Obra representada por la legendaria compañía
alemana Talia Theater
Infierno, el libro del alma recrea a un Dante
Alighieri atormentado por su propio drama
Asistencia masiva durante la primera función
en el Jorge Eliécer Gaitán, de Bogotá
Partituras del compositor de los filmes de Kusturica
hicieron el aporte auditivo
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
Santafe de Bogota, 28 de marzo. En fenómeno
masivo -en el contexto de las elites que en todo el mundo representan los
consumidores culturales- se convirtió en la primera representación
en esta capital de Infierno, el libro del alma, basada en la
Divina Comedia, de Dante Alighieri, y dirigida por el esloveno Tomaz
Pandur.
Esta obra, traída por la legendaria compañía
alemana Talia Theater -fundada en 1843-, parte del universo creado por
Dante, pero en realidad es una versión desarrollada por Pandur en
colaboración con Livia Pandur.
Largas filas para conseguir boleto y para ingresar pese
a ya tenerlo, reventa, caras largas y hasta de angustia para quienes no
pudieron entrar, se observaron anoche a las afueras del Teatro Jorge Eliécer
Gaitán de la vieja zona centro de esta ciudad, cuya tranquilidad
en estos días santos hace olvidar por un momento las turbulencias
del país: militarización, paramilitarización, guerrillas,
narcotráfico, inseguridad y la sospecha de ciertos sectores de que
los resultados de las próximas elecciones nacionales podrían
exacerbar aún más los ánimos.
Fusión de una idea medieval y lo moderno
Los privilegiados que ocuparon las mil 700 butacas de
la sala (más las decenas de sillas de plástico colocadas
en los pasillos) pudieron ver, previo cierto caos organizativo del arranque,
un infierno en el agua, cuyo mayor aporte podría ubicarse en lo
visual, gracias a la escenografía de Marina Hellman, quien fusionó
la idea medieval del infierno con recursos contemporáneos:
Un
chapoteadero-escenario rodeado por tres niveles, circulares, de balcones
plateados y con paredes corredizas; dos largas escaleras metálicas,
una góndola veneciana, actores semidesnudos o con capas negras que
lo mismo se sumergían o ascendían a los pasillos, un túnel
oscuro e insondable, lluvia y la dicha muy subjetiva de observar a Dante
Alighieri en escena.
Un Dante contado en su propia historia e infierno, acompañado
por el filósofo Virgilio y en una puesta en la que también
tuvo cabida la figura de su amada Beatriz Portinari. Un Dante atormentado
por su propio drama: personal, creativo, existencial.
Pero el aporte también fue en lo auditivo: un ensamble
de tuba, chelo y percusiones, un coro sacro, una mezcla de cantos estridentes,
música balcánica étnica y ritmos contemporáneos.
Son piezas creadas por el bosnio Goran Brecovic, compositor de los filmes
de Emir Kusturica.
Viajar por la propia conciencia: Pandur
No obstante que el efecto dramático logró
transmitirse en buena medida, quedó la sensación de que éste
pudo ser mayor de haberse cuidado la traducción simultánea
en pantalla, la cual adoleció de cortes y asincronía.
Sin embargo, plantea el Thalia Theater: ''Para Dante (el
infierno) era un buen lugar para conducir a sus rivales y a los hombres
de su tiempo, a quienes juzgaba de un modo implacable. Pero en este Infierno,
el libro del alma, de Tomaz Pandur, los destinos no pertenecen a la
Florencia del siglo XIV, sino a la Europa del siglo XX, ya sea Hamburgo
o Belgrado.
''El viaje no presenta una versión mítica
y alucinante de la guerra de los Balcanes. Y también la mirada de
Pandur se proyecta sobre los culpables de los genocidios, que deben ser
enviados a las ardientes pailas del infierno."
La acotación a lo anterior sería que esa
referencia contemporánea no se apreció con claridad, o por
lo menos quedó marginada ante las peripecias de Dante Alighieri.
Aunque cabe aclarar que esta puesta es parte de una trilogía que
incluye Purgatorio y Paraíso, las cuales acaban de
estrenarse en Hamburgo, sede de la compañía Talia Theater.
Una declaración de Pandur a la prensa colombiana
podría poner las cosas en su lugar. ''El infierno, el purgatorio
y el paraíso no son lugares a los que la gente va después
de la muerte sino que son estados de la mente. Cada uno vive esos tres
estados cada día. No quiero traducir una obra literaria sino llevar
a la gente en un viaje a través de sus conciencias".