"Aunque no nos alejamos del zapatismo, señalamos que en el DF hay violencia y paranoia"
Compañeros musicales contiene rolas más maduras, dice Panteón Rococó
La carencia, un merengueska, es el primer sencillo con el que promoverán el nuevo disco
Flavio Cianciarulo no impuso el sello de Los Fabulosos Cadillacs a la producción, asegura
JUAN JOSE OLIVARES
Compañeros musicales, así fueron nombrados los miembros de la banda Panteón Rococó cuando ofrecieron un concierto (el más memorable para ellos) en el municipio autónomo en resistencia de Polhó, Chiapas, el 17 de marzo de 2001, y así fue como llamaron a su segundo álbum, que presentaron el pasado 4 de mayo en el Circo Volador, en el que compartieron escenario con La Verbena Popular y Ganja.
La producción fue dirigida por el bajista de Los Fabulosos Cadillacs, Flavio Oscar Cianciarulo, y contiene 13 piezas de incesante ska aderezado con ritmos que van desde el merengue, el rock steady hasta el dub, todas con letras de composiciones colectivas acorde con la ideología contestataria de los panteones, menos la clásica y arrabalera Perdón, de Pedro Flores, "grabada en la chelería de Golita Campoamor y Simbad Almodóvar".
La carencia, un merengueska, es el primer sencillo a promover, aunque admiten -en voz de Luis, Darío, Gorri y Tanis- que trataron de quitarse la presión de "hacer sencillos para que a la banda le gusten", en referencia a su sonado éxito La dosis perfecta, del disco A la izquierda de la tierra, que los colocó como grupo favorito de los púber skatos.
"La dosis... se convirtió en un estigma. Muchos se preguntarán si habrá otra canción igual. Tratamos en este disco de satisfacernos como músicos, como gente que ha ido creciendo y aprendiendo en el camino, para poder realmente convencer a los chavos. Trabajamos en lo que viene, no en lo que hemos logrado."
Cuidado en la calidad y el aspecto técnico musical
Un punto importante de la producción, dicen, fue que "pretendimos hacer un disco con calidad en el que nos involucráramos también en el aspecto técnico-musical. El cidí pasado sonó rico, pero tenía bastantes deficiencias en las cuestiones musical y de sonido. En éste suplimos eso, pero definitivamente no trabajamos en una canción pegajosa. En Compañeros musicales las canciones están más trabajadas en cuanto a letra. Tratamos de hacer rolas más maduras con el entorno en que vivimos, la ciudad de México, aunque no nos alejamos del zapatismo. Ahora señalamos que en el DF tenemos carencias, también sufrimos de violencia y paranoia. Si hay otra canción como La dosis... eso lo decide el público".
Pese a tener el toque de Flavio de Cadillacs en la grabación, realizada en Monterrey, y el apoyo en la mitad de la producción por parte de la trasnacional BMG, aseguran que el argentino no impuso el sello de su banda.
"Cuando llegó nos dijo que no agregaría nada, que sólo limpiaría las canciones un poco. No creemos que nos haya impuesto el sello de Cadillacs; nuestra propuesta ya estaba hecha y él simplemente le metió mano como productor. Dio tips que a lo mejor le funcionaron con su banda y que pensó podrían resultar con nosotros; fue compartir experiencia. Nos dijo que teníamos muy claro lo que queríamos tocar y grabar."
No obstante, en algunas tonadas se escuchan los ecos de Cadillacs. Pero los panteones insisten: "No somos herederos de Los Fabulosos Cadillacs; fueron de las primeras bandas que escuchamos cuando adolescentes, y es obvio que hay influencias desde que empezamos".
Refiriéndose a la pieza Perdón, la cual ha sido interpretada por un sinfín de cantantes como Daniel Santos, Oscar Chávez, entre muchos, comentan: "Ese fue un lujo que nos dimos. Ni siquiera estaba pensada para grabarse. Una vez se propuso en un ensayo, pero sin la intención de colocarla como pieza del disco. La anécdota fue que ya terminado las percusiones, el productor preguntó si había algo más por grabar. Ya entrados en cervezas, se lo propusimos, lo analizó y comentó que éramos una banda de mucho punch, y no estaría mal darle un refresco. Al final salió como palomazo, que inclusive tiene desafinaciones que surgieron al calor de la chelas. La ambientación arrabalera de la rola salió natural".
Se les preguntó si ahora con el apoyo de un sello trasnacional (su primer disco surgió de forma autogestiva y ya vendió 45 mil copias) cambiaría su discurso.
"Obviamente pensamos en todo, pero al final no ha tenido injerencia (la disquera BMG) en la cuestión ideológica de la banda ni en las piezas. De hecho nunca se pararon en el estudio. Todo el trabajo que conllevó al disco, como el contacto con Flavio, ya estaba dado desde antes de que se concretara con BMG."
Quieren que sus cidís lleguen a más sitios del país
Le entraron con la disquera porque "ya contábamos con una lana que suplía el presupuesto que puso la compañía. Más bien pensamos en usar la infraesctructura de la trasnacional para hacer llegar discos donde antes no pudimos estar, donde la banda nos decía que no existían copias, como en Tijuana".
Apoyados en la grabación por músicos como José Cheo Romero (trombón), Flavio Cianciarulo (bajo), Federico Mc Allen (de Verbena Popular, en la batería) o Roy Galván, dicen que Panteón Rococó ha madurado, que luego de dos viajes a Europa ha aprendido muchas cosas, "pero seguimos desafinando en los conciertos". Lo bueno es que "este disco nos resultó fácil a todos, porque le perdimos el miedo a la grabación. Enfrentarte a otros públicos, aunque no sean de tu idioma, te hace madurar".
Panteón Rococó está integrado así: Luis Dr. Shenka, voz; Darío Espinosa, bajo; Gorri, guitarra; Leonel Rosales, guitarra; Paco Barajas, trombón; César García, trompeta; León Felipe, teclas y bongoes; Tanis, congas; Hiram Paniagua, batería; Missael, saxofones, y el invitado especial Yussa Farfán, en timbales.
Transforman el Circo Volador en un camposanto con tres mil skaseros
Los panteoneros ofrecen concierto sin mesura
JORGE CABALLERO
El sábado la banda más importante del circuito underground mexicano, Panteón Rococó, transformó el recién reabierto Circo Volador en un espectacular camposanto, para presentar su segundo disco original, Compañeros musicales. Con las 15 rolas y las cuatro de pilón, el grupo hizo que los tres mil seguidores que llenaron el inmueble, cual lázaros, se levantaran, caminaran y bailaran en aquel inframundo skasero.
Desde las 15 horas, el variado público hizo una enorme fila, que majestuosa serpenteaba por la explanada del ex cine Francisco Villa, preludio de un excelente concierto; la única falla fue la del equipo de seguridad, que ejerció su pequeño/pequeño/pequeño poder para maltratar a varios de los asistentes a la entrada del concierto, pues con gritos y empellones apuraban a los fanáticos después de someterlos al respectivo y fastidioso cateo. Ya dentro del foro, los skaseros tuvieron que tomar la parte de arriba del antiguo cine, pues la de abajo, destinada para contenerlos, resultó insuficiente.
La encargada de abrir las hostilidades de la tarde fue la puertorriqueña Mimi Maura y su combo de músicos argentinos, que se escucharon muy bien en los cinco temas que interpretaron; el público se mostró más receptivo que en las presentaciones de la anterior gira del grupo por nuestro país, y festejó con sonoros aplausos la pequeña muestra musical.
Le siguieron los regios de La Verbena Popular, que con sus hits radiofónicos/discotequeros influyeron en el público, provocando un tímido slam dance cuando llegaron las dedicatorias a "Los Hermanos Almada y sus películas mamonas", "a Digna Ochoa y Manuel Buendía, que ya no están con nosotros"; pero el gran momento llegó con su tema Báilamela y cuando el Cadillac Flavio Cianciarulo, los acompañó en una de sus rolas; sin embargo, en los ojitos del público se notaba que quería guardar energías para la banda estelar de la tarde/noche.
Los terceros en turno fueron los reggeaceros de Ganja, que pusieron a caderear riquísimo al respetable. El gran festejo llegó cuando se despedidieron del escenario, pues seguía el platillo principal: Panteón Rococó.
Ya en el escenario los panteoneros soltaron La carencia, dedicada a "la banda que se chinga toda la semana trabajando para destramparse los sábados", dijo Luis Dr. Shenka. Comenzó el pleno del skanking para no menguar en las dos siguientes horas de rolas de protesta del Panteón Rococó.
Después de la primera rola el vocal de la banda hizo un anuncio como para elevar el ímpetu telúrico con el que comenzó el concierto: "Todos los que están aquí van a salir en nuestro video", información gratuita, ya que el desmadre no podía alcanzar más altura, era óptimo.
Por ahí, algún anónimo comentó a los ejecutivos de BMG, coproductores del disco Compañeros musicales: "La importancia del Panteón Rococó se ve por la gran cantidad de medios que vinieron a cubrir el concierto", a lo que el aferrado periodista Chava Rock restó importancia: "Hace apenas dos años nadie los pelaba, en su aniversario cinco sólo había dos medios y una televisora alemana". Lo cierto es que tres cadenas de televisión nacionales, agencias de noticias y varios diarios y revistas cubrieron la presentación.
En el escenario el Panteón Rococó, ajeno a las cavilaciones de los reporteros y especialistas, entonaba otras dos rolas de su nuevo material: Dime y C.D.A, para en cuarto lugar tocar Asesinos, seguida de Marcos Hall, momento en que los puños en lo alto y la V de la victoria colmaron la actuación, un skanking y headbangers incesantes que traspasaban las barras. Los que permanecieron en la parte de arriba se sometieron a un auténtico baño sauna, pues la temperatura era infernal; algunos rude kids salieron del mosh pit con las playeras empapadas de sudor para exprimirlas, tomar aire y volver al desmadre.
También tocaron su nuevo tema de crítica neoliberal Globalizado, Páralo gente reacción y el sabroso La rubia y el demonio con batucada integrada, pero también interpretaron el bolerito desgarrador Perdón.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando salió su productor Cianciarulo a tocar su contrabajo en Tengo miedo y Esta noche, pero la nostalgia y el gran trabajo de la banda por el circuito under no olvidó Cúrame y La dosis perfecta, con lo que llegó el punto más alto de la tocada. El encore incluyó Seguir bailando, Eres un mal, Punk-O y cerró con Toloache pa'mi negra.
Un concierto inconmensurable, capaz de hacer que los muertos bailaran, que superó el síndrome del segundo disco (por lo regular malo en la mayoría de las bandas), acabó con las especulaciones de que el Panteón se había vuelto pendejo por madurar; por el contrario, las noticias son buenas: están mejor.