Denuncian discriminación y malos tratos
a víctimas
Ocultan pruebas en casos de indígenas violadas
por militares
Piden que las investigaciones se realicen en el fuero
común
ROSA ROJAS ENVIADA
Ayutla de Los Libres, Gro. Discriminación,
malos tratos, presiones por parte de autoridades civiles y militares, ocultamiento
o destrucción de pruebas y dilación en las investigaciones
son parte del calvario al que están siendo sometidas las dos mujeres
indígenas tlapanecas ?Valentina Rosendo Cantú e Inés
Fernández Ortega? violadas por soldados del 41 batallón de
infantería en febrero y marzo pasados.
Al respecto, Abel Barrera, director del Centro de Derechos
Humanos de la Montaña Tlachinollan -que es el representante legal
de las víctimas-, señaló: "no sabemos a qué
está respondiendo esto, ya que es el mismo batallón el involucrado
en ambos casos. No sabemos si está en la línea de la guerra
de baja intensidad porque piensa que en la zona hay encapuchados (personas
acusadas de pertenecer a la guerrilla) o si quiere simplemente dar un mensaje
de que se van a fregar a las mujeres en vista de que los hombres se esconden".
Aunque
las autoridades militares realizan indagatorias con relación a las
violaciones, ambas mujeres rechazaron que sus casos sean investigados en
el fuero militar, y exigieron que sean las autoridades civiles las que
investiguen los atropellos cometidos contra ellas por los guachos
(como les dicen en la región a los militares).
En entrevistas con La Jornada -por separado-, Valentina
Rosendo Cantú, de Barranca Bejuco, municipio de Acatepec; e Inés
Fernández Ortega, de Barranca Tecuani, municipio de Ayutla, ambos
de la región de La Montaña guerrerense, relataron las vicisitudes
que han vivido desde que fueron violadas en forma tumultuaria, la primera
por dos militares -mientras otros seis observaban- y la segunda por tres
soldados que allanaron su casa mientras otros ocho robaban la carne que
la familia había puesto a secar al sol en el patio.
En la conversación, realizada en las oficinas de
la Organización Independiente de Pueblos Mixtecos y Tlapanecos (OIPMT)
en esta ciudad, durante la cual actuó como traductora Otilia Eugenio
Manuel, dado que ambas entienden castellano, pero se expresan en tlapaneco,
tanto Valentina como Inés reconocieron que han tenido problemas
con sus esposos a partir de que las agredieron los soldados.
Humillaciones
Respecto de la situación de las averiguaciones,
luego de que cada una de ellas presentara ante el Ministerio Público
del fuero común de Ayutla su denuncia por la violación de
que fueron víctimas, tanto el centro Tlachinollan como el dirigente
de la OIPMT, Arturo Campos, denunciaron que ha habido "discriminación,
maltratos y humillaciones" contra las afectadas por parte de algunos representantes
del órgano ministerial y personal médico de esa misma ciudad.
En este último caso el director del Hospital General
de Ayutla de los Libres, de la Secretaría de Salud, Jesús
Ureña Vega, se negaba a entregar los resultados de los análisis
que se practicaron tanto a Valentina como a Inés, quienes junto
con Campos se los solicitaron el viernes 5, señalándoles
que debía solicitarlos un abogado, aunque al ser entrevistado por
La Jornada al respecto argumentó que había existido
"una mala comunicación" y procedió a proporcionarlos.
En el caso de Valentina entregó los resultados
de un análisis de orina y una prueba de embarazo. En el caso de
Inés Fernández sólo una hoja en la que bajo el renglón
que dice "reacciones seroluéticas VDRL" se anotó a mano la
frase "no reactivo", con fecha 26 de marzo de 2002, firmando como responsable
Saúl Morales.
Inés Fernández, quien fue violada el día
22 por los militares, había comparecido el 24 ante el Minsterio
Público de Ayutla para denunciar los hechos, pero se había
negado a que el médico legista, Narciso Nava, le hiciera un examen
ginecológico, exigiendo que se lo hiciera una doctora. Dado que
el visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos indicó
que la institución asumiría los gastos de la consulta, el
auxiliar del MP envió un oficio al director del Hospital de Ayutla
para que se asignara personal femenino en la realización del examen.
Una mujer realizó a Inés el examen el 25
de marzo, se le tomaron muestras de sangre y se le practicó un exudado
vaginal. La doctora solicitó la prueba de Elisa, para descartar
sida, la búsqueda de espermatozoides activos y una prueba de embarazo,
entre otros estudios.
Posteriormente, Inés y gente de la OIPMT acudieron
a solicitar los resultados, mismos que no les fueron entregados hasta el
5 de abril, después de la entrevista de La Jornada con el
director del hospital de la Ssa. Les dieron un papel que dice que no había
reactivos.
Al preguntársele al funcionario qué ocurrió
con las muestras que se le tomaron a Inés, y que son parte de una
investigación penal, éste dijo que tendría que preguntárselo
al químico responsable y a la doctora que la había auscultado,
pero adelantó: "el químico dice que sí tomó
las muestras, pero no las recibió".
Se le preguntó por qué no se había
informado a Inés y sus familiares el mismo día 25 que no
había reactivos, y señaló que seguramente así
se había hecho, cosa que frente a él negaron tanto la afectada
como su esposo y el dirigente de la OIPMT.
A Inés no se le entregó ningún reporte
médico de su estado físico y sicológico el día
del examen.
Con relación a estos hechos, el centro Tlachinollan
señaló que esa es una actitud "cínica", de matltrato
y humillación hacia Inés Fernández, "por ser mujer
y tlapaneca".
A esto se suma, agregó la organización,
que el mismo 5 de abril el titular del Ministerio Público de Ayutla
subió a Barranca Tecuani para realizar una diligencia de inspección
ocular, sin haber notificado a la propia Fernández Ortega, "y prefirió
hacerse acompañar por personal del Ejército vestido de civil.
El mismo titular (del MP) pidió que Inés firmara la diligencia
que había realizado en Barranca Tecuani sin su presencia. Ella se
opuso y pidió conocer por lo menos el contenido del escrito. La
respuesta de una secretaria fue que no había tiempo para leerla
y que mejor se hiciera constar que 'Inés no tiene disposición
para cooperar' con el órgano investigador.
"Con esto constatamos el grado de incompetencia profesional
y ética del órgano investigador ?afirma el centro Tlachinollan?,
pues en lugar de asumir su responsabilidad constitucional vulnera derechos
humanos y, lo que es peor, se vuelve cómplice de quienes son señalados
como presuntos responsables del delito de violación. Con suma facilidad
y ligereza se realizan investigaciones que dejan mucho que decir por la
flaqueza profesional, la falta de imparcialidad y de rigor jurídico...
Con estas actitudes discriminatorias se sigue consumando un etnocidio silencioso",
añade.
La otra víctima
En el caso de Valentina Rosendo Cantú, ésta
presentó un escrito fechado el 25 de marzo ante el agente del Ministerio
Público Militar, César A. Rivera Castillo, en el que rechaza
comparecer ante las autoridades militares con relación al expediente
35ZM/05/2002, pues había recibido un citatorio para que se presentara
en las instalaciones de la 35 Zona Militar para la práctica de una
diligencia ministerial relacionada con la violación que sufrió.
"No estoy de acuerdo en comparecer ?señala el escrito?,
ya que la suscrita agraviada y los ciudadanos citados (testigos de cargo)
somos mexicanos civiles a los que no les alcanza el fuero ni la jurisdicción
militar, razón por la cual solicitamos que se realice una investigación
seria, objetiva e imparcial sobre los hechos que originaron la presente
indagatoria, pues los mismos no son actos que constituyan una mera falta
o infracción a la disciplina militar, sino más bien representan
figuras delictivas graves del orden común tipificadas en el Código
Penal del estado de Guerrero, razón por la cual deben ser investigadas
y sancionadas por autoridades civiles de acuerdo con la ley en mención.
"A manera de reafirmar lo expresado, tenemos que en el
Código de Justicia Militar no aparece inserta la figura delictiva
de violación sexual, razón por la cual es improcedente que
los responsables de la agresión perpetrada en mi contra puedan ser
sancionados por tribunales militares, los cuales, como se desprende de
una interpretación literal del artículo 13 constitucional,
actúan en cumplimiento a la subsistencia del fuero de guerra, siendo
competentes sólo para juzgar a personal castrense para los supuestos
de comisión de delitos y faltas contra la disciplina militar, lo
que no es aplicable al presente caso."
Por lo tanto, solicitó a la autoridad castrense
que "decline competencia al Ministerio Público del fuero común,
turnando todas y cada una de las diligencias practicadas por esta representación
social militar".
No obstante lo anterior, Manuel Meza, responsable de comunicación
de Tlachinollan, informó que el sábado 6 volvió a
subir a Barranca Bejuco el secretario de Seguridad Pública del ayuntamiento
de Acatepec, quien acudió con el comisario de la comunidad para
llevarse a Valentina a declarar en la Zona Militar. Indicó que "Valentina
y gente de la OIPMT se negaron porque no se había recibido ningún
escrito formal para que fuera, y aparte se había presentado el escrito
exigiendo que la investigación pase al fuero civil.
"Es preocupante que esto ocurra, porque se están
manejando las cosas en términos legales, pero las autoridades civiles
y militares hacen caso omiso de esto", indicó.
Por su parte, el visitador de la Comisión Estatal
de Derechos Humanos, Hipólito Lugo Cortés, informó
que respecto del caso de Valentina el expediente VG/065/2002 se turnó
a la Comisión Nacional de Derechos Humanos el pasado 19 de marzo.
En el caso de Inés, el expediente VG/08/2002 se
turnó a la CNDH el 27 de marzo, en ambos casos por estar involucrado
personal federal, aunque la comisión estatal continúa como
coadyuvante.
Se solicitó información a la CNDH sobre
ambos casos, ya que existía el rumor de que este mismo lunes subiría
personal de las visitadurías a realizar indagaciones sobre las violaciones
atribuidas a personal militar. Un vocero de la institución indicó
que en cuanto se tenga alguna información al respecto se hará
pública.