REPORTAJE

Obligatorio para grandes industrias, el registro de emisiones peligrosas

Tras la pista de la contaminación

La falta de control sobre sustancias de alto riesgo ha dificultado el conocimiento preciso de la cantidad de contaminantes que se generan en México, lo que obstaculiza no sólo el tratamiento de esos compuestos y la elección de los sitios adonde deben ir a parar, sino también la tarea de evaluar cuál es su impacto en la salud de la población y en el entorno ecológico. Para modificar esa tendencia, desde diciembre pasado las 4 mil industrias más grandes del país están obligadas a reportar a las autoridades ambientales toda la información relativa a sus emisiones de contaminantes a agua, aire y suelo.

ANGELICA ENCISO

Unas 4 mil grandes industrias del país deberán hacer pública y reportar a la autoridad toda la información de sus emisiones de contaminantes al aire, agua y suelo. A partir de diciembre se hizo obligatorio el registro de emisiones y transferencia de contaminantes (RETC), el cual de forma voluntaria sólo lo presentaron cien empresas en los últimos cinco años.

De acuerdo con estimaciones de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en el país se emiten al unos 4 millones de toneladas de residuos peligrosos -datos extraoficiales hablan de entre 8 y 14 millones de toneladas-, 12 millones de contaminantes atmosféricos en las cuencas urbanas y 100 mil toneladas de sustancias tóxicas y bioacumulables.

La falta de un registro ha dificultado el conocimiento preciso de la cantidad de contaminantes que se generan, lo cual también ha impedido su tratamiento a-decuado. Se desconoce adónde van a dar los residuos peligrosos. La infraestructura para su manejo es limitada y tan sólo 12 por ciento recibe algún tipo de tratamiento.

El RETC también es un proyecto impulsado por la Cooperación Ambiental de América del Norte (CCAAN). En agosto del año pasado este organismo pidió al titular de la Semarnat, Víctor Lichtinger, que hiciera obligatorio el registro.

A pesar de que el funcionario se comprometió a enviar la iniciativa del RETC al Congreso de la Unión durante el año pasado, esto no ocurrió debido a que la Secretaría de Economía se opuso al considerar que habría un exceso de trámites para las industrias.

En diciembre, el mismo Congreso de la Unión impulsó y aprobó la iniciativa para establecer de manera obligatoria el registro. El RETC incluye un listado de cien sustancias de las que las industrias deberán informar, lo cual coincide con las que reportan Estados Unidos y Canadá.

Con esa información será posible precisar los niveles de cumplimiento de la normatividad y además se prevé que la población tenga acceso a la información, con lo que las empresas se verán obligadas a hacer un esfuerzo para elaborar diagnósticos detallados de sus procesos industriales y además deberán sustituir las sustancias dañinas por otras que afecten menos al medio ambiente.

De acuerdo con el Centro de Estudios para el Desarrollo Sustentable (Cespedes), con el RETC se fomentará la prevención de la contaminación en la industria, aunque a corto plazo representará un costo adicional para las empresas. En un documento de análisis del registro se indica que desde 1995 el Consejo de Ministros de la CCAAN decidió crear el inventario de emisiones contaminantes de América del Norte, para ayudar a que el público tuviera mejor comprensión sobre la emisión de contaminantes en la región.

Actualmente se trabaja en la armonización de las bases de datos para que sea posible hacer comparaciones, facilitar la cooperación técnica y brindar a la sociedad información acerca del desempeño ambiental de la industria.

Veneno sin control

El RETC proporciona información sobre las clases, la ubicación y las cantidades de sustancias liberadas en sitio y transferidas fuera de las plantas industriales. "Muchas empresas también usan los datos para informar a la ciudadanía sobre su desempeño ambiental", señala la CCAAN.

Agrega que el seguimiento de las sustancias ambientales "preocupantes" mediante el RETC es fundamental para elevar la calidad medioambiental, aumentar la comprensión de los ciudadanos y los industriales sobre las clases y cantidades de contaminantes químicos emitidos. Destaca que los beneficios del registro se derivan de la exposición pública de su contenido.

De acuerdo con información del Instituto Nacional de Ecología (INE), organismo desconcentrado de la Semarnat, de las 4 mil plantas industriales más grandes del país unas cien presentaron de manera voluntaria su registro en los últimos cinco años.

El organismo destaca que toda la población es susceptible de recibir los efectos de esta contaminación, que se expresa como impacto ecológico y degradación de recursos hídricos, riesgos de salud y contingencias ambientales.

En América del Norte se desarrollan dos sistemas de RETC. En Estados Unidos se realiza el inventario de emisiones tóxicas y en Canadá el inventario nacional canadiense de emisión de contaminantes.

En Estados Unidos desde hace diez años se publican almanaques en los que las industrias dan a conocer la información de sus emisiones contaminantes por entidad. El primer efecto que esto tuvo fue que se comenzó a presentar una competencia entre las empresas para invertir en tecnología y disminuir sus emisiones, ya que buscaban ser más limpias, detalla el INE en un análisis.

En México, desde 1996 empezaron las acciones para establecer el RETC en forma voluntaria, por lo que se formó el grupo nacional coordinador, con la participación de organizaciones, industriales y gobierno. El primer paso fue identificar las sustancias que formarían el listado, para lo cual se tomaron en cuentas criterios de toxicidad ambiental, el potencial para causar daños a la salud y al ambiente, si son bioacumulables, si quedan almacenadas en los tejidos grasos y si son degradables.

Uno de los objetivos del registro fue integrar una sola base de datos para seguir la pista a las sustancias desde el momento en que entran a la planta industrial hasta que salen.