REPORTE
El América le hizo descuentos cuando lo transfirió
al Monterrey por 2 millones 150 md
Un pago porcentual de $10 millones se le convirtió
en tres a Pineda
Desde que inició su carrera tuvo problemas; con
Chivas Guillermo Lara cobró en su lugar
El ahora jugador de Potros ha cambiado de clubes como
de representantes; hoy está con Nieto
MIGUEL ANGEL RAMIREZ /III Y ULTIMA
La varita mágica de los dirigentes puede transformar
10 millones 167 mil 350 pesos de pago de porcentaje por transferencia en
sólo tres millones 271 mil 437.
Tal demostración la hizo la gente del América
a Pedro Pineda cuando el delantero pasó a las filas del Monterrey,
en agosto de 1999, por un monto de 20 millones 334 mil 700 pesos, y le
correspondía el 50 por ciento.
Pineda ha sido lo mismo aguila que chiva, tuzo, cementero,
potro, toro, pandillero, rayo y rebocero. Bueno, hasta se codeó
con la elite del Milán de Italia. Sin embargo, en la mayoría
de los equipos ha estado en calidad de préstamo.
La primera vez que fue a un club que no era propietario
de su carta fue en la temporada 1991-92, cuando el Milán, que apenas
había adquirido su pase, lo cedió a las Chivas. No le fue
bien.
"Cuando me vendieron a Italia me entregaron un porcentaje
de 25 por ciento; cuando regresé a Guadalajara a préstamo
de Italia hicimos otro contrato en donde yo iba a cobrar 4 mil dólares
mensuales, y tendría casa y carro; estos últimos me los dieron,
pero los 4 mil dólares jamás los vi. (Por Escrito,
27 de mayo de 1994)."
El delantero hizo esta declaración al medio de
difusión de la Perla Tapatía porque lo encontraron discutiendo
con Guillermo Lara, quien fue su representante. "Lo que pasa es que la
gente del Guadalajara me dice que le dieron el dinero a él y él
dice que no recibió nada", explicó.
Una buena y una mala
De las Chivas se fue con el enemigo: el América.
Estando con los de Coapa también se fue y regresó, pero sólo
en 1999 vendieron su contrato.
Como José Manuel Sanz fue su representante, en
la demanda interpuesta contra éste por su esposa, Sandra Berenice
Sánchez Limón, aparece en el expediente un documento con
las cuentas que le hacen los americanistas.
Se establece así que el 3 de agosto de 1999 el
América "realizó la transferencia definitiva" de Pineda por
"dos millones 150 mil dólares", equivalentes en moneda nacional
a "20 millones 334 mil 700 pesos", al Monterrey.
"Considerando la antigüedad del jugador en el club
y con fundamento en las fracciones II y III del artículo 296 de
la Ley Federal del Trabajo, la participación en la transferencia
que le corresponde es 50 por ciento del monto total de la misma; es decir,
la cantidad de 10 millones 167 mil 350 pesos".
Luego vino la noticia mala. "Asimismo, el jugador manifiesta
haber recibido por parte del club anticipos a cuenta de la participación
en su transferencia por las siguiente cantidades:
"Por la temporada 1992-1993
$138,461.00 M.N.
Por la temporada 1993-1994
$187,500.00 M.N.
Por la temporada 1994-1995
$262,500.00 M.N.
Por la temporada 1996-1997
$900,000.00 M.N
Por la temporada 1997-1998
$1, 980,716.00 M.N.
Torneo de Invierno 1998-1999
$1,626,736.00 M.N.
Torneo de Verano 1998-1999
$1,800,000.00 M.N.
Total anticipos
$6,895,913.00. M.N."
Quedó entonces un "saldo a favor del jugador" por
tres millones 271 mil 437 pesos.
Historia de Piratas y Tilones
Para protegerse los clubes incluyeron en los contratos
que se registran en la Federación Mexicana de Futbol una cláusula
(novena, inciso b) que reza:
"Los pagos que reciban los jugadores por la firma de sus
contratos, durante su permanencia en el club, serán a cuenta de
la participación porcentual que les corresponda por su transferencia
a otro equipo, si la hubiera."
Cuando Héctor Eduardo Castro, el Pirata,
y Paulo César Chávez, el Tilón, pasaron al
Monterrey, los dirigentes de las Chivas apelaron a dicho inciso para descontarles
"todas las percepciones que recibieron los jugadores durante su permanencia
en el club, incluidos sueldos y los impuestos correspondientes".
Al primero le tocaban 645 mil 96.70 pesos de los seis
millones de pesos que reclamaba, y a Chávez 499 mil 862.68 de 14
millones que pedía. Ninguno de los dos estuvo de acuerdo y llevaron
su caso a los tribunales.
Pineda, vía Sanz, amenazó hacer lo mismo
cuando el Monterrey no le pagaba "25 por ciento por lo menos" de los dos
millones 200 mil dólares de su transferencia al Cruz Azul, en enero
de 2000, según se desprende de la misiva que le envió a Rafael
Lebrija, presidente de la primera división, con fecha 9 de junio
de 2000.
Pedro, al igual que los jugadores de Pumas Christian Ramírez
y Luis Ignacio González, abandonó a Sanz. Los dos primeros
ahora están con el representante Enrique Nieto, lo mismo que Héctor
Eduardo Hernández Applebaum y Alberto de la Torre, quienes tuvieron
que declarar en el juicio contra José Manuel en calidad de testigos
(y como tales debieron conducirse con verdad), y no por tener algún
interés particular.
Con el caso de Sanz están saliendo a la luz datos
reveladores y contradictorios, y eso que, supuestamente, es uno de los
dos representantes que se apegan a las reglas de la FMF y la FIFA.
El otro es Gisleno Medina, que conoce muy bien quién
realiza las mayores operaciones de compra y venta el balompié mexicano.
"El número uno es Carlos Hurtado. Es el promotor
que no se ve, que nunca se encuentra, que nadie sabe de él. Lo ven
seis o siete técnicos que tienen trato directo con él y ocho
o nueve directivos que igual mantienen relaciones directas con él.
"Hurtado cambia todo de la noche a la mañana, hasta
al presidente de un club. Es el más influyente porque tiene bajo
control a seis o siete estrategas; tiene el control de la selección
mexicana Sub 20, Sub 23 y la mayor. Todo lo maneja mediante los técnicos
que tiene. Y no es agente FIFA. (Proceso, 3/07/00)."