Es imposible que el modelo se mejore y, aunque no quiera,
se da el autoelogio, ¿o no lo hace?