El caricaturista concluye el ciclo de su serie
La
vida en el limbo
La historieta es multimedia y se alimenta de las artes
plásticas y la literatura: Ahumada
Inaugura exposición con una selección
de 40 historias que son crónicas citadinas
ARTURO GARCIA HERNANDEZ
En el limbo los ángeles entran por la noche en
las recámaras y ponen huevos en el armario.
En el limbo las mariposas copulan con notas musicales
y del ayuntamiento nacen mujeres-libélulas.
En el limbo hay días frágiles que se rompen
como cristal si los tocas con el dedo.
En el limbo los hombres se enredan y mueren en las cabelleras
de las mujeres.
En
el limbo los astronautas, náufragos del cosmos, pasean por el espacio
de la mano de los ángeles.
En el limbo las cantinas son colectores de ángeles
caídos.
Suceden muchas cosas en el limbo. Lo sabemos desde que
Manuel Ahumada empezó a publicar en el suplemento Histerietas
de La Jornada esa crónica de la melancolía, del desamor,
del olvido, de la soledad, del escepticismo gozoso: La vida en el limbo.
Hace 14 años de eso. El ciclo de producción y exhibición
de esa historieta entra en su etapa final con una muestra que se inaugura
hoy en el Centro San Angel de la Alianza Francesa.
''Ya no va a haber más 'Vida en el limbo'. Voy
a seguir haciendo historieta pero va a ser otra cosa", dice Ahumada, quien
se muestra contento por la aceptación que tuvo La vida en el
limbo, pero reconoce que temió verse encasillado, obligado a
hacerla por el resto de sus días.
-¿Qué representa para ti desprenderte de
La
vida en el limbo?
-Me gustó mucho, pero no me voy a pasar toda la
vida haciéndola. Dejarla me fuerza a hacer otro tipo de historia,
otro tipo de dibujo, a empezar otra vez. Me siento más fresco. La
vida en el limbo ya tenía sus clichés. Lo que haga tiene
que ser nuevo.
''Todo empezó en 1988, cuando Magú
decidió hacer un suplemento de monos en La Jornada y nos
pidió historietas. Magú y el diario fueron importantes
para que naciera y se consolidara La vida en el limbo.
''El Animas, personaje de La vida en el limbo,
lo retomé de una historieta que antes había hecho, La
raza cósmica. También había salido, con algunas
diferencias, en una historieta que hice con Jaime López, El cara
de memorándum. Al principio en La vida... era un personaje
entre muchos.''
-¿Por qué el Animas no tiene rostro?
-Creo que así es más expresivo que estar
haciendo caritas y ojitos. Así tú te imaginas qué
cara tiene. Yo no sé qué cara tiene, pero sí salen
sus sentimientos, sus emociones.
Cada quien su interpretación
-¿Te asombra la cantidad de lecturas que se han
hecho sobre La vida en el limbo?
-Sí. Han dicho que quiero ser filosófico,
que es poético. Otros han dicho que soy mal poeta. Me han hecho
todo tipo de críticas. Sólo la hago y cada quien lo interpreta
como quiera. Sé lo que significa para mí cuando la hago.
Por ejemplo, de los 12 años que duró la historieta, los últimos
tres o cuatro fue un diario personal.
-¿Intencionalmente no tratabas de ser poético?
-En parte, la historieta deriva de la literatura. Tiene
esa intención narrativa como la novela o el cuento, pero también
se puede conectar con la poesía.
-¿Aceptas que La vida en el limbo es de
algún modo el traslado, vía la historieta, del mundo fantasmagórico
de Juan Rulfo a la ciudad? ¿Tienes esa influencia?
-Me gusta Rulfo, pero me gusta más y pienso más
en López Velarde. El como poeta y por parte de México. Como
narrador, me gusta Kafka. Hay quienes dicen que la historieta está
cerca de las artes plásticas. Otros dicen que cuando se usa la palabra
puede estar cerca de la literatura. Gráfica o narrativa. La historieta
es multimedia y se alimenta de los dos.
-¿Estás triste por concluir el ciclo de
La
vida en el limbo?
-Estoy contento. No va a morir, me la voy a quedar y si
algún día me la piden para hacer un libro, pues lo hago.
(La muestra La vida en el limbo reúne 40
historietas de Ahumada y se abre hoy a las 18 horas en el centro San Angel
de la Alianza Francesa, en Plaza San Luis Potosí 26, a un costado
del monumento a Alvaro Obregón.)