Nora Patricia Jara
López Obrador: desgaste innecesario
El jefe de Gobierno de la ciudad de México ha decidido quemarse en pequeños infiernos al responder políticamente a los problemas administrativos y contestar con acciones administrativas a los retos políticos. Sin un equipo que lo resguarde o asesore, Andrés Manuel López Obrador se desgasta innecesariamente cuando promete lo que no se puede cumplir y anuncia una verbena popular o populista para festejar que policías preventivos y judiciales y empleados anónimos repartieran placas y tuvieran acceso al padrón vehicular capitalino que con tanto celo se pretende organizar desde pasadas administraciones.
El programa de remplacamiento es una acción de carácter administrativo, un procedimiento, un trámite; un requerimiento burocrático que debió ser tratado como tal y no elevarlo al rango de un altercado entre medios y ciudadanos insatisfechos con la autoridad.
En contraste, en medio de la llamada "luna de miel" que supuestamente viven el Ejecutivo federal y el local, el presidente Vicente Fox reclama la falta de seguridad y reprueba la lucha criminal que se realiza en el Distrito Federal, aduciendo que lo hace con el único afán de dimensionar el problema en el ámbito nacional.
Tal vez, pero exhibió la incongruencia entre las cifras en el combate a la delincuencia en el DF y lo que exclaman sus ciudadanos y sus sectores comercial, empresarial e industrial. Y la respuesta del GDF fue un informe por escrito vía la PGJDF a la Presidencia, sin dar pie a la controversia o la réplica, pero en un tema tan importante como el de la seguridad en la urbe era necesario manifestar contundencia en lo que se necesita aclarar: si colaboran conjuntamente los cuerpos policiacos y de seguridad de la ciudad de México con los distintos niveles de gobierno y hasta dónde llega esa colaboración y corresponsabilidad.
López Obrador ya debería saber que referirse a la eficacia de la seguridad pública en esta ciudad, y en cualquier parte, es caminar por terrenos escurridizos. Para su gobierno, y para los gobiernos de izquierda en el mundo, sus crisis se explican con el resurgimiento de los partidos ultraderechistas por la falta de respuesta de las políticas antidelincuencia aplicadas por políticos de centro izquierda o moderados. Curiosamente estas tesis son las mismas que argumentan sus críticos, quienes las utilizan para desacreditar el trabajo de los gobiernos perredistas en materia de seguridad pública, olvidando que Alejandro Gertz Manero salió de la administración de Cuahutémoc Cárdenas y de Rosario Robles para incorporarse al gobierno de Fox.
A todo esto el tabasqueño tiene que sumar los enfrentamientos que le esperan en la Asamblea Legislativa, en la que se gesta ya una nueva andanada contra el proyecto del segundo piso de Periférico y Viaducto. Como siempre la bancada panista tratará con todos sus recursos hasta de azuzar a vecinos inconformes por la construcción, echar abajo la obra, o por lo menos sentar bases de sospecha en su ejecución. Y por si fuera poco, ya antes el Senado había aplazado el debate, y por tanto posible aprobación, de la reforma política en el DF, lo que provocó el enojo del jefe del gobierno capitalilno, que ahora se ocupa en recuperar cerca de 3 mil millones de pesos en adeudos del IMSS, demandando un intercambio en especie entre su gobierno y la institución en momentos en que ésta se declara con serios problemas para mantener sus servicios, advertencia que algunos relacionan más que con una falta de recursos con diferencias entre sectores que componen y aspiran a pertenecer al gabinete económico.
En fin, para López Obrador tal vez sería bueno concluir que mientras su partido discute no en las urnas sino en complejas negociaciones internas quiénes serán sus titulares en la capital, él tendrá que enfrentar solo todos los obstáculos que le impongan a su proyecto político, y que a veces en ese trayecto, como dicen los filósofos, un mal resultado puede matarnos, y un mal éxito puede deslucirnos.
