Inauguran exposición en el Museo Nacional de las Culturas
El hallazgo de las momias de Puruchuco abre nuevas vetas sobre los incas, dice especialista
Los restos están contenidos en mil 286 fardos, de los que ahora se exhibe una réplica
''Su estudio permitirá rescatar al individuo, algo muy difícil en arqueología'': Cock
ANGEL VARGAS
En 1999, a las afueras de Lima, capital de Perú, un equipo de arqueólogos locales encabezado por Guillermo Cock comenzó una excavación que se convirtió en una operación de rescate arqueológico y que ahora, a poco más de un mes de hacerse públicos los resultados, no sólo abre nuevas vetas sobre el conocimiento de la cultura inca, sino que obliga a reinterpretar varias de las teorías vigentes.
Se trata del sitio de Puruchuco-Huaquerones, donde el grupo de especialistas encontró un cementerio del horizonte tardío (entre 1438 y 1532 de nuestra era) y del que, después de tres años de trabajo, logró rescatar más de 2 mil restos humanos, la mayoría momificados.
Esos restos, hallados en mil 286 fardos mortuorios (capas de tela que cubren uno o varios cuerpos y efectos personales), se encontraban en proceso de deterioro e incluso en peligro de pérdida irreversible ante los estragos provocados por un asentamiento irregular que desde hace una década se aposenta en la zona y cuyos habitantes denominan Túpac Amaru, en honor del último soberano inca, decapitado por los españoles en 1572.
Cock -quien se encuentra de visita en nuestro país y la tarde de ayer inauguró la exposición Momias incas: secretos de un imperio perdido, en el Museo Nacional de las Culturas, en la ciudad de México- explica en entrevista que el cementerio arqueológico de Puruchuco es, con sus ocho hectáreas, el segundo más grande que se ha excavado en Perú.
Los fardos rescatados y los restos que contienen representan entre 40 y 60 por ciento de los que yacen en el lugar. Los demás, explica, no pudieron ser extraídos porque están debajo de las construcciones.
''Aunque -agrega- seguramente se preservan en excelente estado luego de que no se han visto afectados por las aguas negras de la comunidad (la cual carece de alcantarillado y drenaje), como sí sucedió con los que extrajimos del subsuelo de las calles."
Culto a los ancestros
El arqueólogo, uno de los máximos especialistas en la cultura inca, enfatiza que el hallazgo y posterior rescate son de suma importancia para el conocimiento de esa civilización andina.
Se trata, asegura, de ''una muestra sociológica perfecta, porque están representados todas los clases sociales y rangos de edad. Es una muestra completa y a la vez diversa. Algunos fardos pueden ser iguales entre sí, pero no las ofrendas ni los ajuares, los cuales generalmente tenían los objetos de uso personal: ropa, adornos, joyería, herramientas y artículos que le gustaban al difunto".
La diversidad y el estado de conservación de los vestigios, según el estudioso, no sólo permitirá abundar en el conocimiento de la forma de vida de los incas, sino reconstruir historias personales.
Más allá de establecer sexo, edad y causa de muerte, apunta, se estudiará la patología durante la vida, la nutrición, las afinidades, el parentesco y la actividad que desempeñaban, entre otros rubros. Esa información se cruzará con la que proviene del contenido de los fardos. ''Así podemos rescatar al individuo, algo que en arqueología es sumamente difícil."
A partir de la muestra del cementerio de Puruchuco, asevera Cock, deberán modificarse y reinterpretarse diversas concepciones sobre los incas, entre ellas la de percibirlos ''como una superestructura que tenía contacto y mucha influencia únicamente con las aristocracias regionales".
Es una teoría que ''defendimos encarecidamente durante 30 años" y que hoy puede considerarse falsa, tras hallarse ''elementos que demuestran que la cultura inca había sido incorporada por la población. Además, en la cerámica encontrada puede verse cómo regiones diferentes compartieron características comunes, algo que antes no habíamos visto y que indica una integración, similar a lo que hoy llamaríamos nación, entre los diversos grupos étnicos mayor a la que había existido".
El arqueólogo peruano explica que la momificación era intencional entre los incas y tenía su razón de ser en el culto que rendían a los ancestros. El proceso, empero, variaba según se tratara de gobernantes o personas del pueblo. Para los primeros se seguía uno similar al utilizado por los egipcios, mientras que los segundos se hacían mediante la desecación de los cuerpos, consistente en extraerles el agua y exponerlos en arena gruesa con alto contenido de salitre.
En la exposición Momias incas: secretos de un imperio perdido pueden observarse réplicas de una de las encontradas en el cementerio, así como de uno de los fardos. Además, National Geographic, instancia que subvencionó el proyecto, dedica en su revista de mayo un artículo al tema, así como un programa especial que será transmitido el domingo 19 en su canal de televisión.