Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Sábado 6 de abril de 2002
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Mundo
Dispara el ejército israelí a los activistas en un campamento de refugiados

Tel Aviv realiza guerra de exterminio contra Palestina, acusan observadores internacionales

Denuncian: el toque de queda es permanente; no hay agua, electricidad ni alimentos

JESUS RAMIREZ CUEVAS

El ejército israelí disparó ayer contra un grupo de observadores internacionales en el campamento de refugiados palestinos de Deheishe. "Ahí unos 37 italianos, franceses y estadunidenses, que permanecieron varios días encerrados en un centro social, negociaron con los israelíes un viaje de Deheishe a Jerusalén con escolta diplomática, vehículos blindados y presencia de la Cruz Roja Internacional. Antes de partir, mientras se despedían de la población, sin previo aviso, aparecieron tanques y los soldados comenzaron a dispararles. Los observadores corrieron despavoridos hacia los carros blindados y los palestinos al campo de refugiados. Después iniciaron su camino desde Belén, aterrados", informó a La Jornada Federico Mariani, uno de los activistas internacionales que se encuentran en Palestina.

Entrevistado vía telefónica, el integrante de la delegación italiana explicó desde Ramallah que más de 200 observadores internacionales de la Misión Civil por la Paz permanecen desde hace una semana bajo el sitio del ejército israelí en varias ciudades palestinas.

"En estos días hemos sido testigos de una guerra de exterminio que realizan los soldados israelíes contra la población civil. Esta es una guerra que debe detener la comunidad internacional. Aquí no se respetan los derechos de nadie. Incluso nosotros estamos en riesgo."

Federico Mariani, presidente de la asociación Ya Basta, de Italia, relató a La Jornada la "dramática" situación que se vive en esa ciudad.

"Es un estado de guerra total de un ejército contra mujeres, niños y ancianos desarmados. La situación de la población es insostenible. El toque de queda es de 24 horas. No hay agua, ni luz, ni alimentos; no hay atención médica y los soldados israelíes disparan contra todo lo que se mueve. Nosotros, que hemos participado en misiones en otros países, nunca hemos visto nada igual; ni en Kosovo, ni en Yugoslavia, ni en Chiapas."

El activista subraya que la presencia de activistas internacionales en Palestina "es parte de la solidaridad, pero también de la diplomacia popular, de la hermandad de los pueblos en momentos en que nuestros gobiernos están haciendo muy poco para acabar con esta matanza.

"Sabemos que al gobierno de Israel le molesta la presencia internacional, porque no quieren testigos de lo que está haciendo aquí. Estamos tensos y muy nerviosos porque en cualquier momento nos pueden atacar", advirtió.

Activistas contra la globalización

La mayoría de los observadores internacionales que están en Medio Oriente han participado en misiones de paz en otros lugares del mundo donde hay guerras y conflictos, desde Sarajevo hasta Chiapas.

Pero llama la atención que pertenecen a los grupos y movimientos que han también protestado contra la globalización en todo el mundo. Esto explica la asistencia de personajes como José Bové, líder de los campesinos franceses. Su presencia se ha vuelto tan incómoda para Israel que incluso ha expulsado con malos tratos y amenazas a varias centenas de ellos. En una semana 10 han resultado heridos. Ha sido tal el impacto de su estancia, que hoy The Wall Street Journal publica un artículo titulado "La nueva causa de los enemigos de la globalización: Palestina".

Procedentes de una decena de países, sobre todo europeos, los observadores por la paz arribaron a Israel y Palestina el 28 de marzo. Además de diseminarse en varias ciudades palestinas, han participado en protestas contra la guerra, junto con pacifistas judíos. Un grupo de ellos permanece desde el 30 de marzo al lado del presidente Yasser Arafat en la sede de la Autoridad Nacional Palestina (APN), donde el dirigente es acosado por tanques y soldados de Israel.

"Desde el 30 de marzo vivimos bajo fuego del Ejército israelí", cuenta Federico Mariani, quien con una treintena de activistas se encuentra encerrado en un hospital de Ramallah.

Mariani llegó a Palestina acompañado por unos 200 activistas italianos de su asociación y de los llamados Monos Blancos, entre ellos varios diputados, como Mauro Bulgarelli.

Explica: "Justo poco antes de llegar a los territorios ocupados, el ejército israelí comenzó su operación Muralla de Defensa, que ordenó Sharon contra los palestinos. Nos juntamos con José Bové, un grupo de franceses, del Movimiento Sin Tierra de Brasil, dos suizos y un vasco de Vía Campesina.

"En los retenes militares se nos impidió la entrada a Ramallah ?continúa?, por lo que tuvimos que entrar de forma clandestina. El 30 de marzo hicimos una pequeña manifestación por la ciudad. Con mantas y pancartas blancas caminamos entre tanques israelíes y en medio de los tiroteos, llegamos hasta el cuartel de Arafat y llevamos ayuda médica, alimentos y baterías para teléfonos celulares.

"De esa manera rompimos el cerco militar contra la autoridad palestina. Con Arafat quedaron 32 observadores como escudo humano.

"Actualmente estamos 50 internacionalistas en el hospital de Ramallah. El director del hospital nos pidió permanecer aquí para proteger los derechos humanos de los civiles y los heridos. Pero los soldados israelíes les disparan a todos, incluso a miembros de la Cruz Roja Internacional. Hemos visto cómo los soldados israelíes han matado gente civil a unos metros de donde nos encontramos.

"Hay decenas de heridos y de muertos en el hospital. Frente al edificio hay otro hospital que funciona como morgue, dada la cantidad de cadáveres. Hace dos días se pidió al ejército que permitiera enterrarlos y levantaron el toque de queda por dos horas.

"Cavamos una fosa común en el estacionamiento del hospital, salió gente de sus casas para rezar por ellos, pero todavía no acabábamos de enterrar los cuerpos cuando volvieron a disparar los francotiradores israelíes. La gente corrió despavorida, como pudimos nos regresamos, en medio de los tiros."

Mariani sigue su relato de terror: "Las ambulancias no pueden recoger a nadie, ni muertos ni heridos, porque les disparan. También hemos visto los cuerpos de civiles ejecutados a quemarropa, con disparos en la cabeza".

"Ayer, tres tanques intentaron entrar al hospital, salimos los 50 observadores con nuestras pecheras blancas; nos dispararon al aire y nos apuntaron con los cañones."

Luisa Morgantini, eurodiputada que realiza labores de auxilio, fue agredida por soldados israelíes cuando trasladaba a un anciano herido, a quien se llevaron los militares.

Mariani denuncia, indignado: "Esta no es una guerra contra el terror, como dice Ariel Sharon. Es una guerra contra la población civil. Por eso no quieren testigos de lo que hacen, porque están cometiendo un crimen de lesa humanidad.

"Tenemos miedo de un ataque mayor. Hay 200 tanques al sur de Ramallah, que tiene apenas cien mil habitantes. Es desproporcionada la fuerza desplegada. Hay un tanque en cada esquina y francotiradores por todas partes.

"Esta no es una operación policiaca para acabar con el terrorismo; es una guerra contra un pueblo indefenso. No hay resistencia armada a la ocupación, los palestinos sólo tienen fusiles pero no pueden hacer nada frente a los tanques, aviones F-16 y helicópteros Apache estadunidenses que utilizan los israelíes."

Mariani sintetiza el drama: "Ante esta situación los jóvenes palestinos están dispuestos a morir, porque son gente que ha vivido toda su vida encerrada en campos de concentración. Este oprobio y humillación lleva a la gente a la desesperación de hacerse estallar".

Y concluye: "Hay un ejército que asesina a civiles, destruye sus casas, mantiene un estado sitio permanente, hace una guerra de exterminio contra los palestinos. Es terrorismo de Estado.

"La política de Israel es la que provoca la multiplicación de los kamikazes, considerados mártires por sus familias y por su pueblo. Aquí se está cometiendo un genocidio. Israel está llevando a cabo una guerra racista contra los árabes. Los soldados entran a las casas, dinamitan las habitaciones y dejan escritos mensajes en las paredes: 'Mueran los negros de Palestina'. Es increíble."

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