Viernes 26 de abril de
2002 |
CINE Llega mayo, y con él la muestra n Alfredo Naime Padua |
La Muestra
Internacional de Cine está, por fortuna, a punto de
llegar nuevamente a Puebla capital. Será su edición
XXXIX y veremos en ella 10 películas que, como siempre,
revisten un interés mayor. Iniciará el viernes 3 de
mayo y concluirá el domingo 12, teniendo como sede una
de las salas de Cinépolis Angelópolis. Esta vez serán
cuatro los films que no nos lleguen en dicho marco, en
virtud de estar ya contemplada su distribución en
corrida normal. Dichas cintas son: El beso del
escorpión, de Woody Allen; El hombre que no estuvo, de
Joel Coen; Tierra de nadie, de Denis Tanovic, y Juana la
loca, de Vicente Aranda. Por cierto que originalmente se
consideró como parte del evento un título más:
Exxxorcismos, de Jaime Humberto Hermosillo; pero tan
sólo puede exhibirse en la Cineteca Nacional debido a
estar filmada en video. Ahora bien, los siguientes son los 10 films que podremos evaluar en Puebla: Cuento de hadas para dormir cocodrilos (México), de Ignacio Ortiz Cruz; Otilia Rauda (México), de Dana Rotberg; Buen trabajo (Francia), de Claire Denis; Quiero ser famosa (BélgicaFranciaHolanda), de Dominique Deruddere; El amor en tiempos de odio (República Checa), de Jan Hrebejk; Tiempo de mentir (Francia), de Laurent Cantet; La fiebre del loco (ChileEspañaMéxico), de Andrés Wood; En pleno verano (VietnamFranciaAlemania), de Tran Anh Hung; Días perros (Austria), de Ulrich Seidl, y Bicho de siete cabezas (Brasil), de Laís Bodanzki. Ojalá que esta decena no traduzca en mera (otra) decena trágica. Por supuesto que Cuento de hadas para dormir cocodrilos y Otilia Rauda resultan obligadas, por el simple hecho de representar a México. Ambas se presentaron en la más reciente Muestra de Cine Mexicano de Guadalajara, en la que la película de Dana Rotberg fue galardonada. Por otra parte, se habla bien de Buen trabajo como una muy lograda adaptación de un texto de Herman Melville. Quiero ser famosa reviste el aliciente de que su directora, Deruddere, es precisamente quien en 1987 nos ofreció El amor es un perro infernal, su notable ópera prima. En cuanto a Tiempo de mentir, el título hace alusión a un desesperado padre de familia que finge continuos viajes de negocios para obscurecer su asfixiante status de desempleado. Y por lo que toca a El amor en tiempos de odio, llama la atención el que con ese título -no necesariamente correspondiente a su original checo, Musíme si pomáhat- se trate de una comedia en torno, sorpresivamente, a la persecución judía por el monstruo nazi. De las restantes cuatro películas, las referencias de preexhibición son las siguientes: La fiebre del loco encuentra como detonante un raro pretexto: la comercialización de un molusco ("el loco") en vías de extinción. En pleno verano desarrolla, en el Hanoi de hoy, encuentros y desencuentros amorosos entre personajes cuyos secretos van tramando cada uno de los destinos. Días perros se ubica en Viena durante la canícula, e interconecta seis historias para crear una atmósfera que se enturbia de agresión y violencia contenida. Finalmente, Bicho de siete cabezas, de la siempre interesante cinematografía brasileña, está inspirada en el hecho verídico de un padre que ingresa a su propio hijo en un manicomio al encontrarle en el bolsillo un cigarro de mariguana. Tal es el banquete que se nos acerca con la XXXIX Muestra Internacional de Cine. De ser posible habrá que verla toda, sin olvidarnos de brincar a otras salas para echarle un vistazo a Crimen Imperdonable y a Kate & Leopold. Y para cuando llegue el momento del desempance, considere -porque están a punto de estrenarse- La habitación azul (otro film nacional) y La máquina del tiempo (basada en H.G. Wells). Mucho cine, para filmófagos irredentos. |