Podrían ser sujetos a un proceso penal, afirma
Los clérigos no gozan de fuero para encubrir delincuentes: especialista
JESUS ARANDA
La posición asumida por los obispos, de no entregar a curas pederastas a la autoridad civil, puede ser causa de encubrimiento y, por tanto, de un proceso penal en su contra, sin importar su jerarquía religiosa, porque no gozan de fuero alguno para "encubrir a sus delincuentes", aseveró el doctor en derecho constitucional Clemente Valdés.
Valdés aseguró que es "inaceptable" la declaración de obispo de la diócesis de Ciudad Juárez, Renato Ascencio, quien dijo, en nombre de la Conferencia del Episcopado Mexicano, que "no nos corresponde estar entregando a nuestros hijos (sacerdotes peredastas) a la autoridad civil; nos toca juzgarlos según nuestras leyes".
El especialista criticó que "algunos clérigos pretendan estar por encima de las leyes de este país", aunque aclaró: "afortunadamente ésta es una República laica, no islámica ni religiosa; de ninguna tendencia ni tampoco como el llamado Estado Vaticano, "donde se llevan a cabo ese tipo de encubrimientos desde hace muchos años".
Indicó que las leyes en el país no autorizan a los obispos a efectuar un "juicio interno" a los sacerdotes pederastas, como tampoco los protegen en caso de que conozcan de la violación de una religiosa, una laica, de un niño o de uno de sus hermanos; ellos están en la obligación de denunciarlos ante la autoridad civil, porque de lo contrario incurren en el delito de encubrimiento, subrayó.
La posición expresada en nombre de la Conferencia del Episcopado Mexicano es "totalmente inaceptable", porque en México no existen los fueros, y si un religioso comete cualquier delito debe ser sancionado por la autoridad civil, subrayó.
"Las declaraciones de los obispos, con las que pretenden arrogarse el poder de encubrir delincuentes es increíble e inimaginable", aseveró.
Cabe recordar que el obispo de Ciudad Juárez reconoció en entrevista que los casos de pederastia cometidos por sacerdotes y religiosos son juzgados por las autoridades eclesiásticas en sus tribunales y bajo sus propias "penas".