Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 31 de marzo de 2002
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Política

Guillermo Almeyra

Israel, los mitos y el imperio

Israel aplica a los palestinos una política colonialista clásica, de opresión y matanza masiva de civiles, combinada con el apartheid y con el terrorismo de Estado. Ariel Sharon (juzgado en Bruselas por las matanzas de Sabra y Chatila) no sólo lamenta no haber matado a Yasser Arafat sino que también declaró al gobierno francés: "estamos haciendo lo que ustedes en la guerra de Argelia, sólo que nosotros nos quedaremos" en los territorios ocupados. Hay que recordar al respecto que la guerra colonialista contra la liberación argelina costó un millón de muertos y gran cantidad de atentados terroristas contra los colonos franceses... Los gobiernos árabes son cómplices por omisión de esa política suicida y engendradora del terrorismo ciego contra blancos civiles israelíes. Lo son por sumi-sión a los mandatos del gobierno de Washington, que respalda por todos los medios el colonialismo, el apartheid y el terrorismo israelí.

Parte de la campaña de intoxicación de la opinión pública mundial por los aparatos de guerra de inteligencia que alimentan con falsedades los medios de desinformación estadunidenses consiste en tratar de anclar en la cabeza de la gente, a la Goebbels, repitiéndolas hasta el cansancio, las siguientes falsedades:

1. Israel representaría a todos los judíos del mundo y Sharon representa a Israel. Lo cual es mentira, pues una parte importante de la diáspora judía condena la guerra genocida de Sharon, y en Israel mismo una minoría valerosa de ciudadanos israelíes judíos y todos los israelíes árabes (un 20 por ciento de la población) se movilizan por la paz.

2. Los palestinos -y los árabes en general- son violentos por su misma constitución genética, su cultura y su historia y quieren borrar del mapa a Israel, que defiende como puede su existencia.

Lo cual es una infamia racista y una mentira histórica, pues los palestinos reconocen a Israel lo mismo que los árabes. Israel ha expulsado de sus casas y sus tierras a millones de palestinos y ocupa parte de Siria y la mayor parte de Palestina, mientras incursiona brutalmente cada día en los territorios que dice haber desocupado y también en el Líbano, y los palestinos, pertrechados a lo sumo con armas ligeras, no amenazan en nada la seguridad nacional del Estado militarmente más fuerte del Cercano Oriente, poseedor de bombas atómicas y poderosamente armado por Estados Unidos.

3. Israel enfrenta el terrorismo y debe defenderse. Israel ocupa, mata, destruye, humilla cotidianamente a todo un pueblo, asesina civiles, niños, ancianos, aniquila la economía y la infraestructura de los palestinos, los condena a la desocupación, el hambre, la miseria, la desesperación, el terror diario. Eso ha sido denunciado por los valientes reservistas israelíes que, con ese motivo, se niegan a participar en la ocupación. Israel llena de colonos racistas y fascistas los territorios ocupados, rechaza sistemáticamente las resoluciones de Naciones Unidas, destruye los edificios y servicios públicos construidos por la Unión Europea para aliviar la situación de los nativos oprimidos, convertidos en un bantustán y amenazados de expulsión masiva de su propio país. Israel pretende decidir quién debe ser dirigente palestino, matando a quienes le parecen un obstáculo. Un Estado poderoso, totalitario, emplea todos los medios a su alcance para sembrar el terror, aniquilar la identidad de los palestinos, destruirlos como pueblo. Esa es la causa de fondo de la extensión del terrorismo de los desesperados, de los humillados, que no encuentran apoyo en los gobiernos árabes y no ven otra solución que gritar "muera Sansón con todos los filisteos", o sea el suicidio y el racismo como respuesta al racismo de Estado. Si Israel quisiese realmente reducir el terrorismo de los grupos fundamentalistas debería abandonar su terrorismo de Estado, retirar sus tropas y sus colonos, permitir el retorno de los palestinos expropiados y expulsados, e indemnizar a los palestinos por los daños y los terribles efectos sociales y mentales de su ocupación.

4. Israel hace la guerra para lograr la paz y quiere hacer pagar caro los actos de terrorismo de los grupos fundamentalistas palestinos. Otra mentira, porque la paz se logra negociando con los dirigentes del adversario. En realidad Israel siembra el odio racial contra los árabes y, por consiguiente, el odio racial contra los judíos. Transformado en un búnker agresivo, se convierte también en un gigantesco gueto y pone a todos los israelíes judíos ante la disyuntiva de asesinar o de ser asesinados.

5. Israel es un factor de civilización y de defensa de Occidente. En realidad es una punta de lanza de la política imperial de Washington, un potente sembrador de barbarie a escala regional y mundial, tal como lo es Bush, y su grupo oligárquico. Si el pueblo israelí y los judíos no racistas y conscientes de todo el mundo quieren convivir en paz con los árabes, deben encerrar en manicomios a Sharon y su camarilla y hacer lo que hizo Francia en Argelia: firmar la paz de los bravos, retirarse de la colonia que martirizan.

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