Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 6 de abril de 2002
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Espectáculos

Críticos, productores y distribuidores rechazan los criterios de RTC

Califican de regreso al paternalismo la nueva clasificación de películas cinematográficas

Una cosa es ser adolescente y otra retrasado mental, considera María Rojo

Sólo se complace a las mentes persignadas de la derecha, dice Ayala Blanco

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

Los criterios de clasificación de películas publicados el jueves en el Diario Oficial de la Federación son un reflejo del avance de la derecha en México y sobre todo un regreso al paternalismo de décadas pasadas, que se saca de la manga clasificaciones como la B15, no contempladas ni en la Ley de Cinematografía o su reglamento y por lo tanto es ilegal, coinciden distribuidores, productores y críticos de cine, quienes subrayan el carácter "vago" y "aberrante" de los criterios.

El documento difundido por la Dirección General de Radio, Televisión y Cinematografía (RTC) establece seis categorías: "AA, aptas para menores de siete años; A, para menores de 12 años; B que considera películas para adolescentes entre 12 y 15 años; B15, para mayores de 15 años acompañados de sus padres; C de 18 años en adelante, y D para adultos" (La Jornada, (05/04/2002) y trae a colación conceptos como "desvergonzado, indigno, grosero, bajo o vil, sexo sugerido, conducta sexual insinuada en la narrativa, más no explícita en las imágenes de las película; sexo explícito, conducta sexualmente manifiesta e ilustrada en las imágenes de la película".

Ante todo hay que tener claro que "una cosa es ser adolescente y otra retrasado mental", señala la delegada de Coyoacán, María Rojo. Los criterios "son de risa" pero tienen una parte buena, agrega la actriz y una de las principales promotoras de la Ley de Cinematografía: "si se necesitan 18 años para ver películas con violencia, no sé qué cine gringo van a ver los mexicanos", y recuerda que en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari se cedió 90 por ciento del tiempo en pantalla a las cintas estadunidenses, por lo que "(el presidente de Estados Unidos, George) Bush no va a estar contento con eso, y se van a amparar contra la B15".

Las presiones del osito Bimbo

Tanto la delegada como Víctor Ugalde, integrante de la rama de Cine del consejo directivo de la Sogem, subrayaron, por separado, la ilegalidad de la clasificación B15 y la posibilidad de que gane quien entable un juicio de amparo en contra de ese criterio.

Ugalde advierte que "posiblemente la censura política sea liberal, pero vamos a regresar a la censura religiosa y moral", y agrega que el problema de la clasificación es "quién y como los aplique y la transparencia como lo hagan". En teoría, estas categorías "son para dar certidumbre jurídica, que los que hacemos películas sepamos a qué le tiramos. Si tuvimos problemas con Y tu mamá también, Perfume de Violetas y Pachito Rex, a este paso Blanca Nieves podría recibir también la clasificación C por las escenas de horror con la bruja, o con Bambi, porque tiene una escena violenta cuando le matan a su mamá".

Acerca de la cuestión del lenguaje empleado en las cintas, Ugalde indica que los guionistas emplean el real, el cotidiano, y en cuanto a la desnudez que se muestra en una cinta "siempre y cuando no sea en un contexto erótico, me da risa. Es semejante a las estatuas vivas de los años 50", época en la que se permitían desnudos y besos "siempre y cuando no se movieran".

El tema de la clasificación es "espinoso" y en este caso quedó "más cerca de la derecha. Me preocupa que el 'osito Bimbo' (uno de los integrantes de la asociación A favor de lo mejor) presione por hacer códigos morales más duros; debería dedicarse a hacer pan. Lo que tenemos que hacer es estar pendientes de sus aplicaciones y verificar que, en efecto, sean criterios de información y no de censura.

Bertha Navarro, de la compañía productora Tequila Gang, cuestiona a RTC: "Ƒla existencia de la B15 implicaría que le darían esa clasificación a Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón?", y subraya que la dependencia debe aclarar y dar ejemplos de las películas que obtendrían esa clasificación para así saber si hay apertura o no: "estamos en 2002 y no podemos irnos a cerrazones".

A su vez, la gerente de promoción de la distribuidora Altavista, Ana Lilia Altamirano, expresa que los críterios de clasificación sí afectan a la empresa "porque de eso dependen las entradas. A lo mejor hay películas que definitivamente no merecen la clasificación C, y eso nos corta un potencial de mercado increíble. Deberían revisar los lineamientos en los que se basaron para hacer los criterios, porque muchas veces son totalmente subjetivos".

La B15 parece modelo de avión

Del lado de la crítica cinematográfica el descontento es mayor. Carlos Bonfil afirma que las categorías "son bastante confusas y se prestan a todo tipo de abusos. Quién va a decidir lo que temáticamente es más fuerte. Hasta qué punto se va a juzgar el grado de violencia que puede ver un adulto de 18 o 60 años, o escenas de erotismo y sexo explícito. Se trata de nuevas vestiduras para un viejo paternalismo" en medio de una doble moral que sí permite la transmisión de programas como Big Brother u otros en los que se tocan temas de sexo y drogadicción.

"Hay una contradicción de entrada porque por un lado hay una libertad absoluta a que la televisión abierta presente lo que quiera a todo tipo de públicos, y por otro el cine tiene que estar sujeto al mismo paternalismo de siempre que decide cuándo un adolescente puede asistir a películas como Perfume de violetas, que tratan temas que le incumben", y añade "los criterios muestran la ausencia de lineamientos racionales. Para manejar las clasificaciones sigue prevaleciendo un ánimo paternalista y una cosa culposa de no querer aparecer como censores". Sobre todo en la B15, que más que una clasificación "parece modelo de avión".

Para Jorge Ayala Blanco los criterios de clasificación de RTC son simplemente "aberrantes. Son el regreso a la peor época del paternalismo estatal, y es una medida que están a tiempo de no tomar". Es un documento "lleno de vaguedades y de palabras que no dicen nada y que cada quien interpreta como se le hinche su gana", destinado a complacer "a las mentalidades persignadas de la derecha y la izquierda y finalmente perjudican a todos".

Son medidas dirigidas contra los espectadores que son los jóvenes y su posibilidad de ir al cine con libertad: "todo lo que limita la libertad es autoritarismo y este es un acto más contra el cine mexicano".

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