Lunes 1 de abril de 2002 |
Semanálisis El que sigue n Horacio Reiba |
El DT del Puebla se
llama ahora Miguel ángel López y es argentino. ¿Lo
recuerda usted? En Independiente, formó con Garisto una
formidable pareja de centrales cuando los Rojos de
Avellaneda eran monarcas inamovibles de la Libertadores,
allá por los primeros años setenta. Ya como entrenador,
haría campeón mexicano al América de 1984-85, antes
que una derrota ante la Franja, en cuartos de final de la
Liguilla 86-87, le costara el puesto. Después ha rodado
por múltiples equipos, incluidas las calamitosas Chivas
del 89-91, un Veracruz a punto de descenso (toquemos
madera) o el Toluca todavía insulso del Verano del 96;
el último fue hace par de años, un Celaya metido ya en
esa danza de técnicos que al parecer no cesará hasta
que dé con sus huesos en Primera A. ¿Dónde anduvo
desde entonces este Zurdo, partidario confeso del futbol
defensivo? Pues ahí nomás, rondando
"candidatos" y esperando detrás de la puerta
la consumación de caídas inminentes como la de Boy, que
se marchó ufano y repartiendo sonrisas, bien apretando
en el bolsillo su cheque de liquidación. Igual que
Tomás, el argentino sabe a lo que viene y el destino de
la Franja le importa tres pepinos. Pero la culpa no es
suya, sino de una directiva incapaz de romper las
inercias que separan a un equipo digno -ya van quedando
pocos- de estos desvencijados carruseles de feria para
entretener incautos. Cruz Azul. A José Luis Trejo el nivel de incompetencia le llegó pronto, incapaz de romper la Abreudependencia de su equipo, de controlar sin bajas tantos egos enfermos de estrellitis, y de entender que en un club grande los novatos nunca pueden ser mayoría, porque sin una estructura sólida que aloje y moldeé sus virtudes lo único que se logra es lanzarlos al oleaje sin mapa y sin brújula. Total, que del enorme Cruz Azul de la pasada Copa Libertadores queda un once desabrido y trotón, con presuntas figuras incapaces de demostrarlo y chicos que corren y luchan sin orientación ni sentido. Dadas las condiciones, el sábado se podía apostar al empate. Y empate fue, aunque no podemos negar que las peripecias del partido entretuvieron al numeroso público y lo reconciliaron con Coimbra justo cuando empezaba a renegar de él. En cuanto al Zurdo, digamos que está en observación, como el equipo todo. Ahí viene Italia. El miércoles, sólo dos de los mundialistas para JapónCorea no vieron acción -uno de ellos México-. Y todo mundo está intentando sacar conclusiones. Entre las más inquietantes, la buena forma que lució Italia en su visita a Leeds. Maniató con ejemplar dedicación a la Inglaterra titular del primer tiempo -impresionante el dispositivo para asfixiar a Owen, metido en una jaula portátil que lo mantuvo alejado del balón y del área-, y liquidó el duelo cuando Eriksson empezó a mover gente hasta desfigurar a su equipo por completo. Más que la victoria en sí, impresionó la solvencia de una defensiva hecha de relevos y coberturas sin la mínima fisura, y la tremenda calidad de Totti en el armado y el temible Montella adelante. Este puso en el ángulo un golazo de bandera, y rompió el 1-1 ofreciendo una escueta lección de cómo ejecutar penalties. Y el optimismo -que para nosotros no lo es tanto- cunde también por Ecuador, luego de ver cómo su selección daba cuenta de Bulgaria (3-0) con dos goles de Iván Kaviedes (por cierto, ¿cuántos jugadores desechados por el Puebla están ahora mismo en la cresta de la ola?). La única noticia reconfortante dice que Croacia fue abucheada tras empatar sin goles en casa con la modesta Eslovenia. En este mundo no se consuela el que no quiere. |