Falta de recursos asfixia a científicos del Cinvestav Mirna Servín Es cuestión de costos. Indudablemente el equipo de laboratorio para desarrollar investigación siempre es lo más caro de adquirir, pero que los investigadores que recién regresan al país no cuenten con las herramientas suficientes puede ser lo más costoso y un punto para incrementar la crisis económica del país. Eduardo Pérez Salazar, como muchos jóvenes aspirantes a ser investigadores que terminan maestrías o doctorados, decidió continuar sus estudios en el extranjero. Así llegó a la Escuela de Medicina de la Universidad de California, en Los Angeles, Estados Unidos y permaneció allá de 1998 hasta agosto de 2001, cuando terminó su estancia posdoctoral, que fue el trampolín para abrir su propia línea de trabajo sobre la regulación de crecimiento celular en procesos cancerígenos mamarios, que es el tipo de cáncer en mujeres más frecuente después del cervicouterino. Cuando el doctor Pérez Salazar decidió regresar a México creyó que las peripecias sufridas para encontrar un lugar de trabajo apenas un mes antes de su llegada y las facturas sin pagar, eran ya lo peor. Se equivocó. En medio de una crisis presupuestal que este año se agudizó en las instituciones de educación superior, el ahora investigador del Departamento de Biología Celular del Centro de Investigación y Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, se encuentra desde hace seis meses frente un laboratorio vacío, situación que por supuesto, limita su trabajo de investigación. Suspenden compra de equipo Este año, por disposiciones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Secretaría de Educación Publica -de la cual depende presupuestalmente el Cinvestav- asignó "un cero por ciento a la Partida 5000, que se refiere a la compra de equipo, lo cual tiene una repercusión tremenda en la investigación", señala el doctor Marco Antonio Meraz, secretario de Planeación del Cinvestav, quien justamente se encarga de planear y distribuir el presupuesto. Respecto a la cuantificación de los efectos de esta limitación, el funcionario explica que "ocurren dos fenómenos que son graves: no puedes acceder a los equipos de vanguardia y si cuentas con equipo adecuado no puedes actualizarlo para seguir a la punta o si se descompone, no hay forma de repararlo". Aunque el doctor Meraz admite que del equipo de laboratorio depende el desempeño del investigador, los trabajos de tesis, proyectos de investigación y la formación de nuevos valores, responde: para aquellos jóvenes que recién regresan a montar la infraestructura de sus laboratorios hay alternativas. Agrega: "podríamos verlo como 'špobrecitos, regresan al país con una mano adelante y otra atrás!, y no es así. Muchos de estos jóvenes que son muy prometedores tiene ya proyectos e incluso financiamiento o donativos del extranjero. Es una cuestión de planeación. El Cinvestav tiene una infraestructura de laboratorios y equipo muy costosos que no da lugar a que el investigador esté aislado". La doctora Claudia González Espinosa, actualmente adscrita al Departamento de Farmacología del Cinvestav, Unidad Sur, quien apenas en Enero regresó de una estancia posdoctoral en un instituto nacional de salud pública de Estados Unidos, reconoce que el Cinvestav tiene una estructura muy importante para que los investigadores laboren; sin embargo, no cree que sólo esta sea suficiente ante la falta de presupuesto. En su caso, para tener acceso a un equipo conocido como PCR -indispensable para su trabajo que le permita amplificar el ADN de una célula- tendría que recorrer de extremo a extremo la ciudad para ir a la Unidad Norte en Zacatenco (ubicada cerca de Indios Verdes), que es donde le podrían facilitar el equipo; implicaría invertir en transporte 3 de las 8 horas que dedica a su jornada laboral. La doctora González, quien actualmente investiga los mecanismos fundamentales que desencadenan la respuesta de las células cebadas que dan origen a las alergias -particularmente en las diferencias que pueden afectar a la población mexicana-, dice que la noticia de que no puede recibir dinero para equipo le causa "una enorme decepción y frustración, ya que regresé a la segunda institución más grande por tamaño y la primera en investigación por las áreas que cultiva, para encontrarme con que la única necesidad fuerte que tengo, que es el equipo, es exactamente a lo que no puedo acceder". Además este año, a consecuencia de la restricción presupuestal impuesta por la SHCP, también se suspendió el programa interno del Cinvestav para Jóvenes Investigadores de Reciente Adscripción (JIRA), que funcionaba desde hace 5 años y que les otorgaba alrededor de 12 mil dólares para iniciar su investigación, aparte del presupuesto asignado para el funcionamiento de cada departamento. El secretario de Planeación del Cinvestav, Marco Antonio Meraz, dice que por el momento se estudia la posibilidad de continuar con el JIRA "para que puedan echar a andar su laboratorio con los materiales que necesitan aunque no necesariamente puedan comprar algún equipo". Eso podría ser casi una buena noticia, por ejemplo, para el doctor Alberto Olivares Reyes, quien se incorporó en enero de este año al Departamento de Bioquímica del Cinvestav, ya que la institución le cedió el área física para crear su laboratorio y parte de los reactivos necesarios; sin embargo, actualmente depende mucho del JIRA porque no alcanzó a recibir el apoyo de instalación del Conacyt. Tampoco Claudia González recibió apoyo del programa de repatriación del Conacyt, sino del Instituto Nacional de Artritis, de Enfermedades Músculo-esquelético y de la Piel de EU, donde hizo su estancia posdoctoral. Pero para la doctora González, el que el JIRA no pueda ofrecerle la opción de comprar equipo y que se limite a las sustancias, no mejora la situación, ya que ella recibe como donativo de EU la mayor parte de los reactivos requeridos, "aunque ni porque son regalados he salvado la barrera de perder una parte en la aduana por los trámites burocráticos de la importación". Por su parte, Eduardo Pérez sí recibió apoyo a su proyecto en el Conacyt, el cual consiste en alrededor de 90 mil pesos, más otros 30 mil de la institución de adscripción. Sin embargo, esta cantidad que fue aprobada desde inicios de año no ha sido liberada y, por tanto, su laboratorio sigue vacío. El doctor Meraz agrega que este periodo debe ser "una responsabilidad compartida porque no estamos en un país boyante ni que tenga todavía la cultura de la investigación, así que el investigador joven debe tener el compromiso por continuar desarrollando estos elementos y productos científicos". A la par, la doctora González Espinosa refiere que "la única forma que tenemos de fortalecer esta estructura es con nuestro trabajo científico y no de administración o de obtención de recursos, entonces aunque tenemos una formación eficiente en México, no contamos con un sistema científico que permita la recaptura de gente que quiere regresar, ni con las condiciones para desempañar el trabajo aquí", finaliza con desencanto. |