La condición humana y la locura, entre los temas de Atormentados, su nuevo libro
Bárbara Jacobs se acerca a artistas que no tienen pose ni disfraz
Poder dar forma a la angustia humana es una salida existencial, considera la escritora
''Expresarme mediante otros personajes permite que me libere aunque sea un poquito''
ANGEL VARGAS
Dos caminos se abren ante el desadaptado: el del sufrimiento o el de asumir las convenciones de su tiempo y sociedad, considera la escritora Bárbara Jacobs, quien en su más reciente libro Atormentados (Alfaguara) aborda mediante ensayos breves los vínculos entre las acciones de algunos artistas, su obra y su sique, además de adentrar al lector en un tema tan esencial como apasionante: la condición humana con sus impurezas, sus giros imprevistos y, siempre en la mira latente, la posibilidad de caer en la locura.
El volumen recopila una selección de los textos periodísticos que la ensayista y narradora (DF, 1947) publicó entre 1993 y 2001 en la sección cultural de La Jornada, en sus colaboraciones quincenales de los domingos.
Ahogarse en un vaso de agua
-ƑCómo se perfiló en usted el tema de los atormentados?
-Se gestó con el paso del tiempo, digamos, de manera involuntaria. Hace un par de años advertí que los textos publicados en el diario desde que comencé a colaborar en él, a finales de 1993, podía clasificarlos por temas; encontré cerca de una decena. Advertí que uno de los que más me atraía y estaba mejor definido era el de los personajes que sólo puedo considerar atormentados.
''Me he preguntado acerca de qué me pareció tan atractivo de estos personajes. Son tan variados en cuanto a su actividad y su papel en el mundo y, sin embargo, tienen en común el dolor, algunos a un extremo que incluso los lleva al suicidio o la locura; también que todos han buscado expresarse. Hay un bailarín, filósofos, pintores, músicos, poetas de sobra y hasta un científico. Del tema me llamó la atención el hecho de tratar de hallar lo que provoca que algunos nos clavemos en el dolor. No sé si es visible, lo que sí sé es que los problemas de la mayoría de estos personajes no necesariamente son el fin del mundo, aunque ellos así los asuman. Incluso en el prefacio me pregunté qué es el atormentado. Me tomó mucho tiempo dilucidarlo y no lo logré del todo. Sólo me quedó claro que se ahogan en un vaso de agua, que sus problemas ante los ojos de los demás no son para tanto.
''Lo interesante es que, a pesar de no haberse salvado, los atormentados a los que me refiero dejaron un recuerdo y una obra. Entonces, no basta ser atormentado para que lo hecho por uno tenga valor o sea una creación. No hay que confundirse.''
-Escribir sobre el tormento de los otros, Ƒes una forma de aminorar el suyo propio?
-Me alarma el tema y su atracción en mí. Me siento muy representada y, al dar expresión mediante otras personas de situaciones que yo pude haber vivido, me libero un poquito. Soy muy tramposa, porque utilizo a otros para hablar de mí.
''Sí, soy atormentada y busco salidas; una de ellas podría ser la escritura sobre esos personajes, cuyas vidas son generalmente una protesta a la propia existencia, el mundo, la sociedad, los valores. Todos son rebeldes.
''Hacer este libro me ha costado trabajo, porque con él podría cerrar una de las salidas a mis tormentos. Quizá no vuelva a escribir sobre atormentados. Eso sería peligroso, como dejar a alguien a la deriva o lamerse la herida propia.
''Un atormentado puede dejar de serlo, pero es muy difícil. Poder darle forma a la angustia, es una salida. En mi caso, reitero, escribir fue mi manera de darle forma, en vez de que me identificara tanto con esos personajes o que buscara imitarlos ya sea enloqueciendo, suicidándome o convirtiéndome en ermitaña. Darle forma a lo que capto quizá es una manera de salvarme."
Observador y espía
-ƑCómo es que seres con personalidades y situaciones de vida disímbolas, como Horacio Quiroga, Juan Rulfo, Cesare Pavese, Sigmund Freud o Vaslav Nijinski, sirvieron de espejo para usted?
-Es una especie de magnetismo. A veces ellos funcionan como el metal, yo como el imán, y viceversa. Me acerco a ellos según sea mi estado de ánimo o por mero azar y lo hago muchas veces mediante sus diarios personales, su correspondencia, conversaciones casuales o entrevistas. Todas estas formas me permiten acercarme a ellos en su estado natural, fuera de su ejercicio artístico, sea escribir o bailar; que no tengan ninguna pose, antifaz o disfraz.
''Soy asidua lectora de cartas y autobiografías. Procuro descubrir la verdad y considero que está más presente en estas formas casuales de escritura, que el autor no cree observadas. Un escritor es como un vigía, un observador y hasta un espía, y siempre está atento a cazar una presa. Siento que capto mejor a mi presa en un diario, en una carta o en una autobiografía que en las novelas o poemas.
''La lectura de ese tipo de textos me ha marcado a la hora de escribir, porque me he enriquecido de la vida profunda de esos personajes. Incluso muchos de los protagonistas de mis novelas o cuentos parten de ser una persona real. Se trata de un material riquísimo, vivo.''