Carlos Fazio
Fox, Reich y el PPP
Otto Juan Reich, subsecretario asistente de Estado para
el Hemisferio Occidental, tiene trabajo seguro por un año. Pero
dado el caso de que no sea ratificado en su cargo por el Senado de Estados
Unidos y entre en el desempleo, el presidente Vicente Fox podría
ofrecerle chamba en México. Un puesto ideal -para el cual,
sin duda, ya deben estar movilizados los cazadores de talentos de Los Pinos-
sería que el Presidente delegara en Reich la administración
de la política del "changarrismo social" del Plan Puebla-Panamá.
Y ya aquí, por si se ofrece, este "hombre honorable" -como lo llamó
su jefe, Colin Powell- podría darle una mano al canciller Jorge
Castañeda en relación con la nueva "cartera" para derechos
humanos en Cuba, encargada a Mariclaire Acosta.
Vamos. Reich es un hombre cantado para esa función.
Porque entre sus cualidades, además de ser un mentiroso empedernido
-dado que en los años del reaganismo trabajó en una oficina
de desinformación de la opinión pública monitoreada
por la CIA-, el fundamentalista Reich es vicepresidente de Worldwide Responsible
Apparel Production, empresa vinculada con la industria textil y de zapatos
en Estados Unidos. Es decir, otra de sus especialidades es supervisar los
procesos de evaluación de las industrias maquiladoras de esos ramos.
En el plano retórico, formal, la WRAP, compañía creada
en junio de 2000, se supone que debe contrarrestar cualquier actividad
de superexplotación en las industrias textilera y zapatera. Pero,
según denuncias, está haciendo exactamente lo contrario.
Cuando en vísperas de la cumbre de Monterrey el
presidente Fox volvió a insistir en que "los inversionistas tienen
la mesa servida en México", en la neohabla de Orwell estaba afirmando
que los dueños de las maquiladoras podrán encontrar aquí
las mejores condiciones para la sobrexplotación del trabajo, incluida
la "ventaja comparativa" de salarios bajos y sin prestaciones. A eso, la
WRAP puede adicionarle un elemento no tan desarrollado en México:
la explotación del trabajo infantil.
La Worldwide es un apéndice de la American Apparel
and Footware Association (Asociación Estadunidense de Confecciones
y Calzados) que monopoliza 80 por ciento de la producción de ropa
y zapatos en Estados Unidos. De acuerdo con denuncias, la guía por
la que se conduce la compañía son las actividades y legislaciones
antisindicales.
A ciencia cierta no se sabe qué hace Otto Reich
metido en la industria textil, porque sus industrias favoritas siempre
han sido las del alcohol, el tabaco y las armas. El hombre amasó
fortunas como lobbista de las trasnacionales Bacardí-Martini
(la ronera que preside Cutilla, patrocinador de la Helms-Burton, el engendro
extraterritorial conocido también como ley Bacardí),
Lockheed Martin (fabricante de los aviones F-16) y la compañía
cigarrera de Virginia American Tobacco.
Según el periodista Alex Dubró, la WRAP
es un "programa ficticio" de la industria de confecciones, fundado con
el fin de socavar el creciente movimiento en contra de la sobrexplotación
de los trabajadores de las maquilas y alejarlo de la observación
legítima externa. Dice que Reich se incorporó al proyecto
desde un principio y se asoció en una operación en la que
se combinan algunos desagradables elementos de la guerra fría
?como Joaquín Otero, ex miembro de la AFL-CIO y estrella del
Comité de Trabajo para una Cuba Libre en 1990? con un nuevo enfoque
impulsado por relaciones públicas, que se propone mantener la producción
de las maquilas en condiciones de explotación no sindicalizadas.
El objetivo de la WRAP, según Dubró, es
crear una red mundial que supervise las condiciones de trabajo en las fábricas
de confecciones de todo el orbe, a través de un fondo internacional
de derechos laborales que formará los cuadros de las organizaciones
sindicales ali-neadas con partidos de extrema derecha.
Una buena puntada de Fox sería asociar a Reich
y la WRAP con la red de maquiladoras del Plan Puebla-Panamá (PPP).
De paso, le liberaría carga de trabajo a Florencio Salazar, ejecutivo
del PPP, ocupado ahora con los corredores carreteros multinodales dirigidos
hacia el mercado de Estados Unidos y las labores de infraestructura energética;
rubros, a su vez, que beneficiarán por la vía del subsidio
oficial -cuyos recursos saldrán del bolsillo de los contribuyentes-
a los dueños extranjeros de las maquilas. "La mesa servida de los
inversionistas" (Fox dixit).
Una actividad menos conocida de Reich, definido como un
anticomunista compulsivo, es su cargo de embajador alterno de Estados Unidos
en la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra (1991-1992).
Sin duda, un exabrupto de la administración Bush (padre), dada la
participación de Reich en la guerra sucia en Centroamérica
y sus conocidos nexos con los terroristas Orlando Bosch, Luis Posada Carriles
y Félix Rodríguez. Con Reich en Ginebra, Washington exacerbó
su política anticubana.
Por eso, hoy que Jorge Castañeda se ha subordinado
a los dictados de la Casa Blanca y el Departamento de Estado, Reich podría
convertirse en un asesor útil.