José Cueli
Expendio de talentos
Al prepararme para las vacaciones de Semana Santa, merodeaba por un mercado sobre ruedas en los alrededores de Neza, cuando me encontré un puesto cuyo letrero atrajo mi atención, pues rezaba: ''Expendio de talentos". Sorprendido me dirigí a comprar unos fragmentos de talento y me asomé a la mesa para ver la mercancía y descubrí a un carnicero que empuñaba un enorme cuchillo y despachaba con singular desparpajo sesos, lengua y riñones al natural o en quesadillas adobadas con chile verde.
El carnicero ofrecía su mercancía entre albures y chispazos cargados de humorismo. La burda y a la vez fina ironía de aquél, ataviado con un enorme mandil verde bandera, paliacate rojo a la cabeza y camisa blanca, en su aparente tono de frivolidad dejaba traslucir la creatividad, la desesperanza y el impulso vital -coraje- presentes en los verdaderos talentos.
Mientras esto ocurría en Neza, en la ciudad de Monterrey se efectuaba la Conferencia Internacional de la Organización de las Naciones Unidas sobre la Financiación para el Desarrollo a la que asistieron 74 mandatarios y delegaciones de muchas de las naciones representadas en la ONU, foro cuyas conclusiones resultaron no sólo poco alentadoras sino más bien preocupantes en extremo, aunque a decir verdad -ahí sí- no tenemos porque sorprendernos. El otro ''expendio de talentos" de la reunión de Monterrey no hizo sino dejar las cosas como están.
Los ricos seguirán siendo los ricos que imponen las condiciones de negociación, de ayuda irrisoria y hasta ofensiva para los países pobres que seguirán tan pobres. Y para ilustrarlo baste recordar la cifra de 5 mil millones de dólares ofrecida por Estados Unidos y las declaraciones de George W. Bush sobre los requisitos que se exigirán a los países susceptibles de recibir apoyo; requisitos que tomarían varias décadas (?) en alcanzarse (democracia, cambios estructurales y consolidación del estado de derecho).
Parece que los ''talentosos" y poderosos sabios de la reunión prefirieron cachondearse y entrar al regateo del juego de la lengua y se les olvidó reflexionar sobre su real responsabilidad en las alarmantes cifras de la hambruna que campea sobre el planeta.
Mucho se habló de tratados de libre comercio en un mundo que se presume globalizado, pero en el que realmente lo globalizado es la miseria y lo único que circulará sin fronteras es el hambre y la desesperación de millones de seres humanos.
No habría estado de más que los políticos y sus asesores hubieran pasado al puesto de don Nicanor -y de otros- el carnicero del mercado de Neza a comerse unos tacos de lengua y sesos para ver si se contagiaban del humor, la creatividad y la rabia por hambre que tiene ese lenguaje que no entienden. Y es que son dos modos de ser antagónicos con diferente percepciones y simbolización del mundo.