Martes 23 de abril de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
CARPETA

La política exterior

n Sergio Cortés Sánchez

Constitucionalmente, la política exterior de México es facultad del presidente de la República: votar en contra de Cuba en la reciente reunión de la ONU en Ginebra fue una acción legal, mas no legítima para todos aquellos ciudadanos, organizaciones sociales y políticas que tenemos una opinión y posición diferente a la presidencial. La medida y el medidor para salvaguardar la vigencia de los derechos humanos es discrecional: excesivamente severa para algunos, generosamente laxa para otros. No hay, entre los gobiernos que avalaron el voto en contra de Cuba, alguno que tenga la autoridad moral para exigirle a otro que cumpla lo que él cotidiana y flagrantemente viola. Un gobierno como el de Vicente Fox, que pretende actuar a través de principios y de consensos, no puede imponer su voluntad a sus gobernados, no al menos mientras no aclare los asesinatos de 1968, los de 1971, los de Acteal, Aguas Blancas y el de centenas de perredistas, para mencionar sólo algunos.
El artículo 89 constitucional, fracción X, consigna que es prerrogativa presidencial dirigir la política exterior, y enuncia los principios que rigen esa acción: autodeterminación de los pueblos, no intervención, solución pacífica de controversias, proscripción de amenazas o uso de la fuerza en las relaciones internacionales, igualdad jurídica y cooperación internacional para el desarrollo. En el reciente voto contra Cuba, Vicente Fox violentó esos principios. Desde el triunfo de su revolución, la sociedad cubana ha sido bloqueada económicamente por los Estados Unidos; esa acción es totalmente ajena a la de cooperación para el desarrollo o a la que exige igual jurídica entre países y nunca, ni el gobierno de Fox ni los anteriores priistas, se pronunciaron en contra de los Estados Unidos; la doctrina Estrada, sustento filosófico de nuestras relaciones diplomáticas, fue vulnerada al injerir en la política interna de Cuba. Por esos hechos y con fundamento en el artículo 108 constitucional, el canciller Jorge G. Castañeda Gutman pudiera ser enjuiciado por la Cámara de Diputados y sentenciado por la de Senadores. La representación de un país ante entidades externas a la nación no puede regirse por la buena voluntad del Ejecutivo federal en turno, es necesario que la Cámara de Senadores no sólo analice la política exterior (artículo 76 Constitucional), sino que defina las bases sobre las cuáles puede actuar el presidente de la República, ya que las vigentes le han quedado chicas al guanajuatense.
Uno de cada mil mexicanos que cruza de manera indocumentada la frontera norte de México muere en el intento y, hasta la fecha, no hay ningún enjuiciamiento al gobierno de Estados Unidos por la militarización de su frontera con México; tampoco se ha auspiciado, copatrocinado, alentado, promovido, inducido -o cualquier otro sinónimo- un punto de acuerdo en la ONU al respecto. 7 millones de indocumentados que trabajan en Estados Unidos no tienen derecho a reclamar salarios caídos en caso de despidos injustificados; la mitad de ellos son mexicanos y, hasta la fecha, el gobierno de Vicente Fox no ha presentado ninguna iniciativa contra el de Estados Unidos por violentar los derechos laborales. ¿Qué derechos humanos, laborales y políticos se reclama, ante quiénes y por quiénes? ¿Por qué no hubo un pronunciamiento contra el gobierno de Israel por el exterminio de palestinos? ¿Por qué no hubo otro contra Vicente Fox por el maltrato de migrantes centroamericanos en tránsito por nuestro territorio? ¿Por qué Fox no se llevó una recomendación similar a la de Cuba por el asesinato de Digna Ochoa o la masacre de mujeres en Cuidad Juárez? Entre asesinos, la complicidad; contra la masa, el exterminio.
Nuestro desacuerdo con la política exterior de Vicente Fox se particulariza en el canciller Castañeda Gutman: es el secretario de Estado que menos confianza inspira a los ciudadanos angelopolitanos (37 por ciento desconfió de él los días 31/08/01 al 2/09/01 y 58 por ciento el 12 y13/04/02) y el que menos le ayuda a Vicente Fox (el 12 y 13/04/02, el 61 por ciento de los ciudadanos dijo que no le ayuda, en la fecha anterior ese porcentaje fue de 41). El problema no es la figura del canciller, sino la opción del cambio autorrepresentada por Fox, que no fue ni opción ni mucho menos cambio en un sentido laudatorio. El trabajo de plomería del tío Sam lo hacían mejor los priistas.