Flores, velas y mariachi, en el 45 aniversario
del ídolo de Guamuchil
"Es San Pedro Infante", se oyó en el camposanto
PATRICIA PEÑALOZA ESPECIAL
Llevan flores, velas; van al camposanto en hileras como
en Día de Muertos, pero este muerto venerado es único e irrepetible,
dice una señora de a canas y mandil de cuadros. Nuestro Elvis, nuestro
mayor mito musical y cinematográfico. Tras cuatro horas de mariachi,
a las 2 de la tarde, un cantante anónimo llega a la tarima, tras
hacer larga fila como otros tantos, y antes de cantar en este 45 aniversario
luctuoso, esgrime: "¡Quiero pedir un aplauso, porque para mí,
él es San Pedro Infante!"
A
ese cúmulo de cerca de dos mil personas no le importa pisar las
tumbas del Panteón Jardín, usarlas de bancas o llenarlas
de garnachas y envases; para Pedrito todo. Desde el camino que lleva al
panteón, fotos antiguas, videos, calendarios. Playeras con la imagen
de Tizoc/Pedro con la Doña recién ida, se venden al instante.
Fulanos firman autógrafos sobre imágenes del ídolo.
¿Pues quiénes son? Son los que imitan a Pedro Infante. Más
allá, un cuate vestido de Pepe el Toro, playera a rayas, brazo fornido
y copete de época, se toma fotos con la ñora, el padrino,
la sobrina. Una señora carga un cartel: "Pedrito, hazle un rincón
cerca del cielo a María Bonita, y también a nosotros
los pobres".
El tinglado con micrófonos, animadores y músicos,
es flanqueado por esa frase que todos llevamos dentro: "Pedro Infante no
a muerto" (sí, sin hache), "pues vive en el corazón de quienes
lo recordamos". Frente al escenario, filas de sillas y rostros anodinos,
sobre todo de personas mayores. El grupo Los Caporales interpreta con cierto
decoro, canciones que hiciera famosas el recordado intérprete sinaloense,
tal y como otras decenas de espontáneos acaban de hacer una hora
antes, perfecta y dolorosamente desafinados. Sobre la tarima todo es desgarriate,
todos quieren hablar al mismo tiempo, y quien la hace de animador no es
capaz de articular una sola frase en buen español. Llega Lupita
Infante, hija del buen Pedro, nacida de su relación con Lupita Torrentera,
quien si no está tomada lo parece, a tratar de poner orden a punta
de finísimos ademanes y vocablos: "A ver, ¿qué no
van a tocar estos cabrooneees? Yo voy a cantar, aunque no soy cantante,
soy intérprete, no importa que cante puras chingaderas". Porras
a Pedro cada cinco minutos, un cuate que lo imita muy bien en el habla,
no así en la cantada. Lo ocurrido en la tarima es tan patético
que es mejor husmear entre la gente, verdadera hacedora del mito.
Doña Teresa Martínez, de 78 años,
lleva 44 abriles de ir a ponerle flores al cantor de Amorcito corazón.
Ex integrante del Club de Admiradores de Pedro Infante (del cual ya no
queda "casi nada, nada", dice) y poseedora de una biografía del
ídolo, escrita y firmada por María Luisa León, esposa
"oficial" del ídolo, relata: "Yo conocí a Pedro en 1952,
en los Estudios Azteca, pues mi concuño era albañil ahí
y nos avisaba cuándo iba aquél a trabajar. Entonces llevábamos
comida y Pedro se sentaba a almorzar con nosotros. Era muy sencillo, muy
buena persona. Me encantaba su físico y su voz. Sus canciones y
películas son muy sanas, para todas las edades, y no aburren. Yo
creo que la gente lo sigue adorando porque es el patrón de nosotros
los pobres".
Por su parte, don Mariano Flores, de 63 años, y
con 40 años de acudir al festejo, responde a la pregunta de por
qué cree que se le sigue adorando tanto: "Porque Pedro fue pueblo.
Todos lo apreciamos mucho. Me gusta mucho esta fiesta porque la gente está
muy entusiasta, lo sienten, lo reviven; desde las 6 de la mañana
ya hay gente esperando a que abran las puertas. Todo es alegría,
todo es canto, todos son Pedros Infantes".
Ya a los pies de la tumba, pletórica de flores,
retratos, estandartes, la fanaticada se agolpa; tras el tumulto está
América Infante, la hija más joven del de Guamúchil
(nacida de su relación con la señora María Isabel
Navarro), quien es asediada para que firme autógrafos: "Yo creo
que el amor por mi padre no se va a acabar nunca porque en cada uno de
los hombres de este país hay algo de Pedro Infante; todos se identifican
con él: el mecánico, el payaso, el motociclista, el albañil,
el militar, el cantante, el actor, el hijo, el padre, porque la esencia
de sus personajes los sacó de la vida real. Por eso, fue el primer
promotor social de las carencias de nuestro México, pues denunciaba
lo que vivían los pobres, la gente del pueblo". ¿No habrá
sido también impulsor de la democracia? Amééén...