Lunes 8 de abril de 2002
La Jornada de Oriente publicación para Puebla y Tlaxcala México

 
n Minimizan el conflicto la iglesia católica y el gobierno del estado de Puebla
Resurge pugna entre los católicos y los evangélicos en San Andrés Azumiatla

Francisco Rivas Zerón n

Enclavada en la periferia de la ciudad de Puebla, los habitantes de la junta auxiliar de San Andrés Azumiatla, además de estar inmersos en la pobreza, el analfabetismo y la insalubridad, en la actualidad mantienen una pugna que los ha dividido y que aumenta conforme pasan los días: el intento del grupo católico de imponer su religión a los evangélicos. La arquidiócesis y el gobierno estatal minimizan el conflicto, "sólo es un problema de identidad", dicen.
Hombres dedicados al campo, al cuidado diario de la tierra y sus cultivos, que visten con pantalón de manta y camisa ligera, ambas vestimentas de color blanco, quienes integran la comunidad evangélica, acusaron que no sólo son golpeados por la crisis económica, sino que además son humillados por los moradores católicos "quienes rechazan la existencia de una forma de pensar distinta a la suya, a lo que creen".
Omar, de apenas 20 años de edad -quien prefirió no proporcionar su nombre completo, "por miedo"- narró a este diario que desde hace poco más de un año, el mayordomo católico de la comunidad amenazó al presidente auxiliar, Rodolfo Sánchez Escalona, con incitar a los colonos para iniciar una rebelión en su contra si éste no accedía a "marginar" a quienes no creen en la virgen María y las fiestas patronales.
Junto con este joven, otras tres personas agregaron que "como quiera que sea, la autoridad se abstuvo de beneficiar a los católicos, pero a inicios de febrero lo presionaron una vez más para que nos hundieran y nos negaran servicios como la inhumación de nuestros muertos".
A partir de lo anterior, recordaron, el mayordomo hizo firmar a Sánchez Escalona un documento en el que establecieron "legalmente" una cuota de mil pesos para inhumar a los difuntos que en vida hayan profesado una religión diferente al catolicismo, así como la obligación de cooperar con recursos para llevar a cabo las fiestas patronales y su presencia, "sin falta" en las celebraciones litúrgicas de la parroquia.
"Esto es un crimen, nos están violando nuestros derechos. No queremos perjudicar a nadie, ni siquiera estamos interesados en convertir a nuestra religión a los católicos; tampoco estamos en Azumiatla para robarles su dinero ni su comida, sólo queremos vivir en paz", resaltaron los evangélicos. Y a pesar de que existe un acuerdo con la Secretaría de Gobernación estatal para mantener el orden en la zona, "persiste la incertidumbre y el miedo ante la posibilidad de que quieran desterrarnos", añadieron.
En contraste, los católicos rechazaron que tengan como objetivo "exiliar" a quienes no comulgan con sus ideas, "pues somos gente tolerante"; sin embargo, dijeron que harán "todo lo posible" por defender su identidad "ante los grupos evangélicos que desean someternos".
Así, mientras la pugna entre ambas partes se percibe al conversar con los habitantes, fieles de ambas religiones, los niños apenas comen debido a la escasez de recursos económicos para que los padres proporcionen una adecuada alimentación a los hijos; también falta el agua potable y son pocas las casas que disponen del servicio de drenaje, lo que ocasiona "como tradición" -acusaron- que los infantes padezcan de infecciones gastrointestinales.
Otro síntoma de la pobreza, que se observa con apenas recorrer la junta auxiliar radica en la estructura débil de las casas. La mayoría, construidas de block, sin vidrios en las ventanas, las que apenas son cubiertas por plásticos y cartones, con techos de lámina, son los hogares de estas personas. Pocos en esta comunidad cuentan con una vivienda edificada toda de concreto y con todos los servicios que aquí son considerados como lujos.

Minimizan conflicto

El arzobispo de Puebla, Rosendo Huesca Pacheco, minimizó el conflicto entre fieles católicos y evangélicos y descartó que la arquidiócesis vaya a intervenir en busca de una solución para evitar que desemboque en actos de violencia, "pues esta pugna no es de religiosa, sino antropológica".
Respecto a lo anterior, Huesca Pacheco descartó que en San Andrés Azumiatla haya tensión y odio entre los habitantes, pues argumentó que sólo se trata de un enfrentamiento originado por la "lucha de identidades y tradiciones; los cultos nada tienen que ver".
Asimismo, agregó que "los católicos se sienten agredidos en su identidad, por eso pelean, pero no hay mayor problema y para solucionar esta situación hará falta sólo paciencia, un poco de paciencia", manifestó.
Entrevistado por separado, el subsecretario de Asuntos Políticos y Readaptación Social de Gobernación en la entidad, Víctor Gabriel Chedraui, se dijo "extrañado" por el resurgimiento de las confrontaciones, pues el 7 de marzo de este año ambos grupos firmaron un acuerdo por el cual los católicos se comprometieron a no provocar a los evangélicos, ni a violar sus derechos individuales. En tanto, los evangélicos pueden inhumar a sus difuntos sin costo, tienen la libertad de participar o no en las fiestas patronales de la comunidad, aunque con la obligación de elaborar faenas con beneficio a toda la población.
El funcionario se rehusó a garantizar que esté resuelto el problema en aquella junta auxiliar, sin embargo, pronosticó que debido a la buena relación que sostiene con ambas partes, "descarto que haya enfrentamientos con violencia que pongan en riesgo la gobernabilidad de la región".

Quieren el poder...
El presidente auxiliar de Azumiatla, Rodolfo Sánchez Escalona, negó que los católicos hayan intentado imponer al resto de la población "estilos de vida que sólo a ellos son favorables y, por el contrario, perjudican a los demás".
Y dejó en claro que éste no es un enfrentamiento de religiones, sino de grupos en busca del poder, "de un pequeño espacio en el que puedan controlar y mandar". Al respecto, Sánchez Escalona advirtió que los moradores tratarán de llamar la atención con sus declaraciones "incendiarias con el nombre de dios por delante, para apoyar por debajo de la mesa a las planillas de católicos, y los otros, a las que están integradas por evangélicos".