La dependencia de ingresos petroleros, falla estructural
Sin reforma fiscal, imposible la energética: Di Costanzo
En 1999 Pemex pagó por impuestos 78% de sus ingresos
ISRAEL RODRIGUEZ J.
Una gran falla estructural que persiste en el sistema impositivo mexicano es su elevada dependencia de los ingresos petroleros, evidenciada por los cinco recortes al gasto público efectuados por esta administración. Por ello, es imposible realizar la reforma energética sin una reforma fiscal integral, consideró Mario Di Costanzo, director de análisis de la consultoría Comunal.
Para demostrar lo anterior sólo basta mencionar que durante 1999, Petróleos Mexicanos (Pemex) registró ventas totales por 231 mil 456 millones de pesos, de los cuales el gobierno federal cobró un total de 180 mil 766.4 millones de pesos por impuestos. Esto representó 78 por ciento de sus ingresos.
Además, en el actual sistema fiscal de Pemex y debido al impuesto especial sobre producción y servicios (IEPS), al aumentar los ingresos de Pemex por el incremento en el valor del precio promedio del petróleo, también se incrementan los gravámenes sobre ingresos petroleros.
Explicó que la empresa se descapitaliza en favor del fisco, mismo que desde hace tres años ha aplicado recortes de gasto a diversos proyectos de inversión de Pemex.
Así, derivado de la tasa fiscal que paga Pemex, el Proyecto Cantarel, que genera recursos durante el periodo 1997-2012 por aproximadamente 92 mil 500 millones de dólares y egresos por pago de financiamiento por 21 mil 700 millones de dólares, y que implica una utilidad neta de 71 mil millones de dólares, pagará el 75 por ciento de sus recursos al fisco, es decir, 69 mil millones de dólares.
Esto significa que Pemex se quedará con sólo 2 mil millones de dólares de utilidad neta. Sin embargo habrá invertido 21 mil 700 millones de dólares, lo que derivará en una pérdida de aproximadamente 19 mil 700 millones de dólares.
Esto no sólo pone en evidencia la necesidad de modificar el esquema fiscal de Pemex, sino las obligaciones que generarán los Proyectos de Inversión de Impacto Diferido en el Gasto (Pidiregas), "supuestamente autofinanciables".
En también asesor del PRD en el Senado de la República afirmó que si bien es cierto que tradicionalmente el déficit público se ha medido como la diferencia entre los ingresos y los egresos del gobierno federal y de las entidades paraestatales de control presupuestario directo, se debe tomar en cuenta que este indicador no considera la demanda real y total de recursos financieros del sector público.
En México existen cuentas no contabilizadas, pero que generan gasto financiero al gobierno, como es el caso de la deuda pública indexada a la inflación (0.16 por ciento), de los Pidiregas (1.21 por ciento del PIB) y el déficit en el sistema de pensiones (1.0 por ciento del PIB).
De esta manera, si se ajusta el déficit público, se obtiene que los requerimientos financieros del sector público, ascendieron para 2001 a aproximadamente 3.5 por ciento del PIB, cifra sustancialmente diferente al déficit proyectado de 0.65 por ciento del PIB.
Mario Di Constanzo estimó que los Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) para el periodo 2002- 2006 se mantendrán en niveles elevados, de esta manera el pago de la deuda implicará la reducción del gasto en programas sociales y de infraestructura.
Así, mientras la inversión en programas sociales se ha incrementado ligeramente hasta llegar a representar poco más de 60 por ciento del gasto programable del sector público, la erogación para actividades productivas ha mostrado una caída sistemática, y representa sólo 25.5 por ciento del mismo.