El partido del asesinado Pym Fortuyn se convirtió en la segunda fuerza del país
Giro político a la derecha en Holanda al ganar las elecciones democristianos y populistas
El socialdemócrata Ad Kelkert, señalado como posible primer ministro, anuncia su retiro
AFP, REUTERS Y DPA
Amsterdam, 15 de mayo. Holanda dio este miércoles un giro a la derecha al abrir las puertas del Parlamento a la oposición demócrata cristiana y al novísimo partido antinmigrante y antiestablishment de Pim Fortuyn, el líder populista asesinado hace nueve días, en unas elecciones legislativas que fueron calificadas como "las más extrañas" que haya vivido el país.
Luego que los votantes le dieron la espalda a la coalición gobernante socialdemócrata-liberal, el líder del Partido Socialdemócrata, Ad Melkert, señalado como un posible sucesor del primer ministro saliente, Wim Kok, anunció su retiro de la política.
Escrutados 88.7 por ciento de los votos, el demócrata cristiano CDA, en la oposición desde 1994, se convirtió en el primer partido de Holanda al obtener 43 escaños, contra 29 de la Asamblea precedente.
Ahora su líder Jan Peter Balkenende de-berá discutir con los jefes de otros partidos para intentar formar una coalición, en virtud del sistema electoral proporcional.
La ecléctica Lista Pim Fortuyn (LPF), creada hace apenas tres meses, obtuvo 26 escaños, con lo que se colocó como el se-gundo partido del país.
"Es un honor", dijo el portavoz Mat Herben, mientras el número dos de la LPF, Joao Varela, dejó entrever que les gustaría ocupar los ministerios de Salud, Integración e Interior, en caso que los democristianos los llamen a participar en el nuevo gobierno.
Los grandes perdedores fueron los principales partidos de la coalición gobernante: el Laborista de Kok obtuvo apenas 23 curules contra 45 en la anterior Asamblea, e igual número de escaños alcanzó el partido Liberal VVD, que antes tenía 38.
Holanda es gobernada desde hace ocho años por una coalición de esos dos partidos y un pequeño partido reformista, el D 66.
La votación se realizó de acuerdo con lo programado, a pesar de una campaña a fa-vor de la suspensión de los comicios tras el asesinato de Fortuyn el 6 de mayo, presuntamente a manos de un defensor de los derechos de los animales.
La muerte del controvertido político, profesor de sociología que alardeaba de su ho-mosexualidad y había calificado al Islam de retrógrado, provocó muestras de dolor sin precedentes entre muchos que le agrade-cían haber colocado en el centro del debate electoral temas como la inmigración o la seguridad, cubiertos hasta entonces por el velo de lo "políticamente correcto".
A su vez, la coalición gubernamental lle-gó a las elecciones en un clima de desencanto con los principales partidos, por el alejamiento de los políticos de preocupaciones como la delincuencia, las listas de espera en los hospitales o la falta de fondos en las escuelas.
El popular diario De Telegraaf describía esta elección como una de las "más extrañas e impredecibles que ha visto nuestro país", al estar marcada por la meteórica as-censión de un partido carente de historia, sin organización y de ideología muy poco definida, la LPF.
Los resultados obtenidos por esa organización son asombrosos si se tiene en cuenta que no existía a principios de año y fue constituida a toda prisa por su líder, que ahora está muerto, mientras otro de sus principales dirigentes es Varela, de origen africano, destacaban analistas.
Según la prensa holandesa, el partido está convulsionado en medio de luchas de poder tras el asesinato de su fundador. Su programa, a excepción del tema del cese de la inmigración, es suficientemente vago como para que los analistas políticos enfrenten el rompecabezas de cómo etiquetarlo, si de derecha populista o extrema derecha.
La derrota de la alianza gobernante en Holanda se convirtió en el último de una serie de fracasos de la socialdemocracia y la centroizquierda europea que comenzaron en Austria en 1999, siguieron en Italia el año pasado y se extendieron a Francia, Dinamarca y Portugal.
Luego que Gerhard Schroeder asumiera como canciller alemán en octubre de 1998, había jefes de gobiernos socialdemócratas en 11 de los 15 países de la Unión Europea, y sólo había gobiernos conservadores en España, Irlanda, Bélgica y Luxemburgo. En septiembre habrá elecciones tanto en Alemania como en Suecia.