Su meta, controlar agua y petróleo del mundo, dice
Preparará EU otro golpe contra Hugo Chávez, afirma Almeyra
Destaca Villamil el papel de medios informativos en el conflicto venezolano, en foro organizado por La Jornada
GEORGINA SALDIERNA
Como parte de su estrategia para controlar el agua y el petróleo del mundo, Estados Unidos volverá a preparar un segundo golpe de Estado contra el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, estimó Guillermo Almeyra, catedrático universitario.
La iniciativa obedece también a que el gobierno chavista no ha aplicado políticas neoliberales y ha cometido el "crimen imperdonable por los grandes petroleros", de tratar de reforzar la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para mantener un precio justo del crudo, hecho que el régimen de George W. Bush considera un atentado, porque alarga la recesión.
Al participar en el panel La derrota del golpe de Estado empresarial-mediático en Venezuela, donde también estuvieron José Steinsleger, Jenaro Villamil y Hugo Zemelman, articulistas de esta casa editorial y académicos, Almeyra explicó que desde el 11 de septiembre, y aun antes, Estados Unidos está en una guerra que tiene como trasfondo su necesidad de controlar el agua y el petróleo. Por consiguiente en el "eje del mal" están Libia, Irak, Irán y Venezuela, que son naciones petroleras. Además, esta última tiene abundantes recursos hídricos junto con Brasil y Colombia.
Primer orador del foro organizado por Casa Lamm y La Jornada, puntualizó ante decenas de estudiantes que el ataque contra Hugo Chávez no se debe a los ex abruptos o a las tonterías que pueda decir, sino a un plan geoestratégico de Estados Unidos. Por eso, aunque el presidente venezolano "se vista de monje le van a preparar un nuevo golpe".
Resaltó que a Chávez no lo puede tolerar el gobierno estadunidense porque no aplica políticas neoliberales. "Lo consideran su enemigo y por tanto lo tienen que liquidar".
Frente a la intención de un segundo golpe -que será más cruento que el primero porque ahora el ejército está dividido y se enfrentarán sectores armados-, dijo que lo primero que se debe hacer es reconocer que se repetirá la iniciativa, y enseguida, organizar la fuerza popular que logró el retorno de Chávez a la presidencia.
En su oportunidad, Jenaro Villamil explicó que el golpe mediático al presidente venezolano se construyó mediante un consenso en el que participaron personajes claves como Enrique Cisneros -empresario de Venevisión, una de las cadenas televisoras más fuertes en ese país, junto a Globovisión-, quien curiosamente es compañero de pesca de George W. Bush e inversionista de Coca-Cola.
También participó la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que en los meses previos al conflicto jugó un papel fundamental en la creación de una imagen de Chávez, como un presidente que cerraba periódicos y censuraba a los medios. En ese consenso participaron comentaristas mexicanos, como José Gutiérrez Vivó, de Radio Red; los corresponsales de Televisa y Tv Azteca, y del periódico El País.
Recordó que el ex presidente de la SIP, Danilo Arvilla, se atrevió a afirmar que la libertad de prensa en Venezuela es peor que en Cuba. Curiosamente esa declaración salió en los periódicos venezolanos, lo que contrastaba con el discurso de los medios en torno a que había censura.
Villamil señaló que en el golpe de Venezuela los medios se convirtieron en actores políticos de un suceso en el que no tomaron distancia. Se volvieron en contra del mínimo rigor periodístico y profesional. En esos días La Jornada se quedó sola, pues no dio por bueno el asunto del golpe, dijo.
El planteamiento del articulista fue respaldado por los asistentes, quienes brindaron un prolongado aplauso en reconocimiento a la cobertura que hizo esta casa editorial.
Por último consideró que la lección que deja el golpe es que cuando los medios se visibilizan como parte del conflicto entran al escrutinio público. Aunque los medios electrónicos tienen una mayor capacidad de influencia que la prensa escrita, ya no son tan invulnerables. "Ya los vemos y los criticamos", puntualizó.
Hugo Zemelman dijo, por su lado, que Chávez molesta a diversas sectores de su país y de Estados Unidos porque no aplica políticas neoliberales y al contrario, ha logrado frenar el desempleo, mejorar la atención médica y reducir la mortalidad infantil. Estas medidas suponen un modelo económico incompatible con el neoliberalismo; implican la intervención del Estado y un fuerte gasto social que requiere de una estructura tributaria, que es la que no quieren los sectores adinerados, añadió.
En el contexto del neoliberalismo son inaceptables en Latinoamérica ejemplos que demuestren que otras formas de desarrollo son posibles fuera de las que impone el discurso globalizador. Los hechos de Venezuela deben analizarse en este marco, agregó.
Destacó que la democracia planteada como un caballo de Troya de las trasnacionales y los medios de comunicación, se han convertido en un vehículo ideal de la trasnacionalización del modelo neoliberal, el cual no se puede reproducir si no hay mecanismos de convencimiento y persuasión, para que la gente acepte sus carencias, se convierta en ciudadanos dóciles que creen que no hay otra alternativa de desarrollo. Pidió a los asistentes irse con la idea de que la realidad es dura, pero que no obedece a leyes celestiales o físicas.
En su oportunidad, José Steinsleger dijo que si bien es cierto lo planteado por Almeyra en torno a los medios de comunicación, también lo es que 15 millones de mexicanos siguen el Big Brother. El catedrático universitario pidió un minuto de aplausos en apoyo a los palestinos.