Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Jueves 11 de abril de 2002
  Primera y Contraportada
  Editorial
  Opinión
  Correo Ilustrado
  Política
  Economía
  Cultura
  Espectáculos
  Estados
  Capital
  Mundo
  Sociedad y Justicia
  Deportes
  Lunes en la Ciencia
  Suplementos
  Perfiles
  Fotografía
  Cartones
  La Jornada de Oriente
  Correo Electrónico
  Busquedas
  >

Cultura
Olga Harmony

Gurrola regresa a la Facultad de Arquitectura

En 1957 un joven estudiante de la Facultad de Arquitectura de la UNAM (que ya entonces se había acercado a la escena como actor en los primeros montajes de Héctor Mendoza) nos asombró a todos al frente del mejor teatro estudiantil que se haya dado entre nosotros, al mismo tiempo que iniciaba una de las carreras más importantes de su dotadísima generación y de muchas otras. Juan José Gurrola dirigió La hermosa gente, de William Saroyan, en el desaparecido Teatro del Globo (tan inexistente en la actualidad como lo fueron El Caballito y el Moderno, donde Mendoza escenificó sus primeros montajes, alguno dentro de la fundacional Poesía en voz alta) con un grupo de compañeros suyos que posteriormente se convertiría en el Estudio de Investigaciones Estéticas. Autodidacta, sin más armas que las que le proporcionaran textos leídos con avidez y su experiencia con Mendoza y con Fernando Wagner, Gurrola volvió a mostrar su talento con el montaje de La piel de nuestros dientes, de Thorton Wilder, que le valió el premio de mejor director en 1960 ?por ese montaje del año anterior? otorgado por la Unión de Críticos.

Muchas becas y premios después, tanto por escenificaciones teatrales como por la dirección cinematográfica (con Tajimaroa) y habiendo inaugurado el teatro de su primitiva facultad con Despertar de primavera, de Frank Wedekind, en 1960, el ya arquitecto Juan José Gurrola Iturriaga se había convertido en director, escenógrafo, coreógrafo, músico y autor dramático, contándose entre sus textos el más corto del mundo, de 20 segundos de duración, Los buenos estragos, obra estrenada en 1970 en la Casa de la Paz. Ave de muchas tempestades, su prestigio como director nos ha legado el recuerdo de grandes momentos teatrales, como son ?para mi generación y la inmediata posterior? Bajo el bosque blanco, de Dylan Thomas; La tragedia de las tragedias o vida y muerte de Pulgarcito, de William Fielding, el inolvidable Landrú con la música de Rafael Elizondo, y nos dio a conocer a autores tan importantes como e.e. cummings y Musil, por citar algunos. Su escenificación de Lástima que sea una puta, de John Ford, con la que se estrenó el Teatro Santa Catarina de la UNAM es recordada ?así me lo han dicho ellos? por muchos teatristas que entonces eran jóvenes y que recibieron el impulso para dedicarse a la dirección por haberla presenciado. La última dirección que le hemos visto es La más fuerte, de August Strindberg, que ya había montado en Alemania en 1977, ahora con una serie de variaciones al mismo tema.

La vida de Gurrola, a pesar de los viajes de estudio al extranjero, está fuertemente ligada a la UNAM, en la que ejerció diferentes cargos siempre relacionados con la actividad teatral y en la que ha impartido muchos cursos y talleres. Ahora la Facultad de Arquitectura, de la cual egresó y donde hizo sus primeras armas como director, le ofrece, más que un homenaje, una cálida muestra de afecto en la pequeña exposición que le organizó a través de su coordinación de actividades culturales y difusión.

En la cafetería de la facultad (la más viva y concurrida de Ciudad Universitaria), se presentan algunas de las fotografías tomadas por el propio artista, en otra de las facetas de su quehacer. Me imagino que Juan José, el iconoclasta, esté satisfecho de que la muestra se exponga en un lugar tan poco solemne, transitado por maestros y estudiantes, muchos estudiantes de distintas escuelas que por el momento conviven con sus fotos.

Números Anteriores (Disponibles desde el 29 de marzo de 1996)
Día Mes Año