Podría comprobarse que es más
perjudicial el consumo de alcohol y tabaco, dice
Propone diputado despenalización de narcóticos
La campaña de combate emprendida por EU vulnera
la soberanía de las naciones, afirma Gregorio Urías Hay
un manejo hipócrita de gobiernos y medios sobre el tema
ROBERTO GARDUÑO Y CIRO PEREZ
La despenalización de la producción y consumo
de drogas permitirá a las naciones en desarrollo terminar con la
política antinarcóticos de Estados Unidos, la cual se ha
convertido en un instrumento de espionaje, subordinación e intromisión
que vulnera la soberanía de las naciones, sostiene la propuesta
para enfrentar el flagelo del narcotráfico elaborada por el diputado
Gregorio Urías.
Especialista en el tema del narcotráfico, el legislador
señala que un proceso gradual de despenalización consistiría
en analizar científicamente los efectos de las drogas prohibidas
en comparación con las no prohibidas (tabaco, alcohol y fármacos);
demostrar que la heroína y la cocaína provocan menos daño
a la salud que el tabaco y el alcohol; emprender una consulta nacional,
en cada uno de los países involucrados, sobre la pertinencia de
la despenalización, e implantar un marco legal trasnacional y paralelo
al proceso mundial de despenalización, con objeto de que todas las
naciones se ajusten en su cumplimiento.
En un balance del combate a los estupefacientes, Urías
sostiene que la llamada guerra contra las drogas, impulsada por Estados
Unidos, ha sido "un rotundo fracaso", porque como negocio, la producción,
tráfico y venta de alcaloides es el más lucrativo del mundo,
pues genera ganancias calculadas por el mismo gobierno de Washington en
500 mil millones de dólares al año, lo que representa casi
10 por ciento del comercio mundial en el mismo periodo.
"Es ya lugar común que los diversos foros, cumbres
y grupos de contacto de carácter multinacional no caminen más
allá de la retórica represiva contra el narcotráfico.
La penalización del consumo y de todas las actividades que les rodean
ha sido impuesta por Estados Unidos, y es implementada acríticamente
por los gobiernos de los países latinoamericanos."
No obstante, plantea la propuesta de Urías, el
problema de fondo debe ubicarse en el campo de la economía, pues
en Colombia el kilogramo de cocaína se cotiza por encima de los
mil 500 dólares, y en Estados Unidos esa misma sustancia se puede
comercializar hasta en 30 mil dólares. En el caso mexicano, el narcotráfico
deja una derrama económica aproximada de 30 mil millones de dólares.
El documento advierte que en México el narcotráfico
ya es un fenómeno delictivo que ha penetrado significativamente
en las instituciones del Estado, como lo ilustran los procesos penales
contra Jesús Gutiérrez Rebollo ?quien se desempeñó
como titular del Instituto Nacional de Combate a las Drogas?, y de Mario
Villanueva Madrid, ex gobernador de Quintana Roo.
"El narcotráfico por su alta capacidad de corromper
tanto a políticos como gobiernos e instituciones, así como
por su capacidad para tejer redes de complicidad institucional, menoscaba
la transición a la democracia, el bienestar social y la seguridad
de la nación."
Problemas de la penalización
El diputado Urías, quien ha trabajado ampliamente
el tema del narcotráfico en el estado de Sinaloa, dijo que mientras
el negocio del tráfico de drogas sea ilegal, y por lo tanto reprimido,
se estará afectando directamente la relación oferta-demanda,
asegurando con ello altísimas tasas de ganancia que, junto a la
evasión fiscal, elevan los niveles de corrupción y violencia.
"Por tal motivo conviene discutir científicamente
las ventajas y desventajas de una nueva estrategia internacional para despenalizar
progresivamente algunas de las sustancias con las que actualmente se trafica,
a efecto de ir desactivando paulatinamente el gran mercado negro
de los estupefacientes".
La propuesta del legislador ubica como punto medular para
el combate a las drogas la promoción intensiva mediante los medios
de información, la cultura y la educación. Y también
sostiene que a la fecha con el nombramiento de fiscales especiales no se
aprecian resultados significativos en la lucha contra ese flagelo, y por
lo tanto "se debe emprender una coordinación multinacional donde
no prevalezca una estrategia dominante, y mediante métodos científicos
se obtengan resultados que comprueben que es más perjudicial el
consumo de alcohol y tabaco que el de la cocaína, la heroína
y la mariguana".
El contenido de la propuesta tiene las siguientes líneas
generales:
Educar en programas de salud y de investigación
sobre las reacciones que originan las diversas drogas, y la dependencia
que provocan en el ser humano, tanto en el aspecto físico como sicológico;
orientar respecto al grado de toxicidad y de adicción que generan
las sustancias derivadas de precursores naturales y su diferencia con las
de origen artificial.
Consecuentemente, al hacer las comparaciones científicas
con las drogas legales, y al realizar un debate amplio y de consulta con
la sociedad, resultará un acuerdo nacional sobre qué sustancias
son factibles de legalizar y cuáles definitivamente no.
Para ello, Urías propone revisar las experiencias
de Holanda y Bélgica, donde se legalizaron drogas consideradas en
otros países como ilegales. En caso de suscitarse un fenómeno
similar, refiere el diputado perredista, "deberán tomarse una serie
de medidas de control para evitar que la liberalización del consumo
dispare el uso de estimulantes y se agudice el problema de salud pública,
para lo cual podrían establecerse registros para regular, en algunos
casos, la adicción como enfermedad y otros para fijar los grados
de concentración de las sustancias".
A todo esto deberá acompañar la creación
de una instancia de control, en cada país, cuyas facultades se enfoquen
exclusivamente a la vigilancia de la reglamentación respectiva al
tabaco, alcohol y otras sustancias ya legalizadas.
La definición de acuerdos internacionales para
iniciar un proceso gradual de despenalización, no implicaría
la inmediata derogación de los instrumentos legales y represivos
contra el narcotráfico, sino que habría que sanearlos combatiendo
eficazmente la corrupción.
"Una parte importante del acuerdo incluiría un
ataque frontal a la corrupción de todas las instituciones públicas
y privadas (incluida la publicidad tendenciosa y subliminal que induce
el consumo de alcohol y tabaco), que de algún modo tengan injerencia
en dicha problemática.
"Uno de los primeros pasos a seguir es quitar las cargas
y distorsiones de orden político y evitar que siga siendo un estigma
el consumo de drogas, y concederle transparencia de modo tal que revele
el manejo hipócrita que gobiernos y medios han creado sobre el tema,
desmistificar la vida del narcotraficante, eliminar la apología
del delito y evolucionar sobre la visión amarillista de la nota
policiaca."