La escritora y docente habla de La cresta de Ilión, editada por Tusquets
Releer a Amparo Dávila permitió a Rivera Garza crear su nueva novela
Me impresionaron su exploración de mundos umbrosos y llenos de acechanzas, revela
''Quisiera ser parte de un movimiento que cause grietas en los muros del discurso establecido''
CESAR GÜEMES
Ha ido conquistándolo todo, paso a paso, con la móvil herramienta de su imaginación a la que suma una disciplina sin excepciones. Una a una sucumben las metas que se propone; uno a uno los premios a su obra: el José Rubén Romero, el Impac-Conarte-ITESM y el Sor Juana Inés de la Cruz. Con elegante firmeza vive en San Diego, California, donde imparte cátedra de historia y escribe un libro tras otro lo mismo de poesía o ensayo que de narrativa.
Luego de Nadie me verá llorar, novela que la colocó entre las autoras mexicanas más leídas, Cristina Rivera Garza regresó a sus numerosos escritos inéditos, se rencontró con la lectura de Amparo Dávila y ahora la hace aparecer como personaje en su nueva obra, La cresta de Ilión, publicada por Tusquets.
La afición por un trabajo como el de Dávila, tan entrañable y tan al margen, viene desde el inicio de su vida de lectora: ''La leí por vez primera hace muchos años y me impactaron sus cuentos. Pregunté quién la conocía y el silencio que obtuve por respuesta me dejó varias preguntas. En época reciente volví a leerla y me impactó de nuevo no sólo por los tonos y registros que emplea en su narrativa, sino por su exploración de mundos umbrosos y llenos de acechanzas. La encontré muy contemporánea. Curiosamente, las preguntas que me interesan en el presente encuentran respuestas en el trabajo que Amparo hizo hace mucho tiempo".
Invocación de ciertos fantasmas
-Aun cuando se es buen lector de alguien vivo, siempre resulta un tanto osado llevarlo a la ficción.
-No me hubiera atrevido a hacer nada con su persona y personaje si no se relacionara con mi labor de impartir clase de historia. Quise que todo aquello referido a la identidad, al entrecruce y la inestabilidad formara parte de la médula misma del texto. Al mismo tiempo se me dio el mayor interés sobre este tipo de temas y el redescubrimiento de los escritos de Amparo Dávila.
-ƑQué dice ella de todo esto? ƑHa leído la novela?
-No la conozco, nunca hemos hablado. He preferido mantener un diálogo con su obra. Además, no creo hacer un rescate de su trabajo, algo que me suena demasiado heroico, sino más bien me planteo la interrogación y hasta la invocación de ciertos fantasmas de la tradición literaria mexicana que escapó al canon de las letras oficiales.
-Si bien has recibido el reconocimiento a tu trabajo, Ƒte sientes inscrita de algún modo en esa corriente?
-Me interesa lo excéntrico. Vivir en la periferia y cruzar siempre entre dos idiomas me ha vuelto reticente a todo lo central. Me daría gusto pensar que me inscribo en un movimiento en continua diseminación, desde el cual se evade el mundo fijo y en el que están otras preguntas, grietas que se abren en los muros del discurso establecido.
-Luego de Nadie me verá llorar se esperaba de ti otro libro de inmediato, sin embargo aguardaste varios años.
-Esta novela de hoy es una especie de rescritura de manuscritos anteriores. Sin embargo, sentí que faltaba algo más en cuanto a las estrategias narrativas. Tenía y tengo preocupaciones literarias que se entrelazan con mi novela anterior y otras que son nuevas. Quise moverme, no me gusta la estabilidad. Esperé hasta rencontrarme con Amparo y con los tonos que me parecieron más adecuados para el tipo de preocupaciones que desarrollé.
Descubrir algo
-Así como la academia demanda un tiempo considerable, también lo hace la escritura. ƑEn qué momento escribes La cresta de Ilión?
-Empecé a escribir desde hace varios años y me mantuve sin publicar. Tengo una buena cantidad de manuscritos. Ahora que estoy en la academia lo que puedo hacer durante el año escolar es dedicarme a retrabajar mis manuscritos. El tiempo de creación real se da sólo en verano, que por cierto tiene la cualidad de ser fugaz.
-Es como si te escribieras a ti misma a partir de lo que hiciste hace cinco o más años.
-En algunos casos sí, en otros no tanto. Escribo y rescribo mucho, corrijo, regreso a los textos. Me resulta muy difícil vivir fuera de una novela, pues la realidad me parece brutal cuando es en bruto. En los manuscritos veo mi escritura de antes más que verme a mí misma.
Y no es la misma, en efecto, su nueva novela poco o nada tiene que ver con la anterior: ''Eso se debe a la resistencia que mantengo contra lo establecido. Por eso me demoré un poco. Igual que los lectores, en el mejor de los casos el autor quiere descubrir algo, no sólo retratar la vida o repetirla".