En las casas desnudas suena ya el zumbido de los ascensores
que suben y bajan
arden las lámparas
embriagadoramente
se abre paso abril a través de un follaje traslúcido
a las mujeres les estallan los abrigos de piel en el parque
más aún, los ladrones alaban por los tejados
a la anochecida
como si cual una paloma de batista cándida
como si inopinada y blanca y brilladoramente
la desaparecida detrás de las montañas y
las fórmulas
la expulsada a las estrellas denudadas
deportada sin memoria
sin pasaporte ni zapatos
se hubiese entregado a sus inexorables
extenuados cazadores
hermosa es la anochecida.