Enrique Calderón A.
Cárdenas, liderazgo cuestionado
Luego del accidentado proceso electoral interno del PRD, varios hechos resultan evidentes. Uno de ellos es la simpatía mayoritaria de Rosario Robles, la cual le confiere el derecho de dirigir el partido los próximos tres años. Otro hecho irrefutable es que el proceso se instrumentó mal, al mezclar la elección nacional con un cúmulo de elecciones locales, que la experiencia del partido permitía prever como de alto riesgo. ƑCuál fue la razón de esta mezcla? ƑGanar tiempo? ƑAhorrar dinero? ƑContaminar la elección nacional para ensuciar el posible triunfo de Rosario? Cualquiera que hubiera sido el objetivo buscado, lo que se logró fue lo último, y desde luego dañar la imagen del partido, que aún no se recupera de la elección interna de hace tres años.
Sin embargo, otro análisis es posible: de haber separado la elección nacional del resto de procesos electorales, es posible que muy pocos hubieran acudido a votar, porque el interés real de los miembros del partido no estaría en el ámbito nacional, sino en las elecciones locales, donde en última instancia se define quiénes manejarán las prerrogativas, así como los recursos económicos y materiales del partido, al igual que la capacidad para generar los candidatos locales para los puestos de elección.
De ser cierta esta hipótesis, la cual se fortalece ante el cúmulo de pugnas y de irregularidades denunciadas por los contendientes locales, lo que es posible inferir de inmediato es que un buen número de miembros del partido, y de sus directivas locales, han perdido la visión del proyecto nacional que dio origen al partido mismo, y que planteaba una alternativa clara frente a los procesos de acumulación de riqueza, de entrega del patrimonio nacional a intereses extranjeros, de pérdida de soberanía y de prácticas de corrupción por parte de quienes han gobernado el país en los años recientes.
Fue por ello que el PRD tomó fuerza y ganó posiciones; ese fue el proyecto al que convocó Cuauhtémoc Cárdenas, y que fue aceptado por millones de mexicanos, como una esperanza y una posibilidad real de cambio. Ese proyecto nada o muy poco tiene que ver con el PRD actual, de grupos peleando entre sí para ver quién se queda con camionetas, celulares y oficinas, en un proceso de franco deterioro ideológico, en el que la dirección nacional del partido tiene una muy grave responsabilidad. ƑSerá acaso posible que la militancia del partido retome en un futuro la ética y el entusiasmo de hace una década? Ese es el reto para la nueva directiva.
El otro aspecto importante a tomar en cuenta es lo que hoy sucede fuera del PRD, en la sociedad mexicana, desencantada en lo general con la actuación del nuevo gobierno, que habiendo ofrecido cambio, mantiene hoy las mismas políticas y las mismas prácticas que prometió combatir. Desencanto social que se agrava ante la pobrísima actuación de los partidos políticos, que parecen haberse olvidado de su papel como receptores y correas de transmisión de las demandas populares que reclaman seguridad, empleo y mínimos de bienestar.
El PRD no se ha distinguido mucho de los demás partidos. Fuera de algunas actuaciones aisladas en el Congreso, la participación del partido en los grandes temas nacionales ha resultado irrelevante, cuando no penosa; sus convocatorias luego de la elección de 2000 son inexistentes, su cercanía con el gobierno de Fox, poco clara. ƑSerán acaso estas las razones de molestia del ingeniero Cárdenas, a quien los dirigentes actuales quieren reducir a simple "líder moral", o más aún a "caudillo", con todo lo que ello implica? En las condiciones actuales en que vive el país, en que ninguno de los aspectos torales de la crisis ha sido resuelto y en las que el nuevo gobierno se empeña en mostrar que sus únicos compromisos válidos son los que tiene con el exterior, el liderazgo del ingeniero Cárdenas resulta vital no sólo para el PRD, sino para el país entero, hecho que parecen tener perdido de vista quienes pretenden involucrarlo en confrontaciones de escaso interés.