martes 21 de mayo de
2002 |
Salud Chilpayate, xocoyote, benjamín o bunso n Antonio Cruz López |
Chilpayate,
xocoyote, benjamín o bunso (en Filipinas), son
sinónimos vernáculos usados para designar al miembro
más pequeño de una familia y a quien ésta generalmente
prodiga el mayor y mejor de sus cuidados. Hace tiempo ya,
comentamos a ustedes que en 1956 se inició la fundación
de grupos de mujeres que pugnaron por que los recién
nacidos fueran amamantados por sus madres; estos grupos
alcanzaron fuerza internacional hasta estar presentes en
casi todos los países bajo el nombre de Liga
Internacional de la Leche, hasta conseguir con su
tenacidad involucrar a los médicos, las instituciones de
atención al recién nacido, los gobiernos y a la misma
Organización Mundial de la Salud, a partir de
voluntarias, consejeras y consultoras, todas ellas madres
inmersas en el concepto de "amigos del niño",
con la finalidad de promover la lactancia al seno materno
como alimentación primaria y básica de todo nuevo
ciudadano mundial. Resulta que en 1971, una compañía de productos lácteos inundó Filipinas con leche caduca y pobre en complementos dietéticos. Percatada la población del fenómeno, protestó ante las autoridades correspondientes, hasta que el problema se tornó público y notorio. Para enfrentarlo, constituyeron un frente multisectorial que se debería encargar de proteger la salud de los bunso, la protesta se encaminó a no utilizar suplementos de la leche y hacer a un lado los alimentos artificiales de la lactancia, no proporcionar a los recién nacidos sucedáneos de la leche de las madres, por supuesto, basada en promover que ellas ofrecieran siempre el seno materno como alimentación básica, natural e insustituible. Las estadísticas mostraban que durante 1989 en Filipinas morían 51.5 niños de cada mil que nacían antes de cumplir un año de edad; dos tercios de las muertes se debían a neumonía, diarreas y desnutrición. Por otro lado, el 87 por ciento de madres que en 1973 amamantaban a los bunso, se había reducido en 1984 al 80 por ciento y una encuesta elaborada en los hospitales demostró que sólo el 41 por ciento de las madres, en el posparto, amamantaban a sus bebés, fenómeno que se acentuaba más en las zonas urbanas. Se volvió a promover la lactancia materna en la comunidad, se dictó leyes para regular la distribución y comercialización de los productos lácteos artificiales, se difundió las inconveniencias del uso de biberón, se prolongó el dictado de las técnicas correctas para amamantar a partir de mujeres voluntarias, consejeras y de consultoras. Yo comento en este espacio, porque así siento, que no existe mejor homenaje para las madres que saberlas involucradas en la salud de sus hijos, más cuando ellas participan de manera insoslayable en la belleza, amor y salud de los más pequeños, los que con cariño llamamos chilpayates, xocoyotes, bunsos o benjamines, porque ese sólo hecho muestra a la humanidad, a todos, que las expresiones de cariño o amor para quien nos trajo al mundo nunca serán suficientes y también no basta ni será compensatorio que con un 10 de mayo, apenas un sólo día del año, se muestre lo que las madres deben ser para todos en este mundo convulso, la bendición de los dioses... ¡Gracias, madres, por iluminar el sendero de nuestras vidas desde el primer momento en que nacemos! |