Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Miércoles 27 de marzo de 2002
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Cultura

Puesta en escena basada en el best-seller de Patricia Lara, Premio Planeta de Periodismo

Mujeres en la guerra aborda el dolor de un conflicto impuesto por hombres

Directores de Argentina, Canadá, Colombia y Yugoslavia debaten en Bogotá sobre ese flagelo

Mujeres y niños colombianos ''son los que pagan el pato, los que no son ni agua ni pescado''

ARTURO JIMENEZ ENVIADO

Santafe de Bogota, 26 de marzo. Varias obras de diferentes países que son representadas en este octavo Festival Iberoamericano de Teatro abordan de manera directa o indirecta la guerra. Además, se desarrolla un coloquio sobre el tema en el que participan directores de Yugoslavia, Colombia, Argentina y Canadá.

Una de ellas es la obra colombiana Mujeres en la guerra, que recrea tres historias sobre una realidad dolorosa: la de una ex guerrillera del Ejército de Liberacion Nacional (ELN) y el M-19; la de una desplazada por los paramilitares, y la de la esposa de un militar honesto y a la vez madre de tres guerrilleros, uno de ellos Carlos Pizarro, asesinado hace una década, cuando ya había depuesto las armas.

Estas mujeres, cuyas historias son contadas y ''vividas" por la actriz y directora Carlota Llano -quien además interpreta varios cantos- atrapan al público propio y extraño pese a la austera escenografía y a cargarse más hacia la narración que a la acción, en una modalidad llamada por algunos ''teatro de relato".

Conversar antes de matar

Dirigida por Fernando Montes, esta puesta se basa en el best- seller local Las mujeres en la guerra (Premio Planeta de Periodismo 2000), de la periodista Patricia Lara, la cual a su vez se apoya en la entrevista para relatar, en primera persona y desde diferentes puntos de vista, 10 experiencias femeninas en torno del actual conflicto colombiano.

''Si antes de empezar a matarnos tuviéramos la oportunidad de conversar, si fuéramos capaces de ver al ser humano que hay detrás del hombre armado de enfrente, si pudiéramos comunicarnos, pararíamos la guerra y rescataríamos al país", dice Dora Margarita, la ex guerrillera que se deja acompañar por el espectador en su tránsito del idealismo y la esperanza hacia la desilusión.

Margot, esposa de un almirante y madre de tres combatientes, confiesa con entereza después demujeres que dos de sus hijos han sido asesinados:

''El Señor me dice que la vida no es fácil, que hay que tener coraje, que a eso venimos."

Mientras Juana, madre desplazada por los paramilitares, mujer llena de vida y de fuerza pese a tener que salir del casi paraíso que le representaba su finca y sufrir varias peripecias hasta llegar a los barrios marginales de Bogotá, resume con espeluznante lucidez:

''Yo sólo le pido a Dios que me deje vivir hasta que mis hijas se puedan defender solitas, y le pido que haya paz en el país, y que se acaben los grupos armados; ellos son los del conflicto, pelean por el poder. Pero los que pagamos el pato somos los que no tenemos que ver con eso. Los que no somos ni agua ni pescado."

Gabo, entre los pacifistas

En su libro, Patricia Lara expresa sin rodeos: ''Las mujeres en la guerra es la colección de verdades distintas y subjetivas que, al entrecruzarse, disparan el conflicto. Pero este libro no muestra las verdades de los hombres, que son los que hacen la guerra, sino la verdad de quienes la sufren: las mujeres y los niños".

Cuando Planeta decidió otorgar el galardón a Lara, argumentó que su libro es ''ejemplo de periodismo literario o nuevo periodismo". Mientras, del testimonio de las 10 mujeres destaca su ''sinceridad nada frecuente".

Hacerlas hablar así fue también virtud de la periodista, quien pregona con el ejemplo, como en su ''Dedicatoria para hombres que no hacen la guerra", uno de los cuales es Gabriel García Márquez: ''A Gabo, por comprarme la revista (Cambio 16) y haber podido, sin ella, tener la paz para escribir este libro".

Pero Patricia Lara es más sincera y directa todavía: ''Las mujeres no estamos hechas para la guerra. Así lo demuestra este libro. No nos sentimos cómodas en ella. Ni siquiera se sienten así las tres guerreras que hablan aquí: Dora Margarita, antigua guerrillera del ELN que se pasó al M-19 y se aburrió de la guerra; Olga, comandante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), jefa internacional de ese movimiento, mujer de Raúl Reyes, con quien tiene una hija, y La Chave, antes simpatizante del ELN y ahora responsable del área social de las Autodefensas. A ninguna le gusta la guerra".

Y concluye, de modo tan espeluznante como Juana: ''La guerra nos la están imponiendo los hombres con su ambición de poder, su necesidad de sentirse ricos y fuertes, y de afirmarse como machos".

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